Para Zendaya y para Colin
Los que leen en los subtes, en los colectivos y en la calle, están sosteniendo algo de lo mejor de nuestra civilización. Quienes hablan o escriben de películas o libros que están fuera de la obra que tiene “rebote” o “está de moda” también.
En la saturación de la cantidad no es posible la reflexión
En lo que va del año, apenas dos cosas pudieron lograr cierta admiración que las hace durar en mis pensamientos. Cuando charlo con otras personas pongo atención en sus opiniones y sus gustos; Suelo escuchar poco y nada de cosas que “ hayan alegrado” o «emocionado» a quienes escucho.
Apenas unas señoras en la biblioteca me dijeron que la película Dias Perfectos de Wim Wenders las había hecho salir del cine con una sensación de renovación de energía.
Manuel Santomé sobre la misma película del director alemán, me escribió en un menaje de whatssap que vio dos veces al japonés limpiando baños y que “…como me gustó en esa segunda vez, la pude dimensionar…”.
En lo personal, en 2024 sólo disfruté Challengers de Luca Guadagnino y la serie Sugar dirigida en su mayoría por Fernando Meireles. Los motivos de porqué mi admiración, no resultan relevantes. ¿Puede ser ya que la saturación sea tal, que leemos y olvidamos casi inmediatamente después lo leído?

Fabian Casas escribió “los místicos dicen que el espíritu humano es infinito, pero la mente y la atención tienen un límite, no se puede leer todo y opinar sobre todo. Aunque exista la Facultad de Todología”.
¿Puede ser que más importante que el disfrute por el arte mismo sea poder opinar sobre algo que este sucediendo en ese momento para poder hacer leña del árbol caido?
De Luca Guadagnino podría decirse que son varios directores bajo un solo nombre, porque Call me by your name (2017) tiene una búsqueda y una estética de pueblo italiano verano dorado en década del ochenta, que está cerca de cierto mundo planteado en la potente serie existencial en una base militar llamada We are who we are (2020) pero lejos de Bones and all (2022) y sobre todo, del cover berlinés de Suspiria (2018).
Luca Guadagnino como sello de estilo tiene una búsqueda de un estilo visual depurado, de un tratamiento sonoro que genere clima y de actuaciones logradas, siendo la objeción la caracterización en un rol masculino de Tilda Swinton en Suspiria sin una lógica precisa para comprender porqué la elección de una misma actriz para tres roles distintos (uno de psicólogo). Al ver Challengers sin esperar mucho, la sorpresa fue amplia. El ritmo de canción pop y pegadizo de la historia, la cámara colocada en lugares imposibles a lo Scorcesse (plano nadir) y el triángulo amoroso sumado a la banda de sonido son demasiado para la mediocridad inexpresiva de casi todo el material audiovisual que me tocó ver durante estos últimos meses.
Guadagnino no tuvo miedo de hacer una película erótica, vital, proactiva e intrépida.
Y que tiene a Zendaya en vestido azul.

El final con la simetría en el grito, es extraordinario, porque se hace cargo de que el tenis, para los personajes, no es un deporte o un medio de vida, es todo eso y además es lenguaje y comunicación. ¿Será Zendaya la estrella más importante del último lustro?
De Sugar está en primer término una genial actuación de Colin Farrell. El mismo actor que se abrazó y se dio un pico con el mejor futbolista de todos los tiempos. En este policial “neo noir” de Mike Protosevich, con tratamiento visual del realizador brasilero Meireles, es su estética sumamente refinada con un Los Angeles conocido y renovado y con un punto altísimo, la actuación de Collin.
El desempeño de Collin es superlativo, no sólo en matices sino que potencia y hace que el resto de los personajes secundarios sean valiosos, como la Melanie de Amy Ryan o la enigmática Ruby de Kirby. Hasta el rol de la desaparecida Olivia, compuesta con sensibilidad por Sydney Chandler, al ser el elemento de fascinación del detective, se encuentra realzado.
Salvar a Olivia, encontrarla, en el universo de la serie es “ salvar al mundo”.
¿Cuál sería el tema que tiene interés principal “Sugar” en abordar?
Será ¿El cine dentro del cine y la idea de que el género policial como misterio engloba al resto de todos los géneros? ; ¿Podrá ser el interrogante acerca de que nos haría “ser buenos”, cuando la tentación de hacer el mal está tan al alcance de la mano a los seres humanos?