Un repaso por las mejores películas de Noah Baumbach: conflictos familiares, amores rotos y personajes imperfectos que definen su cine.

Noah Baumbach sin dudas es uno de los directores más importantes del cine contemporáneo estadounidense. Influenciado por el cine de Woody Allen y la Nouvelle Vague, el director comenzó su carrera en la década de los 90 y fue fortaleciendo película a película su estilo. Él mismo mezcla la gran presencia de diálogos, personajes frágiles y conflictos cotidianos con los cuales cualquiera puede identificarse.
La familia y la juventud son claves en sus proyectos y en todo lo que los rodea: divorcios, separaciones, padres ausentes o jóvenes que no saben cómo avanzar en sus vidas. La inclusión del arte también está presente, con personajes que son escritores frustrados, actores o directores de cine o teatro. Casi podríamos compararlo con su compañero y contemporáneo, Richard Linklater. Un cine donde lo cotidiano encuentra su lugar mediante diálogos tajantes, una sensación de melancolía en un presente que se desvanece, pero poniendo siempre como prioridad los sentimientos y las vivencias.
Para empezar, nos encontramos con su ópera prima, una película sobre unos jóvenes recién graduados de la universidad que deben enfrentar sus vidas adultas después de los estudios. Un grupo de amigos formado por Grover, Max, Otis y Skippy. Cada uno de ellos debe atravesar sus propios problemas: rupturas amorosas, crisis existenciales y miedo al futuro. Son jóvenes que prefieren aferrarse al presente porque el futuro y las miles de posibilidades que se les presentan los abruman. Prefieren no avanzar, no saben cómo, y quedan atrapados entre la nostalgia temprana y el temor de progresar y crecer.
Sus personajes hablan sin parar, actúan poco y piensan mucho. Son adultos que no entienden el presente, inmaduros y neuróticos. Es una coming of age que marcaría el inicio de Baumbach como un director a tener en cuenta.

Baumbach decide trasladarse ahora al plano familiar y a un tono más centrado en lo dramático. Protagonizada por Jeff Daniels, Laura Linney y un joven Jesse Eisenberg, la película nos cuenta la separación de un matrimonio a mediados de los años ochenta y cómo esa ruptura afecta a sus hijos adolescentes. Ambos deben enfrentar esta situación con miedo e incertidumbre, pero al mismo tiempo los hace crecer y madurar en el proceso. En cambio, los padres actúan de forma inmadura, generando así un cambio de roles donde los mayores se comportan como niños y los niños terminan siendo los adultos.
Si esto último suena parecido a otro director, estás en lo correcto. Wes Anderson, su gran amigo, fue parte de este proyecto como productor y no sería la única oportunidad en la que colaborarían juntos. Aunque la temática de la amistad no esté presente en la película, sí forma parte de su creación.

Entra en escena Greta Gerwig para protagonizar la película que cambiaría la vida de la actriz y del director para siempre. Gerwig no solo actúa como protagonista de esta historia, sino también como guionista. Una coming of age sobre una joven perdida en sus 20. Filmada en blanco y negro en una Nueva York donde todos parecen avanzar y saber lo que quieren, menos ella. No tiene estabilidad económica ni una relación estable, y lo único que parece constante en su vida es su amistad con Sophie, su amiga de toda la vida. Pero todo cambia cuando, en medio de un malentendido, descubre que su relación con Sophie no es tan sólida como creía. A partir de ese momento, su vida se convierte en un sube y baja de situaciones caóticas donde sucede todo y nada a la vez.
Frances debe aprender a navegar en lo desconocido, tropezar, equivocarse y aprender de sus errores para descubrir lo que realmente importa. Y si en el proceso recorre las calles de Nueva York con Modern Love de David Bowie de fondo, mucho mejor.

Podríamos hablar de Mistress America como la prima intelectual y caótica de Frances Ha, y eso ya es mucho decir. También escrita por Gerwig, se aleja de la introspección que tenía Frances. Esta propuesta es más frenética, ingeniosa y hasta satírica sobre la sociedad neoyorquina.
En esta ocasión seguimos la historia de Tracy, una joven estudiante que, tras mudarse a la ciudad de la Gran Manzana y sentirse sola, decide contactar a quien será su futura hermanastra, Brooke. Esta joven es todo lo contrario a nuestra protagonista. Brooke es explosiva, eléctrica y tiene a todos pendientes de ella aun sin hacer demasiado. Tracy queda fascinada con lo magnética y desenvuelta que es su futura hermana. Es todo lo que ella quiere ser y no consigue. Pero, a medida que avanza la historia, vemos cómo esa admiración y encanto se van desvaneciendo y Tracy descubre la realidad del caos que tiene frente a ella.
Es la propuesta más divertida de toda la filmografía del director, con diálogos ingeniosos y escenas casi teatrales donde las situaciones escalan y parecen no detenerse, recordando el tono de las screwball comedies de los años 30.

