Danny Boyle regresa al universo de 28 Días Después con una decisión técnica que ha llamado la atención de toda la industria: gran parte de 28 Años Después, la esperada secuela que acaba de llegar a los cines, está filmada con iPhones. En esta nota te contamos por qué el director eligió este recurso y cómo impacta en el estilo visual de la saga.
Volver a las bases: una decisión estética y técnica
Para Boyle, filmar con iPhones no es solo una innovación técnica, sino una forma de volver al origen visual y emocional de la saga. Se trata de una elección estética y narrativa. Recordemos que su primera entrega, 28 Días Después (2002), fue filmada con una videocámara digital. Su resolución estándar (480p) estaba por debajo del HD tradicional (720p), lo que le dio una estética cruda, urbana y casi documental. Esa sensación de metraje encontrado (found footage) se convirtió en una de sus principales virtudes..
Además, aquella decisión también respondía a cuestiones de presupuesto y logística. La icónica escena de Murphy caminando solo por Westminster no habría sido posible con un equipo técnico más grande. El uso de cámaras livianas permitió una mayor libertad y agilidad, dando lugar a una de las imágenes más recordadas del cine moderno.

En esta nueva entrega se repite la dupla Boyle–Anthony Dod Mantle como director de fotografía. Este último vio en el iPhone el equivalente moderno de aquella videocámara de 2002. Pero la decisión de usar celulares también responde a una nueva búsqueda visual.
Espectacularidad e inmersión
Una de las características más potentes de esta saga siempre fue su realismo. Las imágenes cercanas, nerviosas, casi improvisadas, contribuían a generar una atmósfera de caos e incertidumbre propia de un apocalipsis zombi.
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En esta ocasión, el equipo quiso llevar esa sensación un paso más allá. Usaron carcasas de aluminio para montar 8, 10 e incluso 20 iPhones grabando simultáneamente. Esta técnica permite capturar acciones desde múltiples ángulos, logrando efectos como el famoso “bullet time” popularizado por The Matrix.

Esto no solo añade espectacularidad, sino que permite crear secuencias frenéticas, con visión de 180°, perfectas para mostrar escenas de acción violenta desde múltiples perspectivas, incrementando la inmersión del espectador.
La comodidad y la estética van de la mano
El dispositivo utilizado fue el iPhone 15 Pro Max, elegido no solo por su portabilidad sino por su capacidad para utilizar distintos lentes que brindan una calidad cinematográfica notable. Más allá de las escenas de acción, se usó para gran parte del rodaje con diferentes configuraciones de cámara, adaptándose a cada necesidad estética.
Además, la película adopta una relación de aspecto de 2.76:1, la misma que utilizan los largometrajes en 70 mm. Según Boyle, esta elección ayuda a mantener al espectador en tensión constante: al abarcar una vista tan panorámica, los infectados pueden aparecer en cualquier rincón del encuadre. El resultado es una experiencia visual intensa, envolvente y original.

28 Años Después retoma el espíritu original de la saga, pero desde una perspectiva moderna e innovadora. Usar iPhones no fue una simple ocurrencia tecnológica, sino una decisión narrativa con fuerte sentido estético. Danny Boyle no solo rinde homenaje a sus inicios, sino que demuestra que incluso en tiempos de cámaras avanzadas, lo más importante es cómo se cuenta una historia.