‘Annette’ es sin ninguna duda una película que divide las aguas: muchos la disfrutarán boquiabiertos y otros se indignarán y hasta pedirán el reembolso de su entrada. ¿Por qué? Porque estamos frente a lo que muchos se animan a decir, una obra maestra del séptimo arte dirigida por Léos Carax. Bella e incómoda, lograr descolocar al espectador constantemente. No sólo es completamente diferente a cualquier otro musical, sino que, incluso no se parece a ninguna otra película.
Como salido de un cuadro de René Magritte, el surrealismo se hace presente en este musical, que es mucho más que eso, es experimental hasta la médula. Por momentos sumamente teatral, con ángulos de cámara, efectos y fundidos extraños de ver, poético, hiper dramática y desestructurada a la vez. Es quizás, si pensamos en los musicales clásicos, un anti musical.
‘Annette’. Dirección: Léos Carax. Guión: Ron Mael y Russell Mael. Fotografía: Caroline Champetier, Música: Ron Mael, Russell Mael, Sparks. Protagonizada por: Marion Cotillard, Adam Driver, Simon Helberg. Duración: 140 minutos. Plataforma: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: Muy buena.
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La extensa película protagonizada por Marion Cotillard y Adam Driver, tiene un inicio brillante y clave en el que adelanta que estamos frente a una pieza distinta, disruptiva, provocativa, íntima, y sobre todo perturbante.
Observamos en primera instancia al director del filme sentado en la sala de mezclas del estudio de grabación, junto con su hija Nastya a quien va dedicado el largometraje. Dentro del estudio se encuentra Sparks, banda conformada por los también guionistas del film, Ron y Russell Mael. La banda sonora pareciera marcar el paso de la película, comenzando por “So May We Start” – vamos a empezar- momento en el que los protagonistas se meten en escena como si fuera un backstage. Mientras caminan, el resto del reparto se une a ellos, cantando frente a la pantalla y preguntándose algo que será de vital importancia para comprender la película: “¿dónde está el escenario? ¿está afuera o está adentro?”.


La trama del film no es para nada compleja, sin embargo, gracias al guion, las actuaciones y voces , la música que acompaña la narración, la escenografía que parece sacada de un sueño. Junto con el vestuario y la ambientación marcada por los rojos, verdes y amarillos, completan y dan sentido a una película que aparenta -en un principio- no tenerlo.
Ann Defranoux, frágil y delicada, es una exitosa cantante soprano con un claro estilo wagneriano que no para de llenar teatros. Henry McHenry, irreverente y un poco payaso, es un famoso comediante de stand up reconocido por su estilo ácido y provocador que roza lo políticamente incorrecto. Frente a las cámaras de los paparazzi y los medios de noticias que cubren sus vidas, Ann y Henry tienen un romance idílico, se casan y tienen una hija: Annette.
Ésta última, interpretada por nueve títeres de madera en un trabajo de construcción excelente por parte de Estelle Charlier y Romuald Collinet que dieron vida a la bebé Annette desde su nacimiento hasta los cinco años. Con un total de 15 expresiones faciales distintas, la marioneta impacta en un principio y nos produce una sensación de extrañeza que se trabaja en robótica como “el valle inquietante”. Esto último, en relación al grado de aceptación o familiaridad de parte de los humanos hacia las réplicas antropomórficas similares al humano real.


Es el fruto de su relación lo que hará que sus vidas cambien y la balanza del éxito profesional se incline hacia la toxicidad masculina. A partir de la llegada de Annette, la historia pasa de un romance perfecto que es tapa de diarios a una tragedia marcada por la envidia profesional. Guiada por las imposiciones patriarcales y paternidades tóxicas que dejan al desnudo una masculinidad con la que hoy en día el feminismo sigue dando batalla para desterrarlo.
¿Dónde está el escenario entonces? ¿afuera o adentro? Al igual que el escenario en el que Ann canta, nos damos cuenta que nunca es uno solo, se bifurca y ramifica constantemente. Como la vida misma, como nuestros sueños que nos llevan de una cosa a la otra, de un escenario a otro. ¿Es acaso su supuesta relación platónica lo que actúan para las cámaras? ¿El escenario está en sus trabajos o en sus vidas personales? ¿O es lo que vemos en ‘Annette’ el escenario de algo que vemos habitualmente?
2 comentarios en “Crítica de ‘Annette’, de Léos Carax con Adam Driver y Marion Cotillard (MUBI)”
Yo quisiera traducir esta crítica al inglés para los que no dominen el español, por pura afición a los Sparks y la película. Si les parece buena idea, espero que la traducción encuentre acogida aquí. Si tienen preguntas, ya tienen Uds. mi correo electrónico.
Hola! muchas gracias por tu comentario. De mi parte no tengo problema con que realices una traducción de mi crítica, lo único que si te pido es que mi nombre así también como el de Bendito Spoiler que es el medio en el que está subida la crítica, estén presentes en tu traducción. Un saludo y muchas gracias