¿Por qué funciona ‘Longlegs’? Lo que oculta la puesta en escena

Publicado el September 7, 2024 por Ignacio Rapari
Cine

Por la conversación que generó, ‘Longlegs’ es la película de terror del año. En este ensayo intenamos descifrar el fenómeno. ¿Por qué funciona?

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¿Por qué funciona ‘Longlegs’? Lo que oculta la puesta en escena

Antes de esta película, Osgood “Oz” Perkins consolidó una filmografía más que interesante. Lejos del shock value, apostó por trabajar el horror desde climas y una obsesiva construcción de la puesta en escena de Longlegs. El famoso jumpscare, tan forzado como anhelado en una parte del terror comercial, no es un elemento que interese en lo más mínimo al director, más allá de algún (y muy efectivo) sobresalto en su nuevo largometraje.

En Longlegs, su cuarta y más ambiciosa película, el hijo de Anthony Perkins no solo entrega su obra más mainstream, sino que también construye un misterio que no se sustenta únicamente en la revelación de las macabras pistas y criptogramas que deja el antagonista en las escenas del crimen. El arco de Lee Harker (Maika Monroe) es construido a través de la sublime puesta en escena que lejos está de ser tan solo algo “cool”.

La puesta en escena de ‘Longlegs

Atención, hay SPOILERS

La niña y el diablo

Una pantalla roja se desvanece hacia el asiento acompañante de un auto en movimiento. A través de una toma subjetiva, levemente obstruida por una capa que cubre la visión, se vislumbra un terreno que parece ofrecer pureza. El blanco de la nieve, el hogar y la mirada infantil de la joven Lee Harker se encuentran por primera vez con la maldad, o al menos con uno de sus emisarios. La amenaza acecha en silencio desde el vehículo que lo ha llevado hasta allí, en una silueta oscura e imperceptible.

escena de Longlegs

Los títulos regresan al rojo puro mientras la relación de aspecto de la pantalla cambia progresivamente. Este cambio activa la lógica narrativa del formato cuadrado con bordes circulares para los flashbacks (pasado) y el formato ancho para el presente. Sin embargo, la transformación en la relación de aspecto durante los títulos iniciales también expande la presencia del color rojo. Tras la invasión del espacio seguro que es el hogar de Lee, los títulos anticipan que el infierno comienza a pisar fuerte.

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Un primer plano de una Lee adulta, justo antes de su primera misión como agente especial del FBI, revela la directiva de un superior: “Muy bien, niños. Esta es la parte en la que pueden hacer las cosas que los adultos ya no quieren hacer”. El término “niños” no solo define a los agentes novatos, sino que también señala la permanente tensión entre la Lee de la década del 70 y la del presente, en los 90. El primer contacto con Longlegs representa lo que, casi 20 años después, se convertirá en un recuerdo reprimido pero fundamental en la ruptura de una transición natural entre niñez y adultez.

La casa y el caballo

El nuevo hogar de Lee, una cabaña situada prácticamente dentro de un bosque, se presenta en un plano general oscuro que hace casi imperceptible la estructura de la casa. Solo se advierte la cálida luz que emana de las ventanas. Lejos de la nieve y la pureza de la vivienda infantil previa al encuentro con Longlegs, se percibe que los espacios seguros ahora han desaparecido.

escena de Longlegs

Tras la asignación del caso Longlegs a Lee y sus primeros contactos con su superior, el agente Carter, las características del personaje se vuelven evidentes tanto en el guion como en la puesta en escena. El personaje rara vez comparte planos con sus colegas y, cuando lo hace, existe una distancia prudencial. Hay un único plano en el que esta distancia se anula: cuando Lee conoce a la Señorita Ruby, la pequeña hija de Carter.

Cuando Ruby lleva a Carter a conocer su habitación, ambos personajes están sentados en la cama. Aunque hay una pequeña distancia entre ellos, especialmente porque Lee se sienta casi de espaldas a la hija de su jefe, la agente observa la habitación llena de peluches blancos y armonía, hasta que se detiene en unos trofeos ganados por Ruby en competencias de patinaje.

