A favor y en contra: ‘Joker: Folie à Deux’, dos miradas

Publicado el October 14, 2024 por Redacción BS
Cine

Dos críticas de ‘Joker: Folie à Deux’, una positiva y otra negativa.

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A favor y en contra: ‘Joker: Folie à Deux’, dos miradas

A una semana de su estreno en los cines, Joker 2 ha tenido una desempeño en taquilla muy depcionante. La crítica y los fans no acompañaron tampoco. Sin embargo, algunos ha salido a defenderla. Acá, dos puntos de vistas distintos. Dos criticas de Joker: Folie à Deux.

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Joker: Folie à Deux es una obra cinematográfica que se rehúsa a caer en convenciones. Es una secuela que desafía las expectativas, arriesgada, devastadora y, a menudo, agobiante, pero también profundamente brillante. Todd Phillips, quien ya había causado polémica con su primer Joker, toma el género musical, ese que muchos consideran anticuado o trivial, y lo utiliza para profundizar aún más en la psique torturada de Arthur Fleck. Aunque el propio director, en ocasiones, se niega a calificarla como un musical —una postura que sospecho obedece a una estrategia de marketing impuesta por Warner Brothers, que últimamente ha mostrado tácticas algo ambiguas en la promoción de sus productos de DC—, es innegable que Joker 2 lo es. Phillips emplea el género musical de manera deliberada, no sólo para adentrarse en la mente fracturada de su protagonista, sino también para profundizar en un comentario más incisivo: la corrosión del entretenimiento en la sociedad contemporánea.

El director nos lleva por un viaje cargado de referencias al cine clásico, pero su propósito no es la nostalgia. Al citar películas como Brindis al amor de Vincente Minnelli, lo que hace es subvertir las expectativas del espectador, utilizando la estructura del musical para incomodar en lugar de consolar. En esta secuela, se destapa el vacío de la cultura del espectáculo, simbolizado a través de un juzgado televisado, que funciona como la metáfora definitiva: la sociedad ha convertido el sufrimiento humano en un espectáculo morboso. El juicio público y televisado no necesita mayor explicación, porque es un golpe directo a nuestra realidad. El cine de Phillips no es para espectadores que buscan explicaciones sencillas o finales cerrados; es una película que demanda ser revisitada, incluso si incomoda.

Lady Gaga y Joaquin Phoenix se besan

El uso del musical para contrastar la miseria de Arthur Fleck con la alegría que el género suele promover es quizás uno de los aspectos más fascinantes de la película. Al igual que el gran director de musicales como Stanley Donen que veía en los musicales una reivindicación de la alegría, Phillips lo usa para mostrar cómo esa alegría puede ser sofocante. En un mundo que ha perdido su humanidad, el canto y el baile se convierten en las últimas válvulas de escape de un hombre torturado. Al igual que Bob Fosse en All That Jazz, Phillips deja que el musical se convierta en un medio para que Arthur se redima, aunque sea brevemente, antes de que el mundo lo aparte nuevamente.

En cuanto a las actuaciones, Lady Gaga sorprende con una interpretación magnética, canta y baila espectacular, pero es Joaquin Phoenix quien realmente se roba el espectáculo, entregando una actuación aún más perturbadora y matizada que en la primera película. En su Arthur Fleck cadavérico, una figura despojada de toda esperanza muestra los últimos vestigios de humanidad en un mundo que lo ha rechazado por aceptar que su única cárcel es su cabeza. Al igual que la sociedad rechaza su enfermedad mental en la película, muchos espectadores rechazan esta película en nuestra realidad, pero quienes estén dispuestos a aceptar la provocación encontrarán en Joker: Folie à Deux una secuela que no solo está a la altura de su predecesora, sino que la supera en complejidad y audacia.

Y finalmente, el gran salto al vacío, y quizás el aspecto que más celebro, es la música. Phillips nos transporta al pasado con una lista increíble de canciones como Gonna Build a Mountain y When You’re Smiling que evocan al mejor jazz. La banda sonora no solo es un homenaje a la época dorada del musical, sino que se combina de forma inquietante con el score de Hildur Guðnadóttir, cuyo trabajo es incisivo y sombrío, especialmente en la pieza There’s No Joker. Y por si quedan dudas, no vengan a buscar al Joker, porque no lo van a encontrar.

