Crítica de ‘Bohemian Rhapsody’, biopic de Freddy Mercury

El film sobre una de las más grandes bandas de la historia está compuesta por una formula convencional que decide medir lo que se debe y no contar, termina siendo un playlist de Spotify.
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Una historia genérica es la mejor manera de describir a Bohemian Rhapsody. El film, que trata de explicar en 2 horas la historia de una de las más grandes bandas del mundo, está compuesto por una fórmula convencional que decide medir lo que se debe y no debe contar. Hace que termines capturando un playlist de Spotify. Eso sí, si la Academia sabe diferenciar la historia con actuación, tenemos ya nuestro Óscar a Mejor Actor.

Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury está dirigida por Bryan Singer (X-men), aunque Dexter Fletcher (Kick-Ass) asumió las ultimas semanas de la direcciones, tras el despido de Singer por «comportamientos no profesionales». Rami Malek fue el elegido para dar vida a Mercury, junto a Ben Hardy (Mary Shelley), Lucy Boynton (Sing Street) entre otros.

Haciendo honor a la ley de «mientras más alto, más dolorosa será la caída», hay que decir que el film es frustrante. Pero veamos lo bueno. A nivel técnico, ambientación, estilo y actuaciones, es fantástica. En especial, los integrantes de la banda están muy bien logrados y tienen una química muy poderosa, a tal punto que llegas a entender lo complicado que debe ser una banda y entiendes porque la mayoría se separa. Al mismo tiempo tienes la música, que es básicamente el cinturón de seguridad de la cinta: «Pon lo que sea, con tal que tenga música de Queen va a atrapar».  Si no fuera porque está – personalmente- en el top tres de películas más esperadas, la decepción no fue tan grande.

Todo depende de en qué asiento te vayas a sentar para juzgar la película. Si eres el fan que quiere ir a escuchar a Queen y te gusta el ambiente, es muy probable que cumpla con lo que quieras y sea una buena experiencia. Si te pones en el lugar más critico, veras una historia estirada, callada, censurada y con abordajes puritanos e incluso estereotipados a los conflictos de los personajes. 

El potencial es Rami Malek. Es difícil pensar que alguien pueda intentar igualar la presencia de Freddie Mercury -no solo en el escenario sino en cualquier lugar-. Malek tiene un carisma único y unos gestos de un tipo que literalmente encarnó en vida propia al personaje. Hace recordar mucho a Gary Oldman en Darkest Hour, por la forma de desaparecer al actor y transformarse en el hombre de la historia. Por ello tiene todas las de llevarse el Óscar.

Pero al mismo tiempo ves su actuación y sientes que la cámara no captó todo lo que podía. Hay muy pocos primeros planos, o primerísimos planos de Freddie; no se preocuparon para hacerla más personal, no decidieron buscar la presencia. Eso es un pecado, porque no todos los años -peor, décadas – habrá una cinta de Queen, y a esta la abordaron de una manera muy flácida. 

Uno de los principales errores fue amoldarla a una cinta P-13. Muy inocente todo, forjando al espectador a usar la imaginación. Hagan un documental para eso.

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