El Festival de Mar del Plata de este año tuvo la oportunidad de proyectar por primera vez en pantalla grande la nueva película de Francis Ford Coppola, Megalópolis. Desde que se estrenó a nivel mundial por primera vez, dividió las aguas entre todos sus espectadores. De entre la gran cantidad e idas y vueltas de opiniones diversificadas, Bendito Spoiler cubrió la 39° edición del único festival clase A de Latinoamérica y formó diferentes consideraciones en cuanto a la producción de Coppola.
Éstas son las opiniones de los críticos de Bendito Spoiler:
Martín Rodriguez, desde Mar del Plata
De repente, en una escena dos personajes hablan en otro idioma que nunca mencionaron. Una corta secuencia donde Adam Driver responde una pregunta pero su imágen no ocupa toda la pantalla, es difícil explicarlo. Un hombre quiere iniciar una relación amorosa con su hermana y también siente deseos por su tía. Megalópolis no tiene sentido, es una locura total expuesta dentro de un relato épico que toma la idea de los imperios y la vuelve película. La relación de lo absurdo con lo épico encuentra su punto en común únicamente en lo inabarcable.
Cosa que lo es. Es difícil puntuarla, es difícil pensarla. No es mala, tampoco es buena. No tiene puntos medios, ni blancos ni negros. Megalópolis simplemente es. Es una epopeya que reclama la caída de la civilización tal y como la conocemos y donde las ideas progresistas no tienen techo, donde las instituciones no tienen lugar. La magnitud de la película misma coincide con la magnitud del proyecto llevado a cabo en la ficción: una ciudad idealista, utópica, para que todo el mundo viva mejor.
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Megalópolis logra lo que casi todas las películas de hoy en día no pueden hacer: crece en la memoria. Se alimenta de cada recuerdo, se agiganta. Porque hasta los que están en desacuerdo con la misma todavía la tienen rondando en la cabeza, y de eso no se puede negar. Ésa es la fábrica de Francis Ford Coppola, una cabeza que piensa en el nacimiento de algo nuevo, un cambio, una sociedad.

Victor Albornoz, desde Mar del Plata
El problema de esta película es si se la quiere tomar en serio. Creo que Francis Ford Coppola ya abandonó la idea de hacer un cine profundo y verdaderamente artístico, y ahora solo quiere divertirse y burlarse hasta de su propia carrera. No en vano es un film sobre el ego creador. No en vano hay no solamentente un chiste, sino dos, que incluyen la palabra «Francis». Si es el Coppola que más nos interesa o no podrá debatir eternamente luego; y en lo particular, la respuesta es que claramente deseo el regreso del Coppola de los 70s y no este.
Con una trama absurda, un desarrollo que por momentos avergüenza, planos y recursos que bordean el mejor cringe… y sin embargo, es inevitable reírse de la existencia de esta película y de todo lo que propone. Coppola parece querer ser Tommy Wiseau y crear su propia The Room. Y claro, parece lograrlo.

Julieta Robledo, desde Mar del Plata
Quizás más de uno defienda a capa y espada esta película, basándose solo en el peso del apellido y hasta se le perdone todo, pero la verdad no debería ser así. Esta propuesta no solo cuenta con errores de montaje (muy evidentes), sino con un uso de CGI excesivamente malo, además de tramas abiertas sin un cierre concreto. Del elenco, el cual uno no puede dejar de contar y enumerar cada vez que aparecen, no se puede decir nada negativo. Actores como Dustin Hoffman, Jon Voight o Giancarlo Esposito hicieron lo que pudieron con el guión que se les presentó. Nuestro protagonista, a cargo de Adam Driver lleva adelante su papel con altura,no así quien interpreta a su interés amoroso Nathalie Emmanuel a quien el papel le queda enorme.
Una película de casi dos horas y media que parece tener mucho contenido, pero si uno se pone a analizar descubre que no hay nada allí. En resumen, es una lástima que se haya creado tanto expectativa con este proyecto, el cual espero 30 años en estrenarse, para terminar siendo lo que es, una sucesión de imágenes bellas que carecen de significado.