“No es una película deportiva”, plantean Nicolás Branda y Martín Barrenechea, codirectores de la cinta. Esta se basa en las repercusiones de lo que genera la burbuja del espectáculo en sus artífices, con un enfoque más personal. El futbol es la excusa para presentarnos el dilema de Christian Arias (Enzo Vogrincic), futbolista uruguayo con gran proyección en el plano internacional. Tras un accidente en el campo de juego durante un partido importante para la selección uruguaya, lo que parecía ser un sueño se convierte en una pesadilla para el protagonista. Ahora, deberá soportar la presión de los medios y de su familia para rescatar su carrera.
9 hace foco en la prototípica presión a la que un deportista se ve sometido, pero va un paso más allá e incluye el traspaso del límite que conlleva una relación codependiente y laboral entre padre e hijo.
La presión y los límites
En el futbol, la presión externa que sufre el futbolista es ahogante. Cualquier movimiento o acto realizado por el deportista está siendo observado por miles de personas, capaces de destrozar su figura en instantes. La película, en un primer lugar, parece acercarse a este enfoque, pero lentamente se aboca a trabajar más en la presión y el obsesivo control al que Christian Arias está sometido por parte de su entorno, puntualmente de su padre, un personaje estereotipado bajo la idea de una figura paterna que refleja sus sueños y frustraciones en su hijo.
Óscar Arias (Rafael Spregelburd), padre del futbolista, funge como representante del mismo. Su constante malestar sofoca gradualmente al protagonista, quien se ve en una desafortunada búsqueda de apoyo emocional. Él ignora (o aprovecha) el hecho de que sea su hijo, dedicándose al negocio más que a la crianza. Por momentos, su enojo y desproporcionado nerviosismo se convierten en el centro de la película, dándole una explicación a por qué la tristeza del personaje principal va más allá de una situación puntual.
El rasgo más distintivo de su dinámica reside en la actitud de Óscar. La película construye la crítica al padre a través del personaje de Christian, mediante un juego de planos que contrasta sus arrebatos con la actitud desolada del protagonista. 9 se dedica a exponer estos tratos, y de alguna forma, interpelar al hincha común que desconozca u omita esta realidad.
Contrapiés y angustia
El personaje se ve sumergido en un espiral; vaya adonde vaya y haga lo que haga, termina siempre en el mismo lugar. Se aleja de la realidad por momentos, cansado de su alrededor. Sabe que todo lo que lo rodea es artificial, no confía en las intenciones del resto. Todo su entorno está con la cabeza en el traspaso a Inglaterra, pero Christian ni sabe en dónde está la suya.
La película se enfoca en la angustia. Es cruda, incluso incómoda por momentos. El silencio es un recurso casi constante en el montaje, junto con un tono oscuro en la paleta de colores, que acompaña la desolación del protagonista. Es un fiel reflejo de la vida de un futbolista profesional: una burbuja aislada observada por millones. A esto, se le agrega un tinte depresivo.
Lentamente y mediante una relación amorosa, el protagonista irá cayendo de forma irresponsable en los vicios, los excesos y lo “prohibido”. Vivirá, tras años y años de estar encerrado bajo las expectativas de su entorno. “El protagonista empieza a hacer todo lo que el estereotipo del periodista deportivo dice que un jugador no tiene que hacer. Entonces vos descubrís que capaz es lo mejor que puede hacer en esa situación”, declaran los directores sobre dicho lugar de goce y deseo. Aunque incomprendido, es la salida más humana a la angustia reprimida.

Enzo Vogrincic, el “9”
Párrafo aparte para la actuación. Merecidas las actuales alabanzas por La Sociedad de la Nieve, pero no deberíamos dejar de remarcar el trabajo que lleva adelante en esta (infravalorada) película. Parece indicar que un trabajo es consecuencia del otro. La gesticulación trasmite a la perfección la desolación y angustia del personaje, casi sin diálogos. Hay un muy buen uso del lenguaje corporal, que se ve enriquecido por el gran trabajo en el guion realizado por Martín Barrenechea y Nicolás Branca.
Una mirada incómoda
La película es fuerte. De mitad en adelante, se gesta una especia de vibra incómoda. Todos sabemos hacia dónde va el filme, porque no somos exentos de las películas que nos dieron esa misma sensación. En ese sentido, no es original en lo que provoca, pero sí lo es en la forma de trasmitirlo y la historia que cuenta. Su puntapié está basado en hechos reales, pero se distancia en el desarrollo. Se encarga de dar una lección en múltiples sentidos, interpelar y generar un cuestionamiento en el fanático del deporte.
Expone lo obsesivo en lo externo e interno a la burbuja del futbolista, una personalidad complicada de comprender. Algunos son más públicos, otros quieren llevar una vida normal. Otros ni saben lo que es una vida normal, como por ejemplo Christian Arias, quien heredó (involuntariamente) los sueños de su padre. Vemos su asombro y accionar infantil hacia situaciones cotidianas de la vida adolescente. Bien dicho a lo largo de la película, Christian es un niño. Un triste niño que lentamente comprende que no está feliz con lo que hace, pero sabe que no tiene ni voz ni voto respecto a ello. O al menos nunca tuvo.
El final parece ser el destino inevitable a un turbulento camino de una hora y cuarenta minutos. Cruda y realista, la incomodidad que trasmite es una erupción de toda la angustia y tensión acumulada durante el filme. Es una invitación a pensar, provocadora por momentos. El hincha y enamorado del maravilloso deporte que es el futbol, ve en esta película personajes familiares a los que rodean al espectáculo en la vida real, lo que le da un tono más inquietante y macabro a la película.

FICHA TÉCNICA
- 9 (2021)
- Dirección: Martín Barrenechea, Nicolás Branca
- Guion: Martín Barrenechea, Nicolás Branca
- Fotografía: Matias Lasarte
- Música: Mariano Barrella
- Elenco: Enzo Vogrinic, Rafael Spregelburd, Horacio Camandulle, Rogelio Gracia, Lara Sofía.
- Duración: 105 min
- Nuestra opinión: Excelente