No hay que analizar mucho las cosas para entender que el mundo en general vive momentos desorientadores. No necesariamente vinculados con la pandemia, sino más bien a un presente en el cual tanta información desorienta. Los antivacunas, las fakes news, los explotadores de recursos naturales, la derecha extrema, los pro-armas, entre otros, son entes que han venido en un aumento que da de que preocupar. Sin embargo, a veces, precisamente estos casos ridículos se luchan con más ridiculez. Don’t Look Up, de Adam McKay con estreno en Netflix, es una sátira más que interesante de un evento que no ha sucedido. Aún.
Don’t Look Up (2021). Dirección: Adam McKay. Guion: Adam McKay. Elenco: Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Rob Morgan, Meryl Streep, Jonah Hill, Mark Rylance, Melanie Lynskey, Timothée Chalamet, Tyler Perry, Ron Perlman, Ariana Grande, Scott Mescudi, Cate Blanchett. Fotografía: Linus Sandgren. Edición: Hank Corwin. Música: Nicholas Britell. Duración: 141 minutos. Nuestra opinion: Muy Buena.
Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) se encuentra en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Michigan realizando su doctorado, de un momento a otro y de casualidad, descubre un cometa gigante. Lo que empezó como una noche de celebración con su profesor, el Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), terminó convirtiéndose en una pesadilla. Ambos descubren que el cometa viene en dirección a la tierra y su tamaño asegura la destrucción total del planeta. Cuentan con seis meses para hacer algo. Junto al Dr. Teddy Oglethorpe, interpretador por Rob Morgan, le comunican el hallazgo a la presidenta de los Estados Unidos (Meryl Streep). Lejos de hacer algo concreto, inicia una comedia de humor negro que exponen lo ridículamente peligroso que pueden ser algunas de las banderas que hoy alzan con fervor los grupos de poder.
Películas de la ya pasada comedia americana como Anchorman: The Legend of Ron Burgundy (2004), The Other Guys (2010), otras con un tono más serio, sin dejar la sátira, como las premiadas The Big Short (2015) y VICE (2018) – y no olvidar que también es productor ejecutivo y director del primer episodio de Succession –, dejan en claro que Adam McKay es el hombre indicado cuando se trata de llevar a la política y todos sus derivados a un terreno más gracioso con el mismo efecto de un thiller. Destaca por trabajar con un buen equilibrio entre los diálogos y chistes, por un montaje en la sala de edición ya muy propio de su firma y, por trabajar eficientemente con un elenco numeroso.
Es casi absurdo el número de rostros familiares que vemos en pantalla. Todos cuenta con un momento y una justificación necesaria. Cabe destacar el trabajo de los protagonistas. Esperemos que Jennifer Lawrence ya haya descansado bastante, porque a su corta edad se le suma otro gran film en su carrera. DiCaprio por su parte demuestra nuevamente lo logrado en su anterior trabajo de Once Upon a Time in Hollywood, es un gran actor de drama, pero es un grandísimo actor de comedia.
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De resto McKay se da el lujo de tener a Meryl Streep en un nivel Trumpista, y a una parodia de Jeff Bezos, Bill Gates o Elon Musk con Mark Rylance. Jonah Hill, Ron Perlman, Cate Blanchett, siempre entienden su tarea. E incluso Ariana Grande se dignó a hacer una parodia de… ella misma. Ciertamente hay que mencionar que decepciona el papel de Timothée Chalamet. Por otro lado, un aplauso al de Chris Evans.
Destaca mucho el guion del filme que, entre lo real, ficticio y ridículo, funciona como una radiografía de lo que está sucediendo en muchas partes de mundo. Son tantos los discursos cruzados que es necesario verla varias veces para encontrar todos los temas. Existe otra película que también busco hacer algo en un momento complicado. Por ello podemos decir que Don’t Look Up es la Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb de nuestra era.