Mujeres, fútbol, familia y sueños. Sorrentino regresa al Nápoles de los 80’s y nos muestra al hombre común (mejor dicho al adolescente torpe común). Fue la mano de Dios es una historia de cambios y liberación donde seguimos a Fabietto Schisa (Filippo Scotti) que presencia un giro radical en su vida. Por un lado, se sitúa en la llegada de Diego Maradona al club de sus amores y, por otro, tendrá que llegar a la adultez anticipadamente tras una tragedia inesperada. El director hace su film más personal, que a su vez es un hermoso homenaje a Fellini, a su ciudad natal y al Diego. La cinta más maradoneanda que jamás se hizo.
Fue la mano de Dios (2021). Dirección y guion: Paolo Sorrentino. Elenco: Filippo Scotti, Luisa Ranieri, Toni Servillo, Lino Musella. Fotografía: Daria D’Antonio. Edición: Cristiano Travaglioli. Música: Lele Marchitelli. Producción: Paolo Sorrentino, Lorenzo Mieli. Duración: 130 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
Es una verdadera pena que está película se termine estrenando en una plataforma en streaming. El cálido color de Italia que combinan con el mar de Nápoles y la ropa de la época, se vuelve hipnótico al ojo de cualquiera. A veces se escucha decir que una película tiene una “fotografía hermosa”. Nunca entendí lo que quieren decir con eso, ni me interesa realmente. En el caso de Fue la mano de Dios no hay que darle tantas vueltas, basta con decir que todo es hermoso.
La familia de Fabio es numerosa como cualquiera italiana. Por más que no simpaticen el unos con los otros siempre están juntos. Cada uno es un mundo lleno de alegría y decepciones. Sorrentino solo nos deja ver la puerta abierta a ese universo y aproxima las escenas más graciosas en un film repleto de humor italiano. A la par juega con lo tintes narrativos fantasiosos de Fellini, siendo probablemente la cinta que más rescata al gran autor que se haya hecho, como cuando su hermana nunca sale del baño, o el director se va nadando tras una clase sobre el cine. En fin, emotiva, profunda y bella, tanto en la alegría y en la tragedia.
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También hay que hablar del Diego. “El mejor jugador de la historia del fútbol” como profesa al inicio de la película. Uno de los ídolos del director y el tipo que, quieran creer o no, le salvo la vida. Si me dejan contar una anécdota de la función que se proyectó en el Festival (siendo la única que ha habido hasta el momento en Argentina) hay que contar que el público aplaudió tres veces durante el film, todas con referencia a Maradona. Algo raro que se ve solo en película como las de Rocky y las recientes de Avengers. También basta con decir eso.
Parte del segundo acto decae un poco. Es que la triste tragedia que invade al directo es inesperada para muchos, pero es parte del crecimiento del mismo Fabio quién tendrá su primer encuentro sexual y deberá ver al futuro. Fue la mano de Dios, es una película que nos invita a buscar el qué tenemos que decir, a mirar hacia adelante y pensar en lo siguiente. A buscar lo que hacía al Diego el mejor del mundo: la perseveración.