Estamos en una era en donde las óperas primas pegan fuerte. Las nuevas voces del cine independiente se abren paso en un mercado donde los superhéroes parecerían no impactar de la misma manera que hace 4 o 5 años atrás. Claramente esa etapa no murió, pero sí estamos en tiempos donde lo refrescante puede tener su punto de partida en los lugares más impredecibles. Seagrass, la primer película de la realizadora canadiense Meredith Hama-Brown, es uno de estos casos.
Seagrass es una película que se va auto descubriendo y redefiniendo con el pasar de los minutos. Una que podría definirse como una road-movie familiar con sutiles tintes de denuncia social y terror paranormal. Claro, la definición parece sucumbir ante cualquier género y es que resulta imposible encasillarla. Una obra peculiarmente construida desde los sentimientos y pensamientos reprimidos de la infancia y adolescencia de la directora, según lo que nos contaba en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
La historia se centra en una familia compuesta por Judith (la madre), Steve (el padre) y Stephanie y Emmy (las dos hijas). Me parece importante recalcar los roles antes de los nombres en esta descripción del plot. Puesto que uno de los aciertos de Seagrass es la conexión y desconexión que se genera por medio de los vínculos familiares. Esta familia se encuentra atravesando una pérdida muy grande y deciden que un viaje puede ser lo mejor para reconectar. Pero, como sucede en la mayoría de los casos, esto no funciona.

La película tiene un espacio y tiempo muy bien definido. Seagrass de Meredith Hama-Brown, está ambientado en Canadá en la década de los 90s, donde se albergaban muchas personas japonesas y/o ciudadanos estadounidenses de origen japonés que lo habían perdido todo luego de la Segunda Guerra Mundial. Esta tensión entre las nacionalidades se hace palpable principalmente desde el racismo que ejercen algunos niños con Stephanie y Emmy, y desde los celos que siente Steve por la buena relación que se genera entre su esposa Judith y Pat, un hombre japonés que se encuentra en el mismo complejo vacacional que ellos.
El comportamiento de cada uno de los integrantes de la familia va mutando a medida que van (re) entendiendo el papel que cumplen. Judith se siente atrapada en un cuerpo que solo sirve para ser madre, aunque cree nunca haber querido serlo. Steve, poco a poco va mostrando su naturaleza algo agresiva, algo que se encontraba reprimido desde hace mucho tiempo. Stephanie (que es la mayor de las dos hermanas) trata de encajar en su pre-adolescencia iniciando lazos de confianza con una niña popular para luego entender que lo importante es otra cosa. Y entre tanto caos, la única que parece llevar todo con cierta tranquilidad es Emmy, la menor de las dos hermanas. Solitaria y observadora, se refugia y encuentra el acompañamiento que le falta de su familia en las cosas materiales.
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El trabajo de cámara de Norm Li es inmersivo y sumamente ligado a lo emocional. Los enfoques y desenfoques resultan ser claves para proporcionarnos el entendimiento sobre las relaciones que tienen estos personajes entre ellos mismos y consigo. Nos marcan distancias, algunas más cercanas y otras donde se siente esa lejanía que están padeciendo. Mientras que los planos del matrimonio son más abiertos y con un tono más frío, marcando esa (quizá) inminente separación, los planos de las niñas resultan ser más cerrados y con una coloración y tono mucho más cálido, alejándose de la idea de distancia para abrazar la felicidad.
Pero, uno de los aspectos tal vez más interesantes de Seagrass de Meredith Hama-Brown es su pequeña dosis de terror. En su recta final se va haciendo cada vez más evidente que tanto dolor y odio no pueden tener buen puerto (o sí, si nos damos una segunda oportunidad). Por medio de una cámara que «vuela» en cenital observando detenidamente a cada uno de los integrantes de la familia entendemos que hay un fantasma, pero no cualquier tipo de fantasma: es un fantasma del pasado, de los horrores y de los errores. ¿Estarán condenados? La pregunta se transforma en respuesta en el final. Grandísimo debut de la directora Meredith Hama Brown.

FICHA TÉCNICA
Seagrass (2023). Dirección y guion: Meredith Hama-Brown. Fotografía: Norm Li. Música: Oscar Vargas. Montaje: Shun Ando, Kane Stewart. Elenco: Ally Maki, Luke Roberts. Duración: 115 minutos. Nuestra opinión: Buena.
Esta crítica forma parte de nuestra cobertura del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 38