Desde que Joker llegó a las pantallas grandes en el 2019, el mundo del cine comercial no volvió a ser el mismo. Arthur Fleck quedó grabado para siempre en las últimas páginas de nuestra cultura; encabezando movimientos de protesta, estableciendo sus famosas escaleras como un destino turístico, e ingresando en el Top 10 de las mejores películas del Siglo XXI en cualquier medio gráfico que se respete. La creación de Todd Phillips lo tenía todo, y, aun así, cayó en la avaricia de querer ir por más a costa de sacrificar su legado intachable.
La película de Joker: Folie à Deux sigue las desventuras del hombre que alguna vez brilló como la bandera absoluta de los marginados. Ahora, encarcelado, carente de estabilidad mental y a punto de ser juzgado por sus crímenes, debe decidir si va a defenderse como el Joker o como Artur Fleck. Sin embargo, no es él quien tiene el poder total de la elección, sino que, al ser una figura del dominio público, cada una de sus resoluciones se ve influenciada por las personas que lo rodean: sus fanáticos, detractores, compañeros de prisión, psicóloga, amante, y más. Aquella psicosis intimista que Phillips había construido con sumo cuidado en la primera película se expande tanto, que no puede evitar rasgarse hasta quedar irreconocible.
Expansiones innecesarias
A favor del director, debe resaltarse la imposibilidad de continuar la historia de Fleck con las mismas herramientas narrativas que le dieron origen. Es decir, luego de sus crímenes y su ascenso a ícono, no podía ser retratado como un hombre invisible e ignorado otra vez. En Joker, el protagonista va de menos a más, de paria a estrella. Por otro lado, Joker: Folie à Deux comienza su recorrido en este último estatus imposible de conceptualizar y desglosar en ideas concretas, y allí es donde aparece la obligación ineludible de buscar opciones para expandir al antihéroe. Con el objetivo de llevar a cabo dicha transformación, el cineasta trabajó en la adjunción del teatro musical y de un eje romántico, y los resultados no fueron los mejores.
|Te podría interesar: Crítica de ‘El Jockey’, de Luis Ortega con Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó
En lo que pareció ser un intento de atajarse contra las críticas antes que una explicación de sus procesos creativos, Phillips dijo que los números musicales insertos en la diégesis fueron configurados para alejarse por completo del formato tradicional que modeló sus normas. El resultado de tal decisión artística fueron escenas situadas en los extremos, donde se monta todo un escenario y se realiza un gran espectáculo, o una voz empieza a cantar mientras no sucede nada a su alrededor. El teatro musical es, precisamente, la hibridación equilibrada de ambos formatos, y Joker: Folie à Deux se aleja caprichoso de aquel balance, creyendo que está diciendo algo nuevo cuando, en realidad, solo está fallando.
Con respecto a la inclusión de Lady Gaga como la pareja de Fleck, cabe aplaudirla por brillar con lo poco que le fue dado. Phillips también había adelantado su deseo preliminar de tejer a Harleen «Lee» Quinzel como la versión contraria de su representación normativa, y así fue que la dejo carente de individualidad alguna. Sí, puede que la Harley de James Gunn y Cathy Yan se destaque por su banalidad insoportable, pero, al menos, fue edificada a partir de un sistema de creencias inamovible, coherente con su entorno y digerible para el espectador. En cambio, la interpretación de Gaga modifica sus bases escena a escena para revestirse de misterio e imprevisibilidad, pero se desvanece en el fondo de su protagonismo.

¿Quién es Joker?
Como mencionamos anteriormente, la idea de una secuela de Joker implicaba, desde el primer minuto, el desmantelamiento de un aparato narrativo perfecto, cuyo principal motor era el tropo de la invisibilidad. En la primera película, la única compañía de Fleck era su psiquis, mientras que ahora, no hay nadie que no conozca su nombre y que no desee algo de él. Al igual que Gaga, su singularidad se difumina hasta mezclarse con los colores de los otros personajes. Hasta su excentricidad distintiva adquirió cierto ruido banal, haciéndose presente en las escenas highlight, cuando el protagonista fuma en poses edgy o ríe de forma macabra, pero vacía de sentido. En otras palabras, hay una gran parte de la cinta que parece haber sido diseñada solo para ser estampada en objetos de merchandising y hacer un show de los temas que se trataron con tanta delicadeza en el filme que lo inició todo.
Desde un panorama general, puede concluirse que ver la película Joker: Folie à Deux con las expectativas fabricadas por Joker es disponerse a sufrir, a atestiguar la caída de cada uno de los conceptos brillantes que alguna vez cocinaron el híbrido perfecto entre los comics y el cine. Por otro lado, puede que comprar para la secuela sin la ilusión de observar a Phillips repetir la hazaña resulte en una espectación más amena; porque, a pesar de tanto pesimismo, cabe admitir que está lejos de ser la peor película del 2024. Pero, ¿Cómo no sentirse frustrado ante la mancha negra que acaba de teñir el legado de esta obra?

Nuestra puntuación de la película
2.0 out of 5.0 starsFICHA TÉCNICA
- Guasón 2 (Joker: Folie à Deux, 2024)
- Dirección: Todd Phillips
- Guion: Scott Silver, Todd Phillips
- Elenco: Joaquin Phoenix, Lady Gaga
- Fotografía: Lawrence Sher
- Edición: Jeff Groth
- Música: Hildur Guðnadóttir
- Duración: 138 minutos
- Nuestra opinión: Regular