Floja película que intenta abordar varias temáticas sin éxito. Esta es nuestra crítica.

Las épocas navideñas siempre traen películas ambientadas en la festividad, de variada calidad, que los servicios de streaming estrenan de a montones para ganar visualizaciones. Merv está ambientada en diciembre y tiene algunas escenas en la nieve, aunque intenta ser varios tipos de película a la vez y no resulta exitosa en ninguna.
La historia gira en torno a la oftalmóloga Anna (Zooey Deschanel) y el maestro de primaria Russ (Charlie Cox), una pareja que, tras seis meses de haber terminado su relación, intenta llevar adelante la tenencia compartida de su adorado perro, Merv. Sin embargo, el animal empieza a mostrar signos claros de depresión clínica debido a la separación de sus dueños.
Para intentar animarlo, Russ decide llevarlo de vacaciones a un lujoso resort para perros en Florida durante la temporada navideña. Anna, incapaz de estar lejos de su mascota y preocupada por su bienestar, aparece por sorpresa en el mismo destino. Forzados a convivir, la expareja enfrenta los motivos reales de su ruptura mientras intenta que su perro recupere la alegría. Poco importa el probado talento de Charlie Cox, cuya carrera incluye hitos como Daredevil, o el encanto de Zooey Deschanel, con buenos trabajos como New Girl. Las escenas se apilan con humor nulo, arbitrariedades y carecen de un conflicto fuerte que movilice la trama.
De a poco volverán a ser cercanos e irán a la casa de los padres de él, con la excusa de que queda a pocos minutos de la playa, donde revivirán los buenos momentos que compartieron antes de separarse. Aquí el film deja de centrarse en el perro para concentrarse en una pareja que vuelve a enamorarse. Prácticamente son veinte minutos en los que el animal que da nombre al proyecto deja de importar por completo.
El espectador pasa de un relato que ya era poco entretenido sobre una mascota a un romance lleno de lugares comunes. Veremos, por ejemplo, una escena en la que bailan y otra en la que una médium canina les habla sobre la depresión del perro. Las tensiones reaparecen cuando se revela que la mujer no puede tener hijos y él comienza a acercarse a Joselyn, una vecina del lugar (Ellyn Jameson). Finalmente deciden separarse de manera definitiva y Merv queda bajo la custodia de Anna.
El proyecto tiene chistes poco arriesgados, situaciones ya vistas en este tipo de relatos y muy poca tensión interna. Parece una vieja película para televisión del Hallmark Channel, donde buenos actores quedan atrapados en un guion falto de ideas. Hay pasajes poco desarrollados o mal explicados, como el hecho de que Russ tenga que mentir para irse de vacaciones, mientras que no ocurre lo mismo con Anna. A su vez, las escasas escenas con animales no generan interés alguno: como mucho, se los muestra vestidos para una fiesta en este hotel imaginario.
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El problema es que no funciona como una buena película del subgénero de animales, ni como comedia romántica, ni como drama. Navega entre los tres géneros con poca convicción y sin ningún tipo de frescura. Si no fuera por la correcta fotografía o el talento de su dúo protagónico, sería prácticamente inmirable.
En un giro final, el hombre adopta a otro perro y, en un parque nevado, se cruza con Anna junto a Merv. En un cierre edulcorado, deciden reconciliarse. Concluye así una película inofensiva, carente de cualquier tipo de impacto, ya sea dramático o humorístico, y que dentro del subgénero de películas navideñas queda claramente en el grupo de las prescindibles.

2.5/5 = Regular
Merv ya está disponible en Prime Video