Una palabra que lo dice todo y no lo dice «nada». Irónicamente sí, esa última palabra que acabo de escribir se convirtió en un estandarte del dialecto argento en los últimos tiempos. La usamos para casi todo y hasta atraviesa diferentes generaciones. Pasando de ser actualmente una herramienta que los más jóvenes utilizan para desligarse de la mayoría de las cosas hasta transformarse en algo común que une a casi todos los argentinos. La nueva serie de la dupla en dirección Mariano Cohn-Gastón Duprat lleva ese título.
En todos los episodios (que son 5 y con una duración de 30 a 35 minutos, algo que se agradece muchísimo en estos tiempos de relleno audiovisual) nos encontramos ante un prólogo narrado con la voz en off de la leyenda Robert De Niro diciendo “NADA”, y luego explicando el porqué del nombre de cada capítulo, en un intento de entender cómo los porteños nos comunicamos.
De Niro interpreta a Vincent Parisi, un reconocido crítico gastronómico estadounidense radicado en Nueva York que es muy amigo del verdadero protagonista, Manuel Tamayo Prats (interpretado por Luis Brandoni). Un paralelo en la profesión de la opinión culinaria que a su vez está hace dos años estancado sin poder escribir y hace veinte años sin publicar un libro. Vndiendo obras de arte y rebuscándoselas para poder sobrevivir y mantener su (pseudo) estatus de dandy bonaerense.
El ojo cínico e irónico de la dupla de directores se repite nuevamente. Algo que funcionó en casi todas sus obras, pero que en este caso es levemente reducido. Encuentra de una manera más cálida y compasiva comunicar algunas de las temáticas que suelen tocar: las amistades y en relación a eso el inevitable paso del tiempo.
La historia así lo requiere, ya que todo está visto desde la perspectiva de una persona un poco alejada de la realidad que se jacta de haber sido alguien importante pero que no pudo mantener. Manuel es una narcisista que debe cambiar. La serie juega inteligentemente con algunos paralelismos relacionados a la crítica cinematográfica y a las críticas en general. ¿Quiénes somos para juzgar el trabajo de los demás? ¿Con qué peso y bajo que parámetros se puede decir si algo es bueno o es malo, es rico o está asqueroso?
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Esas creencias comienzan a desvanecerse en Manuel gracias a la inesperada aparición en la puerta de su casa de una ama de casas recién llegada de Paraguay. Necesitada de trabajo (y recomendada por una expareja de Manuel), que hace todo por poder quedarse con él y no lo logra. Pero una noche, casi sin quererlo, lo convence. ¿Cómo? Haciéndole una sopa con una receta de su abuela. Es aquí donde el poder de la simpleza entra en juego. Tras una serie de eventos en la vida del crítico se va (auto)descubriendo y (re)descubriendo, haciéndose amigo de la idea de que necesita verdaderamente un cambio. Y es durante ese bello e inocente proceso que es la escritura, que interiormente se le negaba, sale a flote.
Si en The Bear veíamos cómo la cocina unía y a su vez nos mostraba las fragilidades del ser humano, en Nada es al revés. El proceso de deconstrucción no es mediante la catarsis en la cocina, sino a través de la banalidad de la crítica y cómo ésta puede destruirnos pero también hacernos replantear varias cuestiones. La serie argentina lo hace magistralmente con una gran y minimalista puesta en escena, un guion muy bien trabajado y una sensación de bienestar que deja un buen sabor de boca en sus últimos segundos.

FICHA TÉCNICA
Nada (2023). Dirección: Mariano Cohn, Gastón Duprat. Guion: Mariano Cohn, Gastón Duprat. Elenco: Luis Brandoni, Robert De Niro, Silvia Kutika, Majo Cabrera, Belén Chavanne, Enrique Piñeyro, Gastón Cocchiarale, María Rosa Fugazot. Fotografía: Alejo Maglio. Edición: Jimena García Molt, Sebastián Mega Díaz. Música: Ignacio Gabrie, Alejandro Kauderer. Duración: 5 episodio de 30 minutos cada uno. Nuestra opinión: Buena.