Luego de El juicio de los siete de Chicago (2020) y el reconocimiento que cosechó Sorkin por su trabajo tanto en dirección como en guión, muchos nos sorprendimos al enterarnos que su próximo proyecto iba a ser Being the Ricardos una biopic sobre los actores Lucille Ball y Desi Arnaz, el matrimonio más famoso de los cincuenta que protagonizó la exitosa sitcom ‘I Love Lucy’.
‘Being the Ricardos’ (2021). Dirección: Aaron Sorkin. Guión: Aaron Sorkin. Elenco: Nicole Kidman, Javier Bardem, J. K. Simmons, Nina Arianda, Tony Hale, Alia Shawkat, Clark Gregg, Robert Pine, Linda Lavin, Jake Lacy, Christopher Denham. Música: Daniel Pemberton. Fotografía: Jeff Cronenweth. Duración: 132 minutos. Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: Muy buena.
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Además de los diálogos rápidos, los largos travelling de pasillos con muchos actores en escena, su experiencia como dramaturgo en teatro, y los guiones profundos, pero a la vez sutiles; existe otro elemento que caracteriza la prosa de Aaron Sorkin: su militancia política. No hay dudas de que muchos de sus trabajos como la serie The West Wing (1999-2006), The Newsroom (2012-2014), o incluso algunos de sus guiones como La red social (2010) o Steve Jobs (2015) cuentan con una bajada de línea con respecto a decisiones éticas y morales, el racismo o incluso las relaciones humanas, todas ellas atravesadas políticamente.
Sin embargo, decir que Being the Ricardos es una biopic, no es del todo correcto. El mismo director aclara que no estamos frente a una representación de la sitcom de los cincuenta, sino que lo que vemos es una semana en la producción del show, que inicia el martes con la lectura del guión de uno de los capítulos y finaliza el viernes con la grabación del mismo frente a la audiencia. La cuestión es que no es una semana cualquiera, sino una especialmente problemática en la que Lucille Ball es señalada por todos los medios como miembro del partido comunista a la vez que enfrenta los constantes rumores de infidelidad de su marido.
Al comienzo del filme hay un diálogo muy corto entre Desi y William Frawley (J. K. Simmons) en donde hablan sobre el miedo al comunismo, reflejando el clima de la época en Estados Unidos. Lucille explica que la razón por la cual se afilió al partido cuando era joven era para hacer feliz a su abuelo que era miembro y que, además, le inculco la importancia de apoyar a los trabajadores en su lucha. Frente a esto, tenemos a su marido Desi Arnaz, hijo del alcalde de Santiago de Cuba que cuenta que tuvo que huir de su país por culpa de los bolcheviques. Claramente, Sorkin además de trabajar en el plano de la historia de amor entre estos personajes, también nos muestra que su sello distintivo aparece nuevamente en esta película en donde lo político funciona como el eje que mueve esa semana en particular. El miedo a estar asociado al comunismo en los años cincuenta en territorio norteamericano, equivale para una actriz como Lucille, a perder su carrera para siempre y arruinar su matrimonio.
A su vez, la película nos permite sumergirnos en los sets de grabación, mostrándonos la intimidad de los pasillos, el detrás de escena, y puntualmente el desafío de ser mujer y trabajar dentro de la industria de Hollywood. Vemos cómo se intentaba conservar categóricamente el estereotipo de mujer de la época, pensado a través de una mirada masculina. Sobre esto último, Sorkin señala en una entrevista que “Lucille era la persona más poderosa en la televisión, aunque no pudiera hacer uso de ese poder, porque cómo ella misma dice en una escena ‘su trabajo es navegar sobre los egos masculinos’»
Quizás, lo mejor del filme es que vemos a esta pareja fuera de sus papeles como Lucy y Ricky Ricardo. Nos muestra otra faceta que va más allá del talento para la comedia. Desi Arnaz fue además de un productor muy inteligente, el primero en armar un sistema de multi cámaras para la televisión, lo cual para la época era un sistema innovador y eficaz que las producciones futuras tomarían. Ambos fueron propietarios y creadores de la productora ‘Desilu’ que sería la encargada de llevar a la pantalla muchísimos programas incluido ‘I Love Lucy’, ‘Los Intocables’ o ‘Star Trek’, entre otros. Luego de su divorcio en los sesenta, la empresa se vendió a otras productoras hasta convertirse en una de las mas reconocidas a nivel mundial: Paramount Television.
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Si bien la historia es sobre un matrimonio, uno de los puntos más importantes en el filme es sobre el drama que conlleva hacer una comedia y en la representación de una Lucille Ball incansable, con el que Nicole Kidman se lleva todos los aplausos. Su actuación nos permite ver y entender a una mujer sumamente inteligente y comprometida con su personaje y su trabajo. Se mueve como una experta ajedrecista sumergiéndose por completo en la historia. Puede leer un chiste en el guión y visualizarlo como si ya estuviera grabado. Su perfeccionismo y puntillismo en el programa exasperaba a mas de un compañero, pero su visión era completa y, como si fuese directora, se adentraba en la trama, el espacio de la escenografía, las cámaras y trabajaba para que el show fuese coherente y divertido.
La película ya recibió algunas de las nominaciones y premiaciones más importantes de esta temporada, con la actuación de Kidman reconocida en los recientes Golden Globes como mejor actriz. Mientras, espera por los Premios del Sindicato de Actores (SAG Awards) en febrero y los Oscar en marzo.