En 2019 Netflix incursionó en el género de superhéroes con Umbrella Academy . Aunque bien recibida por el público, no fue ni tan innovadora ni tan desafiante como la propuesta de la competencia ese mismo año. The Boys, con no sucinta violencia, echó por tierra los principios del género y tocó temas de lo más polémicos . En esta línea y con una calificación de 8.9 en IMBD, Invincible es en 2021 la inesperada apuesta de Amazon Prime Video.
Desde la última década un fantasma recorre la cultura popular: el fantasma de Marvel. Sin dejar impávido a nadie y con un universo interminable, los gigantes pochocleros de Disney impusieron a fuerza de billete el género superheroíco. Pero la máquina de hacer chorizos, tras más de –por ahora– veinte filmes y dos series, da signos de evidente desgaste (menos mal). Gran parte del público ya conoce la fórmula y los lugares comunes. Bien han sabido leer esta necesidad de renovación tanto realizadores como plataformas de streaming, que se abalanzaron billetera en mano sobre cuanto derecho de cómic, más o menos exitoso y disruptivo, vieron. ‘Invincible’ se inscribe dentro de esta tendencia.
El pasado viernes 26 de marzo, casi sin promoción ni aviso, Amazon liberó los tres primeros capítulos de la serie. Así, viernes a viernes, se fue ganando el reconocimiento del público: el boca en boca y las redes sociales le dieron el impulso que no tuvo inicialmente desde el marketing. El 30 de abril se emitió el último episodio y ya se confirmaron dos nuevas temporadas.
¿Y de qué la va? En principio, nada fuera del cliché. Mark Grayson (Steven Yeun) es un adolescente de 17 años común y corriente: asiste a su high school americana, tiene un amigo que cumple la función de relajo cómico, trabaja medio tiempo en un restaurante de comida rápida y es hijo de Omni Man (J.K. Simmons), el ser más poderoso del planeta. 40 minutos le bastan a ‘Invincible’ para subvertir estas maniatadas convenciones del género.
‘Invincible’: Dirección: Jeff Allen y Robert Valley. Guión: Robert Kirkman, Ryan Ottley, Cory Walker, Simon Racioppa, Chris Black, Curtis Gwinn, Christine Lavaf, Ryan Ridley, Reparto: Steven Yeun, J.K. Simmons, Sandra Oh, Zazie Beetz, Gillian Jacobs, Mark Hammil, John Hamm, Seth Rogen. Dirección de arte: Edison Yan y Youngsoo Kim. Edición: Scott Winlaw y Matthew Sipple. Música: John Paesano. Nuestra opinión: Muy buena.
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Las claves de una primera temporada redonda
Vamos de lo más superficial a lo más intrincado (guarda que hay spoilers).
Primeramente, el elenco de voces: Steven Yeun (Minari y The Walking Dead), J.K. Simmons (Whiplash), Sandra Oh (Grey’s Anatomy), Zazie Beetz (Atlanta), Gillian Jacobs (Community) y Mark Hammil (Star Wars), entre otros, encabezan un reparto estelar que le da vida y peso específico a cada personaje .
La animación, flaquea en algunos modelados 3D innecesarios, pero hace un gran trabajo al trasladar la viñeta al movimiento y se luce en los momentos de violencia más viscerales. Esta es una gran ventaja que ‘Invincible’ tiene ante The Boys. La sobreexplotación del gore en la animación no cae en lo vulgar y, en este caso, tiene una función expresiva como narrativa. El efecto de realidad que tiene el live action hace que esa posibilidad se pierda. En este sentido –como en el guión– fue clave la activa participación de Robert Kirkman (guionista del cómic) en el proyecto.


El guión es sin duda la piedra angular: sin sobreexplicaciones, acción pura y diálogos lacónicos que, sin embargo, no carecen de expresividad. En una entrevista con A.V Club, Kirkman comentó el gran esfuerzo que tuvieron que hacer junto con el showrunner Simon Racioppa para sintetizar en ocho episodios 14 entregas del cómic (que en total lleva 133). La idea era enmarcar la primera temporada alrededor de dos batallas clave: Nolan (Omni Man) vs. The Guardians Of The Globe y Nolan vs. Mark.
La primera es el plot twist fundacional . Durante sus primeros cuarenta minutos, ‘Invincible’ juega a ser un insípido producto más del género superheroíco. Identidades secretas y toda la parafernalia de por medio. Pequeñas sutilezas y actitudes (por ejemplo, la indiferencia de Nolan cuando Mark obtiene sus poderes y la tensión entre aquel y los Guardianes) despiertan suspicacias si el espectador es ávido. El final de capítulo, con el aniquilamiento de los Guardianes (guiño a Marvel y a DC), pone en eje hasta al más despistado, afirma el tono que prevalecerá e implanta la pregunta disparadora: ¿Por qué Nolan hizo esto?
