La franquicia estrella del terror regresa con su última entrega y se mantiene fiel al jumpscare.
Hace doce años, James Wan cambiaba el terror para siempre. Haciéndose de la historia de Ed y Lorraine Warren, dos investigadores paranormales que cosecharon más burlas que aplausos desde el principio hasta el final de sus carreras, construyó una institución que redefinió los procedimientos del miedo. De la mano de Patrick Wilson y Vera Farmiga, proclamó al jumpscare como eje del horror y engendró la franquicia más exitosa del género. Ahora, el director Michael Chaves le pone fin a la trayectoria cinematográfica de la dupla amada, y deja un mensaje contundente. Esta es nuestra crítica de El conjuro 4: los últimos ritos o The Conjuring: Last Rites.
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Luego de verlos enfrentar toda clase de entidades en las anteriores entregas, nos encontramos con unos Warren que eligieron alejarse del peligro y disfrutar de la adultez temprana de su hija, Judy. Sin embargo, el mal los llama a larga distancia, desde la casa de los Smurl, quienes compraron un espejo usado que alberga las peores intenciones. Esta vez, el objeto maldito no solo quiere consumir a la familia que lo adquirió, sino que también tiene una deuda pendiente con Ed y Lorraine.
En El conjuro 4: los últimos ritos, la totalidad de los elementos que hacen al relato tienen el único objetivo de “conversar” con los espectadores sobre el lugar que merece The Conjuring en el ecosistema del terror. Al principio del filme, los Warren se posicionan en el punto de partida de la primera película: una conferencia con un proyector, a oscuras. Sin embargo, hay una diferencia abismal. Antes, las luces se encendían y la sala estaba repleta. Ahora, apenas hay tres personas, que le hacen preguntas absurdas a la pareja e incluso se burlan de ellos llamándolos cazafantasmas. La realidad es bastante similar. Lo que alguna vez fueron filmes que vaciaban salas antes del final, hoy son hits de pijamadas en la pantalla chica o títulos para empezar a adentrarse en el terror.
Desde que Wilson y Farmiga encarnaron a Ed y Lorraine por primera vez, el terror evolucionó mucho. Quizás demasiado para el gusto de Wan, quien nos hizo creer que los jumpscares iban a ser el corazón del terror por varias décadas. Sí, todavía lo son, pero ya no se sostienen por sí solos. Desde Weapons hasta Aterrados, hay algún material psicológico que les hace de base y los efectiviza. Puede ser una crítica a los tiroteos y las adicciones, o a los peligros de los pesticidas en el campo argentino, pero tiene que haber un sostén temático.
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El universo de El conjuro nunca lo tuvo, y Michael Chaves parece decir “no vamos a empezar ahora”. Más que en cualquier otra entrega, The Last Rites apuesta por el susto imparable. Sabe que no tiene con que competirle al regreso triunfal del terror psicológico, pero elige no traicionarse. En otras palabras: los fanáticos del jumpscare pochoclero van a irse del cine satisfechos. Por otro lado, los que se malacostumbraron a la profundidad que lo mejor del género ostenta últimamente van a revolear los ojos. Eso no quiere decir que el cierre de la franquicia no tenga valor. Al contrario, puede que su propuesta sea la más trascendente de las cuatro películas.
Lo que distingue a Los últimos ritos de los otros tres largometrajes y del cine de Blumhouse y Atomic Monster en general es que se trata de un filme consciente. Hace ya unos años que Jason Blum y James Wan producen en fábrica, estrenando título tras título sin preocuparse por su calidad. En cambio, lo último de los Warren es una despedida sólida, incluso más orientada a construirse como un mimo a los fanáticos que como un largometraje de terror.
No se trata solo de los incontables easter eggs repartidos a lo largo de la cinta o de los momentos emotivos que nos recuerdan el paso del tiempo y, consecuentemente, la legendaria trayectoria de Ed y Lorraine en la pantalla grande. Es una reafirmación de principios. Para bien o para mal, El conjuro le dio un norte al terror cuando este no encontraba su razón de ser después del cambio de milenio, y Los últimos ritos se cuelga esa medalla. Puede que la nueva moda sea demonizar el jumpscare y aplaudir el pánico tácito, pero los Warren siguen siendo infalibles, aunque estén algo pasados de moda.
4/5 = Muy buena
La película El conjuro 4: los ultimos ritos estrena en cines el 5 de septiembre