En El Jockey, Luis Ortega (El Ángel) nos ofrece una película que va más allá de las carreras de caballos. Aunque el deporte es el contexto inmediato, la cinta es en realidad una reflexión profunda sobre la búsqueda de la identidad y la presión social de ser algo que sirva a los intereses ajenos. Ortega construye una narrativa donde el protagonista, un joven jockey (Nahuel Pérez Biscayart), navega entre las expectativas impuestas por su entorno y su deseo interno de encontrar quién es verdaderamente cuando esas presiones desaparecen.
Identidad y la lucha por escapar de las expectativas
La película plantea una pregunta central: ¿Quiénes somos cuando no estamos viviendo bajo la sombra de lo que otros esperan de nosotros? El protagonista vive una doble vida, una en la que es el jockey exitoso que su familia y el mundo de las carreras necesitan, y otra en la que se enfrenta a su fragilidad emocional, el deseo de ser algo distinto o, incluso, de ser alguien más.
El protagonista, un joven jinete atrapado entre las demandas del mundo de las carreras y las expectativas de quienes lo rodean, lucha constantemente por definir quién es más allá de su papel en la pista. Ortega plantea un conflicto profundo y existencial: ¿Qué queda de nosotros cuando nuestras acciones y elecciones están siempre al servicio de los intereses de otros? ¿Cómo es posible encontrar un sentido de autenticidad en un entorno que exige sacrificios personales en nombre del éxito?

Luis Ortega vs Pedro Almodóvar
Donde Pedro Almodóvar utiliza el género y la fluidez sexual como una vía para que sus personajes redefinan su identidad —como en Todo sobre mi madre o La mala educación—, Ortega propone una reflexión paralela a través del cuerpo del jockey, cuya vida gira en torno a controlar a los caballos, bestias poderosas pero también vulnerables. Esta metáfora física se convierte en una exploración psicológica de quién puede ser el protagonista fuera de los confines de la pista y de las expectativas sociales.
La obra de Almodóvar ha sido una referencia constante en cuanto a la exploración de la identidad, especialmente en temas de género. Aunque El Jockey no aborda el transgénero de manera explícita o como tema central, comparte con el cine del autor español la búsqueda de un «yo» auténtico, despojado de las expectativas externas. Ambos directores retratan personajes que se encuentran atrapados entre lo que se espera de ellos y su verdadero ser, con Ortega concentrándose en un entorno de masculinidad tradicional y competencia feroz, mientras que Pedro frecuentemente aborda estos conflictos en contextos más íntimos y de exploración de la identidad sexual.
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Sin embargo, mientras que Almodóvar recurre a una puesta en escena vibrante y a un uso llamativo del color para representar la liberación personal, Ortega opta por una estética más austera y minimalista, subrayando el aislamiento emocional de su personaje central. Ambos directores exploran el acto de ruptura con el pasado como una forma de liberación, ya sea una ruptura con un cuerpo biológico o con un rol impuesto por la sociedad.
Los personajes en El Jockey de Luis Ortega tienen un toque de teatralidad y absurdo. Ortega presenta un reparto que, aunque inmerso en un drama emocional serio, a menudo exhibe un comportamiento que raya en lo absurdo o caricaturesco, una técnica que usa para descomprimir la tensión dramática. Los diálogos lacónicos, las reacciones inexpresivas, y las situaciones que parecen fuera de lugar aportan un humor sutil, casi surrealista, que contrasta con la profundidad del conflicto interno del protagonista.

El argentino logra combinar lo austero con lo simbólico. Los espacios cerrados de los establos y los planos de los caballos galopando se vuelven metáforas visuales de la tensión entre el control y la liberación. Mientras el protagonista intenta dominar su vida, las fuerzas externas lo empujan hacia la alienación. En este sentido, la película juega con el simbolismo del cuerpo y el animalismo, tal como Almodóvar usa lo carnal y lo físico para hablar de la identidad.
Con una banda sonora inmaculada, con lo mejor de Nahuel Pérez Biscayart, con lo absurdo de la puesta y el humor sutil e inteligente, esta tragicomedia argentina de Luis Ortega se va a representarnos en el camino por las nominaciones en los Oscars.
Nuestra puntuación de la película
4.0 out of 5.0 starsFicha técnica
- El Jockey (2024)
- Dirección: Luis Ortega
- Guion: Luis Ortega, Rodolfo Palacios, Fabián Casas
- Elenco: Nahuel Pérez Biscayart, Ursula Corberó, Daniel Giménez Cacho, Daniel Fanego, Osmar Núñez, Roberto Carnaghi, Mariana Di Girolamo, Luis Ziembrowski, entre otros
- Fotografía: Timo Salminen
- Edición: Rosario Suárez, Yibrán Asuad
- Música: Sune Rose Wagner
- Duración: 1 hora 36 minutos
- Nuestra opinión: Muy buena