La respuesta llega en el último episodio. Sin embargo, el verdadero desafío era conducir la trama de manera coherente desde el interrogante conductor hasta su desenlace. Fueron sustanciales las operaciones que se realizaron para llevar esto adelante y, al mismo tiempo, ser fiel a la esencia del cómic. Nada se dejó librado al azar: cada escena, cada sub-trama que surge es una pieza clave en un universo que se expande capítulo a capítulo. La inclusión de Cecil desde el inicio (en el cómic no aparece hasta Nolan vs. Mark) y el mayor desarrollo que se le da a Debbie (Sandra Oh) contribuyen a tal propósito. Titan (Mahershala Ali), un delincuente superpoderoso al que se enfrenta Mark en el primer capítulo, reaparece en el quinto, repleto de matices, y es fundamental para que el final de temporada sea efectivo. El hilo conductor se delinea a partir del contacto con las sub-tramas.
Nada se dejó librado al azar: cada escena, cada sub-trama que surge es una pieza clave en un universo que se expande capítulo a capítulo.
Así se matizan implícitamente las filosofías de Mark y Nolan, sus ambiguedades y contradicciones, mientras que su relación padre-hijo queda en el centro de la escena. De este modo, en el apoteósico final de temporada, todo cierra sólidamente. Nolan revela sus propósitos: los viltrumitas, raza superior, vinieron a conquistar la tierra. Para él, Debbie, no es más que una mascota. Mark se la juega inclaudicablemente por la humanidad. Cada gota de sangre ajena que se derrama durante la batalla es parte de esa dialéctica. Y, sin embargo, al final Nolan no puede acabar el trabajo. Un muy acertado flashback (que no está en el cómic) refleja un dejo de humanidad que hay en él. Pero el panorama que nos deja, con cierta reminiscencia a la situación pandémica, es desolador. La humanidad queda quebrada y paralizada, observando por TV, una y otra vez, la traición de su máximo héroe.
Todo funciona. Y funciona por el milimétrico trabajo narrativo de Kirkman y Racioppa sobre los arcos de cada personaje.


Sobre el tono: los momentos de comedia y melodrama romántico son quizá de lo más flojo, pero sirven como puntos de relajo para la acción más cruda y violenta. Además hay un cierto giro. La dinámica de Mark con sus intereses románticos (Amber y Atom Eve) no cae en tópicos comunes ni tampoco sufre virajes incoherentes que, en manos de otros guionistas, si podrían acontecer. El típico problema central de la identidad secreta, por ejemplo, es prontamente resuelto de manera ingeniosa y ciertamente irrisoria. Como en el guión en general, prepondera la coherencia (propia del universo de la serie).
En cuanto a las temáticas que se abordan, quizá es por donde más se podría encasillar a ‘Invincible’ como genérica, sobre todo si la comparamos con The Boys. No se conecta con la realidad histórica ni polemiza directamente con los temas relevantes de la actualidad política y social como sí lo hace la adaptación del cómic de Garth Ennis con el feminismo, el racismo, las fake news y la propia situación de la «industria superheroíca». Quizá lo más cercano a una crítica social directa lo vemos en el capítulo cinco, donde se esboza problematizar cuestiones de índole más cotidiana y humana que contrastan con las catástrofes interplanetarias precedentes. ‘Invincible’ podría haber apostado más en este sentido, pero no considero que le reste demasiado.
Sus intereses son otros. Sus reflexiones, mucho más universales y sugerentes, se acoplan a la narrativa (su principal apuesta, vale repetirlo), mientras que en The Boys se arrojan a discreción aforismos y diálogos con las ideas masticadas. La dicotomía filosófica entre Mark y Nolan está sostenida en base a sus decisiones y estallan verbalmente recién en la contienda final. Es la realidad la que está a la orden del guión y no viceversa. Naturalmente se podría argumentar que el género así plasmado es una vía de escape de la realidad, como sentenció Alan Moore (creador de Watchmen y V de Vendetta). Coincido hasta cierto punto; considero mucho peor el abordaje vago, burdo y reconfirmatorio que plantea The Boys.
No son demasiadas las preguntas que suscita ‘Invincible’, pero son de fondo y buscan dejarle al espectador la tarea de responderlas. Algo, en estos tiempos, más que valorable.