Mike White regresó con una nueva temporada de The White Lotus, la aclamada serie que se centra en los huéspedes de una cadena de hotel. En esta oportunidad, el espectador es testigo de una espada exótica a Tailandia protagonizada por una pareja desmedida, una familia que está al borde de la quiebra, una mujer con fantasmas y un trío de amigas hipócritas. Como en todo destino, desde el primer episodio la primicia es que habrá una muerte. Sin embargo, a diferencia de temporadas anteriores, esta vez se trató de un tiroteo. Se desconocía más información hasta el final. ¿Quién dijo que las vacaciones garantizan descanso?
¿Qué pasó en la tercera temporada de ‘The White Lotus’?
En The White Lotus no solo el destino cambia, sino que también sus personajes. En esta tercera parte, Chelsea (Aimee Lou Wood) y Rick (Walton Goggins) protagonizaron a una pareja con una gran diferencia de edad, donde ella asume un rol de salvación en el vínculo. Por otro lado, aparecieron los Ratliff, una familia de clase alta estadounidense que tiene como padres a Timothy (Jason Isaacs) y Victoria (Parker Posey) con tres hijos muy diferentes entre sí. Saxton (Patrick Schwarzenegger), el mayor, un obsesionado con el éxito y los licuados proteicos. La del medio, Piper (Sarah Catherine Hook) que quería conectarse con la espiritualidad y el más chico, Lochlan (Sam Nivola) que, a diferencia de sus hermanos, estaba bastante desorientado.
Siguiendo con los estereotipos americanos, apareció el trío de amigas rubias que se conocen desde que tienen memoria. Kate (Leslie Bibb) es la casada conservadora -que más tarde se descubre que votó a Donald Trump-, Jaclyn Lemon (Michelle Monaghan) una actriz deseada por todos y Laurie (Carrie Coon) la abogada divorciada. Todo lo que pienses de ellas, ya se lo dijeron por las espaldas.
Todos vienen de otro continente. Sin embargo, por más que se encuentren a miles de kilómetros de su realidad, ninguna distancia los puede alejar de sus problemas. Este exótico escape es una ilusión vacía. ¿Por qué realmente fueron a Tailandia? ¿Qué buscan? ¿Qué quieren dejar?

Mike White cambia de locación, pero mantiene ciertas tradiciones. Por ejemplo, les hace lugar a los actores oriundos. En este caso, una de las trabajadoras del hotel es interpretada por Lisa, la estrella del K-Pop. O tenemos a Patravadi Mejudhon, una legendaria actriz tailandesa que le pone la piel a la dueña del hotel. Además, no suelta las temporadas anteriores. Algún personaje regresó, pero no por capricho, sino porque debe hacerlo. Belinda (Natasha Rothwell), quien fue masajista del hotel en la primera temporada, viaja a la sede tailandesa para capacitarse.
Nuevamente, no todo es novedad, ya que nos reencontramos con Greg (Jon Gries), quien aparece en esta serie por tercera vez consecutiva. No porque se trate del favorito, sino porque en esta historia quedan asuntos por resolver. Tanya (Jennifer Coolidge) es quien muere en la segunda entrega, y el espectador sabe que se trató de un hecho dudoso. Su marido Greg, ahora viudo y principal sospechoso, vive en una lujosa casa en Tailandia. Belinda se reencuentra con él. Las casualidades no existen. En The White Lotus nadie puede escapar de sus fantasmas.
La temporada más espiritual
Los destinos elegidos por Mike White no son al azar. La espiritualidad está presente en cada centímetro de Tailandia y es justamente lo que sucede en esta temporada. Se maneja un ritmo lento y místico acorde con la cultura de este país. A través de ocho episodios, los personajes se van desgastando lentamente. Porque, aunque acumulen enojo o estrés, acá nadie erupciona de un segundo para el otro.
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Apenas arriban a Tailandia, le pide que apague sus celulares para lograr una mayor desconexión, pero ¿es suficiente? Uno de los primeros en negarse fue el padre de la familia Ratliff, pero, apenas se entera de que es acusado de fraude fiscal y la pesadilla de estar en bancarrota se vuelve realidad, entrega con gusto su teléfono. Se obliga a la desconexión con pastillas y alcohol. Por otro lado, tenemos a Rick, quien, sin objetivos vacacionales, viaja al país asiático por una venganza. Para desconectarse, necesita resolver y dejar atrás asuntos del pasado.

