Es casi imposible pensar en la renovación de Hollywood en los años setenta sin pensar en la oleada de jóvenes cineastas con una nueva forma de ver al mundo. De esa década surgieron grandes clásicos que hasta el día de hoy persisten en el tiempo. También sucedió que, en el apogeo de la contracultura, surga una explosión de películas que años después se empezarían a llamar «de culto». Uno de los máximos exponentes de este movimiento y característico del género es William Friedkin.
El cineasta es reconocido mundialmente por la variabilidad que tiene su carrera. Su inicio como director coincide con los primeros vestigios del Nuevo Hollywood, el movimiento que catapultó las carreras de jóvenes de la época como Scorsese, Spielberg, Coppola, De Palma y hasta al mismo Friedkin. Es en ese contexto donde se desarrollaron películas que marcaron al cine.
Quizás de una manera un poco más oculta, el trabajo de William Friedkin se tornó fundamental para el desarrollo de las nuevas formas de hacer películas. El director supo hacer cátedra de terror, de suspenso, de acción y hasta de pop, como cuando dirigió el videoclip del hit de los ochenta Self Control, de Laura Branningan. Para conmemorarlo, aquí se encuentra una lista de sus películas imperdibles.
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Éstas son las 5 películas fundamentales de William Friedkin:
The Exorcist (1973)


Hablar de Friedkin es hablar de El Exorcista (1973), una de las más grandes películas del cine de terror. El paso a la historia siempre le fue difícil al género, sin embargo existen películas que saben romper los estándares y llegar a ser consideradas obras maestras, ésta es una de ellas. ¿Cómo hace una película de terror para asustar y para ser cinematográficamente excelente? Una pregunta que solo William Friedkin supo responder cuando realizó este largometraje.
El Exorcista (1973) se centra en la búsqueda de unos sacerdotes jesuitas de acabar con una posesión demoníaca que tomó el cuerpo de una joven de 12 años. La película obtuvo tanto éxito que fue nominada a diez Premios Óscar, de los cuales solo consiguió dos. Sumado a eso, la relevancia histórica y cultural que conlleva el largometraje no tiene precio alguno. Un clásico hecho y derecho.
The French Connection (1971)


Toda carrera tiene un punto de quiebre. Un momento de consagración que permite la expansión sin precedentes de una voz a la que vale la pena escuchar. The French Connection (1971) fue la oportunidad de Friedkin de demostrar lo que era capaz. Si se quiere, podría llegar a considerarse la película más importante de su filmografía, con la cual supo construir con camino y una identidad propia. Todo eso, sin dejar de resultar realmente entretenido y atrapante.
The French Connection (1971) o Contacto en Francia lo tiene de todo. Los actores (también de culto) Gene Hackman y Roy Scheider interpretan a dos oficiales de narcóticos que tienen como objetivo la captura de un traficante de drogas francés. La mítica estética de los setenta, una historia de trabajo policial increíble y la considerada mejor escena de persecusión en autos del cine.
Sorcerer (1977)


Aventura, drama, suspenso, terror. Todo eso y más a lo largo de dos horas de pura adrenalina. Hacer Sorcerer (1977) fue para Friedkin lo que hacer Apocalypse Now (1979) fue para Coppola. Además de tener problemas en su producción, su estreno fue opacado por el trabajo de un colega, una película de ciencia ficción titulada Star Wars (1977). De todas formas, el largometraje supo encontrar su merecido lugar con el paso del tiempo.
La selva es uno de los protagonistas de la historia. El resto, cuatro criminales que buscan esconderse de sus pasados de delincuencia. ¿El objetivo? transportar dos camiones cargados con nitroglicerina de un lado al otro de la selva. Sorcerer (1977) tiene la carga política necesaria para convertirse en una película crítica a la vez que cuenta una historia salvaje.
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Cruising (1980)


Si hay algo que no se le puede criticar a Friedkin, es su concepción sobre el contexto que se está viviendo. La explosión del hippismo en los setenta fue acompañada por la liberación y la búsqueda de identidad. Para los años ochenta, lo construído una década antes ya era un hecho. Allí es donde se adentra el cineasta con Cruising (1980), iniciando los míticos años del pop sin dejar de ser fiel a su estilo.
Al Pacino le pone voz y cuerpo a un agente de policía que trabaja de encubierto en la búsqueda de un asesino de hombres homosexuales. Los crímenes son atroces, y como el oficial encargado del caso cumple con el físico estándar de las víctimas, será su trabajo meterse en el mundo del sadomasoquismo homosexual y frecuentar los lugares atípicos de Nueva York.
To Live and Die in L.A. (1985)


La acción y el suspenso siempre fueron marcas registradas en la mayoría de la filmografía de William Friedkin. El director supo destacar contando historias que realmente tenían su destaque en lo cinematográfico sin descuidar en ningún momento cualquier otro aspecto de la película. En To Live and Die in L.A. (1985) supo construir un thriller de acción capaz de atrapar hasta al menos avispado.
Frenética y casi sin pausas, la película se posiciona como una gran obra del cine de acción. Cuenta la historia de la búsqueda que lleva a cabo un agente del gobierno para atrapar a un falsificador. Un joven Willem Dafoe tendrá que escapar de esta trama convertida en una historia de justicia y venganza.