No hay peor cosa para una obra que no ser discutida. Una película es una película cuando alguien la ve, y una cinta es buena (o mala) cuando alguien la piensa. Sin eso, es la nada misma. Ahora, la indiferencia es peor temor de un largometraje. Los memes, chistes y buscadores de likes en twitter van y viene. Al contrario de lo que varios buscan terminan regalando notoriedad, pero la desestimación y el desafecto es el exilio de una creación. Una ida sin retorno. Megalopolis, de Francis Ford Coppola es – lamentablemente – una historia aburrida que se cree más interesante de lo que es. Una fábula sin emociones, osea, una antifábula.
Megalopolis es una película de ciencia ficción que trae al imperio romano a nuestra actualidad. Situada en la ciudad de Nueva Roma (una adaptación romana de Nueva York) sigue a Cesar Catilina (Adam Driver), un brillante y carismático artista que ve venir la caída de su nación (paradójicamente, una especie de Elon Musk). Para eso, impulsa la construcción de una nueva ciudad, soñando con un futuro utópico para la sociedad. Esto no les gusta mucho a las élites que gozan de tener el control y poder. El más angustiado por la popularidad de Cesar es alcalde Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito). Pero, hay otros que ven algo genuino en su trabajo. Entre ellos está la hija del alcalde Julia Cicero (Nathalie Emmanuel), que tendrá su lealtad dividida entre su padre y su amado.
Inspirado en Things to Come (o Lo que vendrá) de William Cameron Menzies con H. G. Wells, Coppola inició hace 30 años el guion de Megalopolis. Una historia que, a pesar de tener según el director 300 versiones de guiones diferentes, siempre tuvo el mismo fin: todos los caminos llevan a Roma. El pantallazo de la cinta es ese mismo. La historia de la humanidad se repite, solo cambian los actores. Han caido grandes imperios, ¿por qué no caería el americano? Solo hay que meterse en las redes y en cuestión de cinco minutos probablemente la idea de «esto se va a derrumbar», pase por la mente de cualquiera.
El gran problema de Megalopolis no son tantos los efectos especiales, las pobres actuaciones de actores de renombre, las anticuadas situaciones en las que Coppola pone a los personajes o los extraños dialogos. En definitiva, Coppola hizo una película para él -eso queremos creer-. El meollo del asunto es que es una cinta totalmente olvidable. Pocas cosas interesantes pasan. La primera escena de la fiesta es algo para rescatar, pero poco y nada. No hay un plano, una situación, una sensación o una línea que atraviese la pantalla y se te quede en la mente por horas o días. Quizás en 20 años la lectura sea diferente. A lo mejor esta es una obra incomprendida. Quizás el no entender Megalopolis es el vivo ejemplo de que nuestro imperio está a punto de caer. Espero lo primero, no tanto lo segundo.
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Sobre el tema del dinero y los 120 millones de dólares que gastó el director, guionista y productor en esta película no hay nada que decir. Es Francis Ford Coppola, puede hacer lo que se le dé la gana. Ojalá los futuros cineastas dejen un rato de hacer video en TikTok con «estilo cinematográfico» y tomen nota. Porque sí, Megalopolis no ha terminado de funcionar, pero trabajos como este con todo el trasfondo que tienen terminan regalando esperanzas a un mundo que poco a poco está siendo desterrado a la zona de museos. Ya Scorsese lo dijo, no es momento de quedarse de brazos cruzados y quejarse, hay que salir a grabar si se le quiere hacer frente a la situación que atraviesa el cine. Eso hizo Coppola (que además ha tenido que atravesar una serie de acusaciones sobre su modo de trabajo) un hombre que ha tenido todo para perder en varias ocasiones. Quizás sea es el turno de otros que no tienen nada que perder.

Nuestra puntuación de la película
2.0 out of 5.0 starsFicha técnica
- Megalopolis (2024)
- Dirección: Francis Ford Coppola
- Guion: Francis Ford Coppola
- Elenco: Adam Driver, Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Jon Voight, Laurence Fishburne, Talia Shire, Jason Schwartzman, Grace VanderWaal, Dustin Hoffman, entre otros
- Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
- Edición: Cam McLauchlin, Glen Scantlebury, Robert Schafer
- Música: Osvaldo Golijov
- Duración: 2 horas 18 minutos
- Nuestra opinión: Regular