“No puedes huir del dolor”, dice el monje tailandés que es admirado por Piper. Tal vez el personaje que más se compromete con la espiritualidad, entiende que para sanar hay que tocar las heridas. Para cerrar hay que aceptar que algo se abrió. Estos protagonistas caóticos esconden en todo momento aquello que no les permite dormir. Pero, tarde o temprano, en The White Lotus todo sale a la luz. A veces, solo hace falta una luna llena.
Final explicado de la tercera temporada de ‘The White Lotus’: un cierre poco pacifico
Desde el primer minuto, el espectador sabe que estas vacaciones van a concluir con una tragedia. Y, aunque a través de los ocho episodios el drama de estos protagonistas acapare toda atención, Mike White dejó pistas. Siempre hay lugar para los indicios, pero sin dejar nada explicito. Como si se tratara de una adivinanza, el creador de esta serie permite que la audiencia construya sus propias hipótesis. En las redes sociales se difundieron miles teorías. Nadie puede escapar de The White Lotus. Ni siquiera la muerte.
Más allá de los lujos, las playas paradisíacas y exóticas, Mike White desata la maldición de este hotel: las vacaciones concluyen con una tragedia. Sangre, tiros y sorpresas. El karma finalmente llega. Se habla de los cambios transcendentales que generan un viaje a Tailandia. Los huéspedes de este hotel no son la excepción.

Finalmente, Chelsea y Rick mueren como si se tratara de un clásico cuento griego. Ella sale herida del tiroteo que inicia él, luego de que este enfrentara al que destruyó su vida. Todo para descubrir que el hombre que buscaba era realmente su padre. Por otro lado, el padre de familia coqueteó más fuerte que nunca con su muerte y la de los suyos, y aunque tuvo un fuerte susto con Lochlan, no terminará enfrentado a su destino en Tailandia.
Los finales felices fueron para las tres amigas y los trabajadores del hotel. Ellas sanaron heridas en una cena, especialmente Laura, que empieza a dejar de cuestionarse por sus decisiones pasadas y comienza a vivir el presente. Por último, Gaiko es el gran ganador, ya que luego de ejercer por primera vez defender al hotel (disparándole por la espalda a Rick) logra obtener el trabajo con el que soñaba y, lo más importante, ganarse el corazón de Mook. Otra que tuvo un gran final fue Belinda, que decidió saltarse las reglas y estar del lado de los triunfadores. Motivada por su hijo aceptó el dinero que le propuso Greg por su silencio con el fin de abrir su deseado spa. Pero como todo tiene un precio, deja atrás a Pornchai, su amor de verano.

«- ¿Qué crees que sucede cuando morimos? – Cuando naces, eres como una sola gota de agua que fluye hacia arriba, separada de la conciencia gigante. Envejeces, desciendes. Mueres, regresas al agua y te unes al océano de nuevo, sin separación, sin sufrimiento, una sola conciencia. La muerte es un feliz regreso». Tal vez se trata de la temporada más lenta, pero también más profunda. Quien muere, sabe cómo llegó hasta ahí. Acá nada sucede porque sí. Sin embargo, se le da lugar a la reivindicación. La posibilidad de que puedan ser libres en otro plano terrenal. Tampoco hay que morirse para renacer. Un atardecer armonioso despide a los sobrevivientes de esta cadena de hotel. Sus caras de esperanza se iluminan. ¿Habrán aprendido su lección? La realidad es que unas simples vacaciones no tienen el poder de cambiar a una persona. Pero hay otra verdad: esta no fue una escapada más.
Esto no fue todo. La cuarta temporada ya está confirmada. Veremos qué próximo destino nos deparará Mike White. O, mejor dicho, qué próxima tragedia.