El ganador del Oscar por su magnífico trabajo en Drive My Car, Ryûsuke Hamaguchi, presentó su nueva película en el Festival de Venecia donde ganó el Premio del Jurado. Evil Does Not Exist se trata de una enigmática pequeña historia, en la que se unen elementos de drama, composición y misterio. Una trama seca y fría, pero por momentos cautivadora que deja más preguntas que respuesta, que al director claramente no le interesa responder.
En lo profundo del bosque de la pequeña aldea rural de Harasawa, Takumi (Hitoshi Omika), un padre soltero, vive con su pequeña hija (Ryo Nishikawa), Hana. Pasa su tiempo recorriendo el bosque, cortando leña y acarreando agua prístina de pozo. Es un hombre muy querido por la pequeña comunidad ya que nadie conoce el bosque como él. Sin embargo, la paz está por llegar a su fin, ya que llega la empresa de Tokio Playmode está lista para comenzar la construcción de un sitio de glamping (un camping de lujo) para turistas de la ciudad. Un plan que Takumi y sus vecinos descubren y que tendrá consecuencias nefastas para la salud ecológica y la limpieza de su comunidad.

La serenidad abrumadora de esta tierra virgen de montañas donde los ciervos deambulan pacíficamente en libertad está a punto de verse perturbado por las acciones de la empresa. En cierta forma parece que Hamaguchi decidió con esta película volver a las bases. Bajar un cambio. Volver a pensar en Ozu. Regresar a la naturaleza y a un cine un poco más independiente. En esta historia conviven oscuridad y la inocencia de la naturaleza, bajo Takumi y la pequeña Hana.
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La cámara de Hamaguchi en Evil Does Not Exist, es testigo en todo momento. Como si fuera el espíritu ancestral del bosque que vigila todo lo que sucede. El prólogo de la película son casi cinco minutos de un plano nadir del bosque en movimiento, donde nos vamos acostumbrando al frio del lugar y a la bien lograda música de Eiko Ishibashi. Luego, cabe destacar la escena de la presentación y negociaciones del proyecto a los pueblerinos. Lo que es una discusión aparentemente muy tranquila (es decir, no están volando las sillas), es en realidad una guerra fría muy bien lograda con su planos y contraplanos.
En esa reunión se nos introduce a dos representantes de la empresa que tendrá finalmente mucha importancia. Luego, este espíritu seguirá hasta Tokio a estos empleados y veremos la otra cara de la moneda. Bajo el mismo estilo y encuadre, vemos otra guerra fría dentro de las oficinas de Tokio Playmode.
Sabemos que no podemos pedirles a explicaciones a Hamaguchi. ¿Por qué ese final apresurado? Sin el apresurado, ¿por qué ese final? ¿El hombre de ciudad no es bienvenido al mundo más primitivo? ¿Es una cuestión de clases? ¿Es un no al progreso? ¿Una vida por otra? Evil Does Not Exist no está cerca de ser el mejor trabajo de Hamaguchi. Uno siempre le exige un poquito más directores de tal envergadura. Pero, aun así, está película presenta un conflico y tiene una composición tan efectiva, que demuestra una vez más que estamos ante uno de los mejores dramaturgos en este momento en el cine.

FICHA TÉCNICA
Evil Does Not Exist (Aku wa Sonzai Shinai, 2023). Dirección: Ryûsuke Hamaguchi. Guion: Ryûsuke Hamaguchi, Eiko Ishibashi. Elenco: Hitoshi Omika, Ryô Nishikawa, Ryûji Kosaka, Ayaka Shibutani, Hazuki Kikuchi, Hiroyuki Miura. Fotografía: Yoshio Kitagawa. Edición: Ryûsuke Hamaguchi, Azusa Yamazaki. Música: Eiko Ishibashi. Duración: 1 hora, 46 minutos. Nuestra opinión: Buena.
Esta película forma parte de nuestra cobertura al Festival de Cine de Nueva York 61