Crítica de ‘A Real Pain’, película con Jesse Eisenberg y Kieran Culkin
La segunda película dirigida y escrita por Jesse Eisenberg sigue a unos primos que deben cumplir el último deseo de su difunta abuela.
El pasado siempre es doloroso o nostálgico. Parece no haber un medio en esta cuestión. A Real Pain, la segunda película de Jesse Eisenberg, quiere hacer lo correcto. Explicar el presente entendiendo lo que ya paso. Habrá quienes digan que no, pero el mundo anterior transitó contextos muchos más duros que el de nuestros tiempos. Especialmente si hablando de la salud mental. El actor, ahora guionista y director, toca la superficie de estas ideas en esta road movie.
A Real Pain sigue a dos primos, Benji (Kieran Culkin) y David (Jesse Eisenberg), ambos de descendencia judía, que deben cumplir el último deseo de su abuela quien recientemente falleció. Ella les dejo un dinero exclusivo para que hagan un tour por Polonia con el fin de que ambos conozcan más de dónde vienen. Benji y David antes eran muy unidos, pero a medida que fueron crecieron se convirtieron en distintas personas. David es un hombre serio, sin muchas palabras, trabajador, con familia y es reciente padre. Benji es todo lo contrario, no sabe qué hacer con su vida, vive en el sótano de sus padres y tienen una inestabilidad emocional muy presente. Esto mismo ha empeorado desde la partida de su abuela ya que ambos eran muy cercanos.
La película escrita y dirigida por el actor de The Social Network termina siendo un relato bastante simple y lineal. Uno muy cómico, en el que Kieran Culkin se roba la pantalla constantemente siendo imprevisible. Los más fanáticos de Succession sentirán por momentos estar viendo al mismísimo Roman Roy. Jesse Eisenberg, por su parte, también hace lo que mejor sabe. Hacer del típico personaje que esta siempre incomodo. Por momentos, ambos terminan siendo la mitad de una persona. Una examinación a la vida judía moderna.
A Real Pain es una película que termina siendo una historia bastante tierna y amigable. Con una corta duración hace que la cinta se sienta correcta. Sí es cierto que la película podría haber arriesgado un poco más. Finalmente, lo personaje no parecen transformarse mucho. Ver caminando a los personajes por monumentos, viejos pueblos o incluso, por campos de concentración, resultan tener poco impacto en lo que vemos. Pero, siendo justos, nunca es el propósito de la película. Incluso, para el final, ambos quieren tener un lindo y significativo gesto para con su abuela en la casa en la que se crio. Rápidamente alguien les niega cumplir con eso.
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«¿Mi dolor es importante?», se pregunta y responde a si mismo el personaje de Jesse Eisenberg. Para evitar desequilibrar su vida con cosas que no considera urgentes como la salud mental. Se justifica sintiendo culpa por ser un afortunado y no pasar por lo que vivieron sus antepasados. Pero, por eso mismo envidia tanto a Benji, ya que, aun con sus problemas, parece ser un tipo libre ya que pone primero su dolor. Es simpatico, amigable y se gana a cualquiera.
Benji, al mismo tiempo, envidia a la vida ordenada de su primo. Odia que David no pueda vivir como se debe, con pasión. Como si todo se tratará de experiencia. Es por eso que el dolor real. al que hace nombre la película, son los problemas de ambos. Solo estando juntos es que logran entender cuáles son las piezas faltantes en su vida.
Una cosa que me gustó bastante es la obsesión que tiene el personaje de Kieran Culkin con los aeropuertos. Benji descubre que le gusta estar en la sala de espera de los aviones. Estar rodeado por gente extraña en movimiento constante, le transmite paz. Es un flujo que nunca para. Todos estamos corriendo por lo mismo, no estamos solos. Habrá gente con situaciones mejores y peores, pero nunca se detienen. La vida sigue y hay que seguir.
Nuestra puntuación de la película
3.0 out of 5.0 starsFicha técnica
- A Real Pain (2024)
- Dirección: Jesse Eisenberg
- Guion: Jesse Eisenberg
- Elenco: Jesse Eisenberg, Kieran Culkin, Will Sharpe, Daniel Oreskes, Jennifer Grey, Kurt Egyiawan, Liza Sadovy, entre otros
- Fotografía: Michal Dymek
- Edición: Robert Nassau
- Duración: 1 hora 30 minutos
- Nuestra opinión: Buena