Puede que suene algo básico, pero mi momento favorito del día es la mañana. No despertarme, que a mis 25 años sigue siendo más difícil que una de Misión Imposible. Específicamente hablo del momento en el que, luego de bañarme, me siento en el patio de mi departamento a respirar aire fresco y tomar una taza de café. Son máximo 15 o 20 minutos en los que leo un libro, escucho un podcast o simplemente estoy con mis perritas. Intento no ver el teléfono porque, curiosamente leí un estudio que dice que es recomendable no usarlo en los primeros 45 minutos del día (claramente no siempre lo logro). Durante ese tiempo me gusta estar presente y dejarme llevar. Sin embargo, tarde o temprano llega una voz que me recuerda que debo tal dinero, que tengo que hacer tal cosa o que (en estos últimos días) hay una guerra espantosa en el medio. Pierdo ese estado. Gracias a Perfect Days, el retorno a la ficción de Wim Wenders, logré entender de que trata esa etapa de la mañana. No es un simple «encontrar la felicidad en las pequeñas cosas», es más bien una lucha constante en reconocer la belleza de las cosas que te rodean e intentar construir tu propio mundo sobre ello.
Hirayama, interpretado fantásticamente por Kōji Yakusho (ganó el premio a mejor actor en Cannes), es un hombre de ya unos 50/60 años que todos los días hace prácticamente lo mismo con pequeñas diferencias. Despierta temprano, se afeita, riega las plantas, toma el mismo café de lata, pone un casete con música mientras se dirige al trabajo (limpia los baños públicos de Tokio), toma fotos de los árboles, cumple con la jornada, se asea en un baño público, anda en bicicleta, come en un restaurante o bar, regresa a su casa, lee un libro y duerme. Todo eso, todos los días y, si puede, sin decir una palabra. Una vida que trasmite una envidiable paz interna. Sin embargo, a lo largo de esta semana en la que lo seguimos, se le presentaran algunas situaciones en las que Hirayama tendrá que interceder.
De entrada, es fácil pensar que Hirayama es un perdedor. El trabajo como limpiador de baño colabora mucho con esa apreciación. Incluso, los mismos personajes lo ven así, como su compañero de trabajo Takashi. Pero a medida que avanza la película vamos encontrando cierta admiración y reconocimiento. A nuestro protagonista se le presentan distintas situaciones en las que logra sacar buenos momentos. El mismo Takashi le pide dinero para impresionar a una chica y él se lo da a pesar de que sabe que nunca se lo va a devolver. Acto seguido la chica encuentra en Hirayama un hombre sabio. Su sobrina se escapa de su casa y se quede a vivir con él un par de días. Ella encuentra en él un estilo de vida envidiable. Luego, un hombre con cáncer terminal encuentra en él una conexión y una linda despedida.
Es muy valioso lo que logra Wenders con esta película. Es consciente de esa obsesión al negativismo que atraviesa al mundo actualmente. Lo señala con el personaje de Hirayama y una audiencia que de entra va a sentir pena por él. Pero, para el momento en el que dice la mejor frase la película «el mundo está hecho de muchos mundos; algunos están conectado y otros no», el film se gana nuestros corazones. No hay un momento en el que no sintamos la amabilidad y bondad Hirayama. Lejos de ostentaciones o rasgos solemnes (un uso perfecto del formato 1:33) , el director, de ya 78 años, nos recuerda que somos nosotros mismo los que tenemos el control de nuestras vidas.
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Cabe aclarar que no es que es un tipo perfecto. En sus hombros hay un pasado oscuro del cual nunca vamos a saber de qué trata. Es un hombre roto que no quiere regresar a ese estado jamás. Por eso rechaza la invitación de su hermana. Sabe dónde meterse y donde no. Jamás lo sabremos, pero hay una sensación de que Perfect Days cuenta como una secuela de Paris, Texas, en el sentido de que Hirayama, podría ser tranquilamente una reencarnación del personaje de Harry Dean Stanton, Travis Henderson, luego de los sucesos de su película.
La admiración sobre Hirayama no es solamente por su forma de vida, es también por sus gustos analógicos. Cada día del personaje de Kōji Yakusho es igual, pero las posibilidades que puede surgir de ese día son infinitas. Él le toma fotos al mismo árbol y cielo cotidianamente, pero nunca es la misma imagen. Lo mismo con la música. Escucha clásicos desde Lou Reed, The Kinsk, Patti Smith, The Velvet Underground hasta los Rolling Stones, pero cada canción puede, dependiendo del momento, puede producirle distintas sensaciones. Como es el caso de las escenas donde suena House of the Rising Sun.
Finalmente vale la pena mencionar que Perfect Days de Wim Wenders es su gran vuelta en materia de ficción venia teniendo un paso muy olvidable. Entrega una preciosa película que, al igual a Fallen Leaves (también vista en este festival de Nueva York), con su sencillez y bondad, provoca quedarse a vivir dentro de ella.

FICHA TÉCNICA
Perfect Days (2023). Dirección: Wim Wenders. Guion: Wim Wenders, Takuma Takasaki. Elenco: Koji Yakusho, Tokio Emoto, Arisa Nakano, Aoi Yamada, Yumi Aso, Sayuri Ishikawa, Tomokazu Miura. Fotografía: Franz Lustig. Edición: Toni Froschhammer. Duración: 124 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
Esta película forma parte de nuestra cobertura al Festival de Cine de Nueva York 61