En ‘Finch’, el mundo quedó devastado por una alteración en la capa de ozono dejando entrar llamaradas solares que exterminaron gran parte de los seres vivos en la Tierra. En un mundo desértico donde no se percibe civilidad y las tormentas de arena azotan por minuto, Finch Weinberg (Tom Hanks) es un ingeniero en robótica. Aparentemente el único hombre en el Estado de Misuri, que pasa sus días en un búnker, tratando de buscar comida para su perro Goodyear y de crear un robot capaz de cuidarlo cuando su dueño ya no esté.
La humanidad ha pasado toda su existencia tratando de combatir la soledad. Si hay algo que hemos sido testigos en el universo de la ciencia ficción, no importa cuán devastado este el mundo, no importa contra qué especie estamos luchando, no queremos estar solos. No podemos. Necesitamos la conexión con el otro. Este concepto queda todavía más delineado en un contexto con tintes distópicos donde la muerte parece acechar a toda hora.
¿Acaso quién desearía pasar el resto de sus días solo? En la película ‘Finch’, claramente su corazón radica ahí. Finch es un hombre que podemos percibir que está en la cuenta regresiva de su fin y que su gran motivo para seguir es el cariño a su perro. Pero no solo eso. Sino que este ingeniero se preocupa por el futuro de su amigo canino. Por lo que decide inventar un robot antropomorfo con la máxima de cuidarlo en su ausencia.
‘Finch’ (2021). Dirección: Miguel Sapochnik. Guion: Craig Luck e Ivor Powell. Fotografía: Jo Willems. Música: Gustavo Santaolalla. Elenco: Tom Hanks, Caleb Landry Jones. Duración: 115 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
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Lejos de la espectacularidad que suele ser sello distintivo en este género, esta película suele ser más introspectiva. Esto es porque se apoya en este triángulo de vínculos. Aunque suele haber algunas escenas infundidas de adrenalina, la historia se enfoca en este ingeniero preocupado por la vida de Goodyear y en su lucha con el único enemigo: la muerte. Lejos de opciones clásicas como la verborragia o voz en off para exponer al personaje en films unipersonales, el director opta por explotar lo que Tom Hanks es capaz de hacer: llevar la omnipotencia que genera una escena a solas o en silencios con total humildad y nobleza.
El arte de producción está bien curado, cada detalle funciona como guiño al espectador para realmente adentrarse a esa distopía. Sin embargo, el factor más sobresaliente es el trabajo de Gustavo Santaolalla. Es quien está a cargo de la banda sonora y logra con cada pieza musical acompañar el registro de la historia y este trío de personajes a la perfección.
“Esa es la experiencia humana. No es simplemente imaginar. Es vivir.” Esta es una de las frases que le dice Finch a su robot. El ángulo más interesante de la historia es como este simpático robot (voz de Caleb Landry Jones) aprenderá lo que significa ser humano. Ahí podemos observar un camino real. El viaje que realizan los tres a través de una van rodante para alejarse del peligro y un segundo camino, el del robot a asemejarse a un ser humano. En este viaje podemos notar como la voz del robot se aleja de ese sonido robótico a una voz con color y casi emocional.
Finch está dirigida por Miguel Sapochnik. Quien estuvo a cargo de la dirección de varios capítulos de ‘Game of Thrones’ como “La Batalla de los Bastardos”. Episodio por el cual ganó un Emmy como mejor director y cuenta con la producción de Robert Zemeckis (Naufrágo, Forrest Gump).
Esta ficción futurista poco convencional, cálida e íntima, nos regala al Tom Hanks que queremos, a un trío de vínculos adorable, e invita a reflexionar sobre cómo reaccionamos ante los extremos de la vida, algo que seguro cada uno podrá significarse luego de lo que vivimos como humanidad desde hace ya casi dos años.