Marilyn Monroe y ‘Some Like It Hot’: un rodaje para el olvido

Se cumplen 59 años del fallecimiento de una de las estrellas del Hollywood clásico por referencia: Marilyn Monroe.
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Un 4 de agosto del año 1962, el cine clásico estaba de luto. Hacia altas horas de la madrugada, en su casa en la ciudad de Brentwood, California, la icónica estrella Marilyn Monroe yacía sin vida. El aviso fue dado bastante tiempo después de que su ama de llaves se encontrase con el cuerpo. Rápidamente, su fallecimiento fue catalogado como «posible suicidio», dejando a miles de investigadores y profesionales con todas las preguntas habidas y por haber. Pues su muerte fue, mínimo, bajo circunstancias muy poco claras.

A la mañana siguiente, ya Hollywood no era el mismo: había fallecido su gran estrella, y a tan solo sus 36 años. Sin lugar a dudas, la figura de Marilyn Monroe marcó centenares de vidas, como así un estilo propio, el cual impulsó el fenómeno de «la celebridad». A día de hoy, la actriz sigue siendo recordada mundialmente. Su icónico aspecto, la manera de actuar y cantar y su distintivo carisma, son reconocibles hasta la actualidad.

De sus más de 30 participaciones en películas y series de televisión, se destaca la emblemática obra maestra ‘Some Like it Hot’ (1959). Si bien de por sí este largometraje ya posee su propia carga de culto y clásica, la interpretación de Monroe tiene detrás centenares de problemas. El rodaje de esta cinta estuvo lleno de contratiempos, y la actriz tenía a la vez sus propios inconvenientes personales.

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‘Some Like it Hot’ se sitúa en la década de los años 30, y cuenta la historia de Joe y Jerry, dos músicos que trabajan en un reconocido speakeasy de su ciudad. Cuando la policía irrumpe en el bar ilegal, surge un enfrentamiento entre mafiosos y la ley, en el que dan por cerrado el establecimiento, y así, los trabajos de ambos hombres. Luego de idas y venidas, por preferencias del destino, son testigos de un asesinato múltiple, cometido por gangsters de la zona. Es así como los protagonistas quedan envueltos en una trama mafiosa, y serán buscados por estos hombres para su ejecución.

En un momento de poca claridad en sus pensamientos, deciden vestirse como mujeres, cambiarse los nombres y mezclarse entre otras mujeres para poder tocar en una banda. El nuevo trabajo consistía en viajar hasta Miami para llevar a acabo allí un concierto. Joe y Jerry se embarcan así en una aventura donde se hacen pasar por mujeres para conseguir algo de dinero. Entre este grupo de jazz, se encuentran con la talentosa Sugar Kane.

La película cuenta con el icónico dúo de actores conformado por Jack Lemmon y Tony Curtis. Ambos intérpretes, aceptaron sus papeles sin duda alguna, y brindaron actuaciones de primera linea. Curtis es Joe, el saxofonista y Lemmon es Jerry, el contrabajista. En el otro extremo, se encuentra la participación estelar de Marilyn Monroe, que interpreta a Sugar Kane, uno de sus roles más reconocidos de su carrera. El trio será el protagónico en esta comedia que, según se dice hoy en día, está adelantada a su época. Y es verdad.

Billy Wilder es la mente maestra detrás de todo el proyecto. El cineasta austrohúngaro, ya era reconocido por ser el realizador de grandes películas durante los años 40 y 50. Para cerrar la década, entregó en 1959 ‘Some Like it Hot’, con la que se terminó de consagrar como guionista y director de comedia. Junto con I.A.L. Diamond, Wilder coescribió la historia, y se dio el lujo de tener en el elenco a grandes amigos, Lemmon, Curtis y Monroe. El rodaje sería soñado. O no.

Durante la década de los 50, Marilyn Monroe se desempeñó en diferentes papeles a lo largo de veintidós películas. Ya sea en roles pequeños o en protagónicos, la actriz casi que no tuvo descanso. Durante esos años, se forjaría esta figura de ella como celebridad y como sex-symbol. Su vida en la pantalla variaba, pero siempre eran personajes e historias ideales, que tenían solución. Nada comparado con su situación en la realidad.

Para los medios de comunicación, la actriz era un simple objeto. Un elemento de comercialización de películas. Para la sociedad, un modelo a seguir. En el año 1957, Monroe sufrió un aborto espontáneo. Estaba embarazada, esperando un hijo con su esposo, el reconocido Arthur Miller. Los efectos de la presión social no tardarían en llegar, y la actriz caería en un pozo depresivo. Se volvió adicta al alcohol y a los barbitúricos, que servían como consoladores de su situación.

Para preservar su salud, decidió alejarse un tiempo de las cámaras. Dejó pasar dos años para volver a los rodajes, y lo hizo con la nueva película de Billy Wilder. El director mantenía una relación casi de padre-hija con la actriz. Wilder se preocupaba por ella, la aconsejaba y, siempre que tenía la oportunidad, la ayudaba. Monroe buscaba separarse de su figura: la damisela en apuros, la rubia que estaba para hacer presencia femenina. Fue así como aceptó el papel de Sugar Kane, en ‘Some Like it Hot’.

En el rodaje de esta película, la actriz sería afectada fuertemente por sus problemas personales, y los trasladaría al set. Se presentaba horas tarde, olvidaba sus líneas y tenía que repetir las tomas una y otra vez. Además, se perdía varios días de rodaje, lo que perjudicaba a la producción. Sin embargo, Billy Wilder supo comprender por lo que estaba pasando su protagonista, y le daba todo el tiempo que ella necesitaba. Si el director tenía que repetir más de veinte veces una escena con el diálogo «Soy yo, Sugar», lo hacía.

Contra todo pronóstico, ‘Some Like it Hot’ fue un éxito. La película llegó a ser la más taquillera de 1959, y sería aclamadísima por el público y la crítica. El dúo de Curtis-Lemmon figuraba como principal fórmula de la desmedida fama. Y Marilyn Monroe logró brindar una interpretación que sería para la historia. Sugar Kane ya no era la mujer que le pedía ayuda a los protagonistas. Sino que era el papel con el que Monroe demostró de lo que era capaz, su liberación. Un rol que necesitaba de una fuerte presencia femenina, que hacía girar la historia a su manera, y quién más que una de las más grandes estrellas de Hollywood para ponerle voz y cuerpo.

No la recordamos como la damisela en apuros, ni como una celebridad que solo buscaba fama, y mucho menos como la problemática actriz. Sino, como una de las más icónicas intérpretes, que marcó un antes y un después en el cine. Con su talento y su carisma, Marilyn Monroe va a seguir resonando en la cabeza de millones de personas. Esperemos que con una buena imagen.

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