Si hablamos de problemas familiares no puede faltar The Meyerowitz. Con esta película Baumbach, además, inaugura su colaboración con Netflix, ya que de aquí en adelante todas sus películas serían estrenadas a través de este servicio de streaming. Protagonizada por Adam Sandler, Ben Stiller y Elizabeth Marvel, sigue a tres hermanos que viven en la ciudad de Nueva York y deben lidiar con su padre, en esta ocasión interpretado por Dustin Hoffman.
La película está construida mediante episodios donde veremos cómo son las diferentes relaciones y dinámicas entre los personajes. Allí saldrán a la luz heridas familiares, tensiones acumuladas y la falta de comunicación entre ellos. Sin embargo, el director logra que el drama no se apodere de la pantalla, y permite que el humor se haga presente para aliviar el dolor que emerge.

Así como se podría leer Frances Ha y Mistress America como un double feature, Marriage Story puede ir en conjunto con The Squid and the Whale. Mientras que su película de 2005 hablaba, de alguna forma, sobre el divorcio de sus padres en los años 80, Marriage Story toma como base su divorcio con la actriz Jennifer Jason Leigh. Protagonizada por Scarlett Johansson y Adam Driver como Nicole y Charlie, respectivamente, ella es una actriz en ascenso, él un director de teatro, y a ambos los une el amor por el arte y la crianza de su hijo. Aunque se amaron por mucho tiempo, los problemas se hacen presentes y el matrimonio comienza a mostrar grietas, por lo que lo mejor es separarse y llevar adelante el divorcio. La película atraviesa todo el proceso de separación entre abogados, el estrado y los arreglos para la custodia del niño.
La historia que presenta el director es dura, pero logra de manera magnífica no posicionarnos con ninguno de los dos. Su mirada es neutral y vemos las luces y sombras de ambos personajes. Pero, sobre todo, mediante pequeños gestos y acciones, queda claro que a pesar de no seguir juntos, el cariño entre ambos seguirá presente siempre.

Para finalizar esta lista decidimos cerrar con la última propuesta del director. Protagonizada por George Clooney, quien encarna a un actor de renombre que entra en una crisis existencial, la historia sigue a este intérprete mientras, junto a su mánager, interpretado por Adam Sandler, viajan a Europa para atravesar dicha situación, entender qué le está sucediendo y descubrir cómo superarlo. Pero en ese viaje quizá deba enfrentarse a más cosas de las que estaba dispuesto en un comienzo.
La película fue presentada en el Festival de Venecia con un buen recibimiento de la crítica y el público, pero lo que más se destacó fue la actuación de Adam Sandler, quien desde hace años demuestra que puede con el registro dramático pese a ser encasillado en la comedia. Por último, debemos destacar que el guion fue una colaboración entre Baumbach y la actriz Emily Mortimer, logrando así una historia meta sobre el cine y las vivencias de los actores respecto a la fama, el ego y su vida por fuera de las cámaras. Eso sí, sin perder su estilo característico, donde el humor, lo íntimo y la melancolía se hacen lugar.

El cine de Noah Baumbach se sostiene sobre una sensibilidad única para capturar lo cotidiano, lo frágil y lo contradictorio de las relaciones humanas. Desde la juventud confundida hasta las tensiones familiares y los vínculos amorosos que se desarman, su filmografía traza un recorrido íntimo por personajes que buscan sentido en medio del caos emocional. A lo largo de estas películas vemos cómo Baumbach perfecciona su estilo: diálogos punzantes, humor incómodo, melancolía persistente y una profunda empatía por las imperfecciones de sus protagonistas. Con cada nuevo proyecto reafirma por qué es uno de los autores esenciales del cine estadounidense contemporáneo. Su obra no solo se mira, se siente; y en esa honestidad radica su verdadero poder.