El primer trofeo que Harker toma para observar está sin cabeza. A continuación, descubrimos una de las pocas revelaciones de la vida de la protagonista: quería ser actriz, no agente del FBI. En el trofeo, Lee ve un objeto representativo de la infancia, aunque esa cabeza “perdida” también marca algo que nunca fue. Una infancia que, aunque no llegamos a conocer, solo sabremos que fue permitida por fuerzas que, a cambio, demandaron un sacrificio mucho mayor. Además, el juego de las cabezas podría trasladarse a las muñecas creadas por Longlegs, y cómo la destrucción de estas conlleva la liberación del demonio. Esta secuencia subraya el quiebre entre la infancia y la adultez, un cambio que aquí es más que una simple transición entre etapas.

escena de Longlegs

Regresamos al nuevo hogar de Lee. Tras una jornada agobiante de trabajo y algo que puede ser más agotador que el propio caso, como lo es interactuar en un núcleo familiar como el del agente Carter, la protagonista tiene el primer contacto con su madre, Ruth. Es a través de un llamado, en el que veremos una de las únicas sonrisas de Lee a lo largo de toda la película. Mientras tanto, remarquemos que no todo siempre tiene una razón de ser y algunas cosas simplemente están porque sí (o porque quedan bien). Pero no parece azaroso que durante el llamado el personaje esté ubicado de costado a un cuadro colocado en la pared.

Se trata de la ilustración de un caballo en movimiento perseguido y, parcialmente, atrapado por una especie de oscuridad. Teniendo en cuenta que uno de los principales simbolismos del caballo es la libertad, la imagen marca su quiebre. Si Lee es el caballo, la pureza/libertad se refleja en una de sus únicas sonrisas, lograda gracias a un comentario de su madre. En contraste, esa sombra que acecha, simbolizada por una nueva irrupción de Longlegs y el mal a su hogar adulto, aparece tan solo segundos después. Harker es (o trata de ser) luz, aunque es acechada cada vez más por la oscuridad.

escena de Longlegs

¿Rezas tus oraciones?

Luego de que Harker sea llamada para presenciar la escena del crimen en la casa de la última familia asesinada, nos trasladamos a una especie de entrepiso de la oficina del FBI, en el que la protagonista habla a través de un teléfono público, nuevamente, con su madre. Hay dos cuestiones complementarias en esta secuencia que reafirman la idea de que Lee es un personaje condenado. Se trata del primer momento en la obra en que adquiere relevancia el aspecto religioso de la familia Harker. Una está en el diálogo y otra en la puesta en escena.

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Cuando Ruth le pregunta a Lee si sigue rezando sus oraciones -diálogo-, se pasa automáticamente a un plano general (puesta en escena) que intenta reflejar la situación de Lee. La entrada al piso de arriba se ve a través de la escalera, desde donde proviene una luz blanca. La protagonista está debajo, cerca de una puerta a través de la cual vemos la luz cálida que proviene del otro lado. De alguna manera, el cielo no está cerca de ella. En cambio, el infierno sí.

escena de Longlegs

Más adelante quedará en claro que Harker (permítase el juego de palabras) se encuentra “arriba” de El Hombre de Abajo. Pero… ¿no es esa parte de su condena? Por lo pronto, Perkins se ocupa de hacernos saber que Lee no está rezando sus oraciones… o no tiene sentido que lo haga.

La Mujer de Arriba

Luego de que el último flashback de la película revelase la participación de Ruth Harker en los crímenes de Longlegs, la agente especial Harker despierta en el sótano donde el perturbador artesano construía las muñecas. El mismo sótano de la casa en la que Lee creció. Como ya se ha expuesto, Lee siempre se encontró «arriba» del Hombre de Abajo.

Cuando la imagen pasa de la niña Lee y su madre acostada en la cama tras el final del flashback, vuelve a la versión adulta del protagonista, aunque con una particularidad. Lo hace en formato cuadrado. Es la primera vez que la imagen se presenta así para el presente. Mientras despierta, luego de desvanecerse por el disparo a su muñeca, la imagen comienza a expandirse de la misma manera que en los títulos iniciales. El pasado y el presente se unen una vez que se revela la verdad.

escena de Longlegs

Finalmente, cuando Lee se pone de pie con lentitud, la imagen queda al revés. La inversión de los objetos siempre suele asociarse al satanismo (de hecho, los créditos finales corren de abajo hacia arriba), aunque, en este caso, lejos de ser una decisión meramente “canchera”, se trata de una idea relevante.

escena de Longlegs

Con esta puesta en escena de Longlegs, entendemos que, ahora, el sótano es arriba. Ya no existe el Hombre de Abajo e inminentemente también dejará de existir la mujer que lo ayudaba. Solo queda Lee. El final, con ese disparo que no sale del arma, insinúa un futuro desolador. ¿Estaremos ante un nuevo ciclo de crímenes? ¿Será ahora Lee quien acepte su condena para salvar a la Ruby huérfana? De eso se va a tratar: de seguir siendo fuerte en una lucha incesante contra el mal o convertirse en La Mujer de Arriba.