‘El Muro Negro’ (‘Brick’), la nueva película alemana de ciencia ficción en Netflix, plantea una idea atrapante y visualmente impactante, pero con un desarrollo narrativo algo predecible.
Todos los meses Netflix estrena películas producidas en distintos países que exploran géneros de forma más jugada que aquellos creados en Estados Unidos. El Muro Negro, de Alemania, escrita y dirigida por Philip Koch, se anima a la ciencia ficción. Y si bien no es una gran película, al menos cuenta con una trama atrapante, que la volvió, apenas se estrenó, a estar en el top ten de visualizaciones en todo el mundo, incluida Argentina. Esta es nuestra crítica de El Muro Negro (Brick).
En el film, que en inglés es simplemente Brick, seguimos a Tim (la estrella alemana Matthias Schweighöfer) y Olivia (Ruby O. Fee), una pareja que decide separarse luego de la traumática pérdida de su hijo en un aborto espontáneo. Sin embargo, apenas la joven junta sus cosas e intenta irse, al abrir la puerta nota que una especie de pared negra compuesta de ladrillos irregulares obstaculiza su salida. Abren las ventanas y ven el mismo panorama. Tratan de romperla pero los objetos son repelidos como si existiera un campo de fuerza.
Así deciden unirse a pesar del momento que atraviesan y con distintas herramientas, se abrirán paso a los departamentos de los vecinos, en forma lateral y también bajando piso por piso, para tratar de encontrar una salida. Se encontrarán con otra pareja, Ana (Salebr Lee Williams) y Marvin (Frederick Lau), además del anciano Oswalt (Axel Werner) y su nieta Lea (Sira-Anna Faal) y se le sumará el misterioso Yuri (Murathan Muslu).
Al menos la primera mitad de la película no queda claro si se trata de un elemento fantástico o una pesadilla para los personajes, pero el interés se mantiene al verlos destruir departamentos para ir buscando pistas. Pero luego, comienza a develarse la trama que es de la más pura ciencia ficción.
Las paredes negras están desarrolladas por una empresa de seguridad, que activa un protocolo de emergencia por el que el edificio queda encapsulado y sus habitantes no pueden salir. Como pista inicial en los primeros minutos, podemos ver cómo esta compañía tiene un gran incendio en su sede. Desde ese momento, la película pierde suspenso, ya que queda determinado que se trata de un relato de ciencia ficción y que todo tiene una raíz tecnológica.
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Una vez develado el misterio, lo más arriesgado que hace el largometraje es que casi todos los personajes que aparecen pierden la vida en accidentes o asesinatos en el edificio y solo queda la pareja protagónica, cuya extraordinaria adversidad logra reconciliarlos. Ellos logran salir del edificio al descifrar códigos secretos en el muro, pero se encuentran con que toda la ciudad de Hamburgo tiene el mismo problema, es decir son libres en una ciudad llena de prisioneros.
A pesar de esta resolución, el relato aún mantiene el interés, sobre todo en la búsqueda que hacen los personajes por soluciones y pistas sobre las causas del encierro y también en las inesperadas muertes de personajes que el espectador está acostumbrado a ver sobrevivir en el cine de Estados Unidos.
Por otro lado, hay que decir que no tiene ninguna profundidad en el plano de las ideas, que si suele aparecer en el buen cine de ciencia ficción. No hay más que causa y efecto y en una estrategia para darle más peso al relato, aprovechan la reconciliación de la pareja central para imprimir algo de emoción, pero sin buenos resultados.
Con ese final abierto, da toda la impresión de que los realizadores detrás del film pretenderán seguir la historia y expandir este mundo ficticio. Ya su primer esfuerzo es bastante convencional y directo, por lo que de continuar la saga seguro dará más entretenimiento, pero también muy pocas sorpresas.
El Muro Negro (Brick) se encuentra disponible en Netflix