Incómoda comedia con toques de drama sobre un extraño hombre con dificultades para socializar.
Craig (Tim Robinson) es un hombre raro, que cae mal en todos lados. Sin una traducción exacta, es «awkward», osea una persona que genera incomodidad en todas partes, que no encaja. Trabaja en una empresa que tiene por objetivo generar más dependencia a las aplicaciones de celulares y vive con su esposa Tami (Kate Mara) que recién se recupera de un cáncer y su hijo adolescente Steven (Jack Dylan Glazer). Este es el protagonista de Friendship y en esta crítica te contamos de qué se trata.
La primera escena nos muestra una terapia de grupo en la que Tami confiesa que enfrenta una gran ansiedad luego de su recuperación y que teme no tener más orgasmos. «Mis orgasmos están bien en mi caso», dice en tono monocorde Craig, tratando de hacer reír, pero fallando en el intento. Toda la película muestra estas conductas, estas respuestas extrañas que tiene Craig: chistes que no funcionan, insultos, decisiones impulsivas. Es un sujeto que no encuentra una forma eficaz relacionarse con su familia y amigos, y ese es el corazón del relato.
Este hombre raro tendrá un gran cambio en su vida con la llegada de un vecino, Austin (Paul Rudd), un meteorólogo que trabaja para el canal de televisión local. Es la antítesis del protagonista: es atractivo, cae bien en minutos y para sorpresa de Craig, le abrirá las puertas de su casa para iniciar una amistad. El problema es que él no puede con su personalidad y en una noche de cervezas comete dos acciones que es mejor no develar en esta crítica pero que generan cringe, vergüenza ajena y provocan el fin del vínculo. Craig quedará a la deriva y caerá en un espiral de errores y acciones que afectarán su relación de pareja y su trabajo.
Tim Robinson es un comediante que ganó seguimiento de culto con su programa de sketches I Think You Should Leave producido por Netflix. Allí se juega con el mismo humor ácido que en esta película, así que para los seguidores de este show la película no será tan sorprendente. El humorista tuvo un paso fugaz por Saturday Night Live (SNL) donde su estilo que juega con la incomodidad no cuajó para el humor más convencional.
Así este largometraje, si bien no está escrito ni dirigido por él, tiene su sello particular y es claro que no hay ningún otro actor que podría jugar en ese límite entre la ternura y la estupidez, entre la impulsividad y la rabia, como lo hace él. Es un artista sin dudas talentoso y que uno espera poder ver en más proyectos.
El film pierde fuerza al no profundizar ni en la incomodidad ni el drama. Se queda a medio camino. Si, hay varios chistes increíbles (el mejor es quizás uno que involucra un sapo alucinógeno) pero no plantea un camino, una solución al problema que presenta. A su vez, si bien Paul Rudd es el otro personaje importante queda algo relegado y actúa más como elemento que hace avanzar la trama.
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Friendship no juzga a Craig, pero tampoco le da un horizonte distinto. No establece que las personas extrañas deben limar sus asperezas para adaptarse al mundo y sin embargo el sabor final es agridulce. No parece una manera sofisticada de transmitirle esa sensación al espectador, sino más bien de un relato al que le falta un tercer acto para madurar estas ideas sobre el aislamiento y la soledad. Es una oportunidad algo desperdiciada pero que muestra el talento del no tan conocido Robinson.