La película de Luca Guadagnino (‘Challengers’, ‘Call me by your name’) abrió el NYFF62.
Se sabe que Luca Guadagnino no es santo de devoción de una gran parte del público, desde la remake de Suspiria, la atractiva Bones and All, la novela de Challengers y la fantasmagórica Queer, se dedica a dividir las aguas. Lo que nadie puede negar es su gran capacidad para provocar. Por si fuera poco, ahora llega con su cinta más controversial hasta la fecha, After the Hunt se siente como una cachetada sobre la cultura de la cancelación, el movimiento de #Metoo y las dinámicas del poder que prepara un terreno de discusión una vez que termina.
After the Hunt sigue a tres personajes que conviven en la Universidad de Yale. Alma (Julia Roberts) es una profesora respetada de una catedra de filosofía; Hank (Andrew Garfield) es otro colega profesor quien tiene una relación especial con la primera; y Maggie (Ayo Edebiri) es estudiante de Alma y su protegida. Luego de una fiesta, Hank y Maggie se van juntos. Al día siguiente, la estudiante aparece en la puerta de la profesora, revelándole que ha sido atacada sexualmente por el personaje de Andrew Garfield. Así comienza un duelo de escenarios imaginaros y de puntos de vista donde la verdad pasa a un segundo plano.
De entrada, la cinta comienza con los créditos a lo Woody Allen, ya queriendo decir algo. Sin embargo, como buen director (que tiene en sus manos un buen guion) la cinta no le interesa ir más allá y posicionare firmemente ante una aburrida y predecible discusión de que es bueno y que es malo. Lo que termina convirtiendo a After the Hunt, en una película desordenada con personajes que se muestran como son, con conversaciones de filosofía de alto nivel, secretos del pasado, en acciones imprudentes, miradas y manos. El director se fija constantemente en las manos, esas que hablan por sí solas cuando se cruzan los limites morales.
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Cuando Maggie se acerca a Alma -el mejor papel de Roberts desde Erin Brockovich o Closer– para comentarle lo sucedido, lo primero que hace es querer desligarse del tema, evidenciando que en un mundo de alta alcurnia poner la mirada en otro lado es mejor. Luego, cuando de a poco vamos entendiendo las intenciones de Maggie que está construyendo una plataforma con este caso (y el poder económico que tiene), ya la mirada es otra. Lo mismo con Hank, quien evidentemente tiene conductas que rozan con lo que se está diciendo, pero que nunca se termina de revelar, y en la pena, busca generar empatía, más allá que eso queda en cada quien. En After the Hunt situaciones como esas se dan constantemente para que la audiencia nunca se termine de casar con alguien.
La cultura de la cancelación y el movimiento #Metoo, por más importantes y nobles que sean, ha sido usadas para beneficios personales. Lo cual es normal, no existen cambios generacionales sin grietas, especialmente cuando las altas sociedades quieren adueñarse moralmente de dichos movimientos. En esta cinta a eso se le suman los choques generacionales de tres generaciones representadas por los tres actores que cuentan pasados distintos pero como la mismas intenciones. Llegar al primer lugar de cualquier manera.
Es fácil refugiarse en los dichos de un director a la hora de diseñar una crítica. Sin embargo, Luca Guadagnino lo deja tan claro que provoca hacer remeras con sus frases, «El corte final lo tiene la audiencia». A la gente le puede gustar o no, pero, en defensa a la cinta, pensar que After the Hunt es aburrida o pobre porque no dice nada, es simplemente no querer ver la película.
4.5/5 = Excelente
Esta crítica forma parte de nuestra cobertura al 63rd New York Film Festival