Las drogas siempre han sido un antes y después en todos los seres humanos cuando son probadas. Lejos del glamour o lujuria cinematográfica que ellas le pueden entregar a la cámara, Beatiful Boy se centra en las consecuencias y la evolución interminable de la drogodependencia.
La cinta está dirigida por Felix Van Groeningen (The Broken Circle Breakdown) y escrita por Luke David (Lion) junto al mismo director. El reparto lo conforma Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney y Amy Ryan. Nuestra opinión: Buena.
La cinta se maneja como una crónica sobre la adicción a la metanfetamina y el intento de recuperación: un padre (Carell) observa a su hijo (Chalamet) mientras se levanta y cae ante las drogas. Un drama familiar centrado en estos dos individuos que aborda temas como la soledad, los sueños y la depresión.
Todas las actuaciones están a un nivel superlativo. Carell maneja un personaje que está abatido, cansado, decepcionado y frustrado consigo mismo por lo que le está sucediendo al hijo; transmite con sus gestos, sus miradas, todo lo que un padre no le puede verbalizar a su hijo. Timothée, que hace de Nic, representa a un joven destinado a una carrera llena de éxitos por su habilidad al escribir (por lo menos eso dan a entender). Sin embargo, nunca se ha sentido feliz. No le encuentra sentido a la vida y halló en las drogas paz, y esa sensación que tanto quería. El performance del actor es de premio, consigue el alma ejemplar de un adicto y se aferra a ella.
La película no es excelente porque tiene un guion que resulta confuso. Luke David y Felix Van Groeningen manejan la historia con varios saltos temporales. Van desde revelar un dato que debería ser importante para la trama, hasta simples recuerdos emocionales. Esto vuelve a la cinta tediosa y larga en algunos momentos. La mayor crítica es que es innecesario mostrar tantas caídas de Nic, cuando desde la primera media hora te dejan en claro que este chico no va a dejar los estupefacientes tan fácilmente. Es como ver la misma situación varias veces.
Otra cosa llamativa. Si en algún momento sentiste que estabas viendo un vídeo musical, no es que estás loco. En los sucesos de más tensión, el montaje y la edición dejan sonar música que no generan nada, lo cual es un desperdicio.
Sin embargo, a pesar del montaje, Beautiful Boy es una historia súper interesante que, quiera o no, transmite un gran mensaje sobre la depresión. Nic se siente solo, pero tiene un papá que daría la vida por él. Quizás para el personaje no es de mucha relevancia, pero uno como audiencia, es testigo del amor incondicional de la familia. Tanto es así, que al final el enemigo no son las drogas sino el mismo desaliento.