La palabra “liturgia” proviene del latín y del griego λειτουργία (leitourguía), que su significado literal es “obra del pueblo”. La palabra también se asocia a las ceremonias o cultos que se dan en determinada religión. La liturgia villera es el conjunto de prácticas estético-políticas que se asocian a las personas humildes, o con pocos recursos. La liturgia villera abre las posibilidades de quienes la practican de sublimar los dolores y frustraciones cotidianas. El villero reconoce su significante de “excluido”, o “extranjero”.
Aún así, como nos muestra César González: el sufrimiento por la exclusión puede convertirse en arte de denuncia. En Liturgia villera se representan distintas formas de artes: el canto en a cappella del chamamé “Cariñito mío”, el rap presente en la cultura juvenil para expresar tanto desamor como denuncia a la policía represora y a los jueces corruptos, el uso de graffiti como el que escribe el personaje: “Más abrazo/ menos balazo”, el piano tocado por una niña ¿Por qué no?, etc. Estas actividades de culto se inscriben en las villas Fuerte Apache (Ciudadela, Tres de Febrero) y Carlos Gardel (El Palomar).
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Hay un cuestionamiento por parte del director a las fuerzas de seguridad en nuestro país ante la represión que deben sufrir los excluidos por el simple hecho de “portación de rostro”. De esta manera, se legitima el fascismo en una sociedad impregnada de discriminación y estigmatización hacia el villero.
Por otra parte, como es sabido por todos, nos encontramos en Argentina con una alta crisis inflacionaria. El director a través de un entrevistado reflexiona sobre la cuestión. Al fin y al cabo, son los más humildes los que deben hacer frente como sea a esta situación de angustia económica. Sin embargo, son los más criticados. Estos excluidos reciben los significantes de “planeros” y “vagos”. Un marketing mediático-político por excelencia que ha logrado posicionar a la ultraderecha como la ganadora en primera vuelta.
César Gonzalez ha realizado recientemente los filmes Reloj, soledad (2021) y su última Fobia (2023) que tiene como protagonista a Sofía Gala Castiglione. El director y escritor utiliza el arte para lidiar con su propia historia y para exorcizar sus propios demonios. Lo hace a través de la filosofía, la poesía y el cine.
“Habitantes que se conocen todos, secretos que saben todos, engaños imposibles de ocultar. Panorama de vida que siempre tiene olor a celda, a plomo, a trabajo en negro o en gris… o a traje de encargado de limpieza. Es la villa, es otro mundo, es vivir apartado.”
César González ( Fragmento de La venganza del cordero atado, Ed. Continente, 2010)
El cortometraje está disponible en la plataforma pública de contenidos audiovisuales Contar.