Pareciera que Mass parte de la idea sencilla de un encuentro: los padres del causante de un tiroteo escolar se reúnen con los padres de una de las víctimas. Sin embargo, el debut de Fran Kranz logra con honradez que la película vaya más allá de lo simple que esa trama pueda parecer y la aleja de cualquier intención política que desprende semejante asunto. Después de años de dicha tragedia, cuando el silencio se adueña del embrollo de los medios y abogados, estos padres se reúnen con la necesidad de darle un fin cueste lo que cueste.
‘Mass’ (2021). Dirección y Guion: Fran Kranz. Fotografía: Ryan Jackson-Healy. Edición: Yang Hua Hu. Música: Darren Morze. Elenco: Jason Isaacs, Martha Plimpton, Ann Dowd y Reed Birney. Duración: 110 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
La historia tiene como punto de encuentro una iglesia episcopal donde la encargada, con mucha dedicación, prepara la habitación donde será la reunión de estas cuatro personas. La habitación adquiere paradójicamente el rol de un lugar seguro pero claustrofóbico a la vez donde la investidura de la intimidad de ese encuentro engendra el desnudo de sentimientos de dolor de cada uno de ellos. Tan sofocante pero cautivante al mismo tiempo.
La obra de Kranz, que no es una obra de teatro, pero bien podría serlo también, propone con mucha solidez diálogos penetrantes y desgarradores. Consigue que la energía de la conversación sea totalmente realista como así también los espacios de silencio y reflexión estén al servicio de la verdad. Otros de los puntos fuertes y en donde recae el film es el poder de actuación de los cuatro protagonistas. Cada uno de ellos resulta hipnótico y mantiene el registro que le pertenece. Martha Plimpton (Gail), Ann Dowd (Linda), Jason Isaacs (Jay) y Reed Birney (Richard) otorgan una clase de actuación de primera categoría. Sin dudas la angustia y el trauma se puede palpar en cada uno de ellos.
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Sabemos que el dolor en el ser humano se presenta en distintas formas y cada persona lo transita a su manera, pero Mass deja en claro que el desconsuelo y la sanación del mismo es lo que la sostiene, pero sobre todo la redención del perdón. Kranz se deshace al instante de todo tipo de política y religión que pueda cargar y nos demuestra el poder que tiene el perdón, lo intrínseco que es al ser humano sin importar todas esas cuestiones. Al final la empatía es lo que nos une como humanos.
Mass invita al espectador a que permanezca en esa sala como uno más sin importar cuan doloroso y emotivo sea y a la vez nos deja una invitación esperanzadora de abrir la puerta del perdón como única liberación y remedio de alivio. Impensadamente, nos transforma en testigos de que cuando finalmente la herida cicatriza, el dolor parece algo del pasado.