‘Taxi Driver’: cómo hizo Paul Schrader para escribir un guion casi autobiográfico

Conmemoramos el cumpleaños del guionista y director de cine Paul Schrader, trayendo a colación la historia detrás de una de las historias mejor filmadas, 'Taxi Driver'.
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En el año 1976, un joven Martin Scorsese le presentaba al mundo su nueva película: ‘Taxi Driver’. La corta carrera del director solamente constaba de un total de cinco largometrajes, los que le valieron la confianza para agarrar este guion. A partir de ese filme protagonizado por Robert de Niro, la filmografía de Scorsese sufre un punto de quiebre. El éxito de ‘Taxi Driver’ fue desmedido, no destacó en taquilla, pero sí en su estreno mundial, y del fuerte apoyo de la crítica ni hablemos.

Lo cierto es que la nueva película de Scorsese proponía un clima y un ambiente de la Nueva York de los años 70 tal y como la imaginamos que fue. En un país que jugaba a dos puntas debido al fuerte impacto de la Guerra de Vietnam y en el creciente desarrollo de la contracultura. La soledad, la prostitución, el amor no correspondido y hasta la locura, son algunos de los temas clave que toca el filme. Todos ellos forman parte de una misma mente: la de Paul Schrader.

Schrader es el guionista de ‘Taxi Driver’, la mente maestra detrás de la obra maestra. La misma persona que no vio una película hasta sus 18 años fue la misma persona encargada de darle vida, forma y pensamiento a Travis Bickle. Y eso que se trató de su segundo guion, conocé la historia de Paul Schrader, y de cómo hizo para escribir una de las historias mejor contadas del cine.

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Paul Schrader tenía solamente 28 años cuando se sentó a escribir ‘Taxi Driver’ por primera vez. Era el año 1975, y Schrader ya había escrito el guion de ‘The Yakuza’ (1974), un filme dirigido por Sydney Pollack que no triunfó en nada. Para su nuevo proyecto, el joven guionista tenía en mente basarse en un acontecimiento que conmocionaría a su país años atrás. En el año 1972, Arthur Bremer pasó a la historia de Estados Unidos por llevar a cabo un intento de asesinato hacia George Wallace, candidato a la presidencia de aquel momento.

A partir de ese suceso, la cabeza de Schrader ya se ponía a trabajar en la creación de una historia. Pero, prontamente, su mente tendría que batallar con sus demonios internos. En un lapso de cuatro meses, el guionista había quebrado su matrimonio como también la relación paralela que había hecho fracasarlo. Por otra parte, fue despedido del American Film Institute, y su problema con la bebida no lo ayudaba en ningún aspecto. A partir de esto, Schrader decidió aislarse en un departamento, solo, desconectado del mundo.

No todo termina acá, ya que el guionista empezaría una vida sedentaria. Un día normal empezaba a las cinco de la tarde, cuando decidía levantarse de su cama. Desayunaba el primer licor que se encontraba, y con esa misma botella salía a dar vueltas en su auto hasta que se haga de noche. Cuando caía el sol, Schrader tenía la costumbre de disfrutar de proyecciones en cines pornográficos. En esas salidas nocturnas, en su obsesión por las armas y en su trabajo como repartidor de pollos, encontró finalmente una respuesta.

Esa solución a sus problemas fue Travis Bickle. En mucho menos de un mes, Paul Schrader alcanzó los dos primeros borradores de un guion que conectaba todo. Partió de sus propias experiencias en la creación de un personaje antipático, solitario y con tendencias psicópatas. Además de sumarle su idea original, la de un hombre trastornado, preocupado por su país y con ganas de asesinar a un candidato a la presidencia. Allí lo concretó todo: un excombatiente de la guerra de Vietnam, que es fuertemente afectado por el contexto de su país, y que se inclina, poco a poco, hacia una vida llena de peligros. El mejor lugar para contar su historia, era en las turbulentas calles de la Nueva York de los años 70.

El resto es historia. El guion de Schrader cayó en manos de Brian de Palma, pero el director estaba ocupado con ‘Carrie’ (1976) y le recomendó al guionista que llame a un tal Scorsese. Luego de ver ‘Mean Streets’ (Martin Scorsese – 1973), Schrader no dudó ni un segundo en llamarlo. El joven director le daría el tono necesario a ‘Taxi Driver’, y transformaría en metraje la historia creada por Schrader. A día de hoy, la película ya es un clásico y no solo un ícono del cine, sino también de la cultura.

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