Hotel Arkham de Joker, Joker: Folie à Deux criticas

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Desde que Joker llegó a las pantallas grandes en el 2019, el mundo del cine comercial no volvió a ser el mismo. Arthur Fleck quedó grabado para siempre en las últimas páginas de nuestra cultura; encabezando movimientos de protesta, estableciendo sus famosas escaleras como un destino turístico, e ingresando en el Top 10 de las mejores películas del Siglo XXI en cualquier medio gráfico que se respete. La creación de Todd Phillips lo tenía todo, y, aun así, cayó en la avaricia de querer ir por más a costa de sacrificar su legado intachable.

La película de Joker: Folie à Deux sigue las desventuras del hombre que alguna vez brilló como la bandera absoluta de los marginados. Ahora, encarcelado, carente de estabilidad mental y a punto de ser juzgado por sus crímenes, debe decidir si va a defenderse como el Joker o como Artur Fleck. Sin embargo, no es él quien tiene el poder total de la elección, sino que, al ser una figura del dominio público, cada una de sus resoluciones se ve influenciada por las personas que lo rodean: sus fanáticos, detractores, compañeros de prisión, psicóloga, amante, y más. Aquella psicosis intimista que Phillips había construido con sumo cuidado en la primera película se expande tanto, que no puede evitar rasgarse hasta quedar irreconocible.

Lady Gaga y Joker hablando en el escenario, Joker: Folie à Deux criticas

A favor del director, debe resaltarse la imposibilidad de continuar la historia de Fleck con las mismas herramientas narrativas que le dieron origen. Es decir, luego de sus crímenes y su ascenso a ícono, no podía ser retratado como un hombre invisible e ignorado otra vez. En Joker, el protagonista va de menos a más, de paria a estrella. Por otro lado, Joker: Folie à Deux comienza su recorrido en este último estatus imposible de conceptualizar y desglosar en ideas concretas, y allí es donde aparece la obligación ineludible de buscar opciones para expandir al antihéroe. Con el objetivo de llevar a cabo dicha transformación, el cineasta trabajó en la adjunción del teatro musical y de un eje romántico, y los resultados no fueron los mejores.

En lo que pareció ser un intento de atajarse contra las críticas antes que una explicación de sus procesos creativos, Phillips dijo que los números musicales insertos en la diégesis fueron configurados para alejarse por completo del formato tradicional que modeló sus normas. El resultado de tal decisión artística fueron escenas situadas en los extremos, donde se monta todo un escenario y se realiza un gran espectáculo, o una voz empieza a cantar mientras no sucede nada a su alrededor. El teatro musical es, precisamente, la hibridación equilibrada de ambos formatos, y Joker: Folie à Deux se aleja caprichoso de aquel balance, creyendo que está diciendo algo nuevo cuando, en realidad, solo está fallando.

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Con respecto a la inclusión de Lady Gaga como la pareja de Fleck, cabe aplaudirla por brillar con lo poco que le fue dado. Phillips también había adelantado su deseo preliminar de tejer a Harleen “Lee” Quinzel como la versión contraria de su representación normativa, y así fue que la dejo carente de individualidad alguna. Sí, puede que la Harley de James Gunn y Cathy Yan se destaque por su banalidad insoportable, pero, al menos, fue edificada a partir de un sistema de creencias inamovible, coherente con su entorno y digerible para el espectador. En cambio, la interpretación de Gaga modifica sus bases escena a escena para revestirse de misterio e imprevisibilidad, pero se desvanece en el fondo de su protagonismo.

Lady Gaga como Harley Quinn, Joker: Folie à Deux criticas

Como mencionamos anteriormente, la idea de una secuela de Joker implicaba, desde el primer minuto, el desmantelamiento de un aparato narrativo perfecto, cuyo principal motor era el tropo de la invisibilidad. En la primera película, la única compañía de Fleck era su psiquis, mientras que ahora, no hay nadie que no conozca su nombre y que no desee algo de él. Al igual que Gaga, su singularidad se difumina hasta mezclarse con los colores de los otros personajes. Hasta su excentricidad distintiva adquirió cierto ruido banal, haciéndose presente en las escenas highlight, cuando el protagonista fuma en poses edgy o ríe de forma macabra, pero vacía de sentido. En otras palabras, hay una gran parte de la cinta que parece haber sido diseñada solo para ser estampada en objetos de merchandising y hacer un show de los temas que se trataron con tanta delicadeza en el filme que lo inició todo.

Desde un panorama general, puede concluirse que ver la película Joker: Folie à Deux con las expectativas fabricadas por Joker es disponerse a sufrir, a atestiguar la caída de cada uno de los conceptos brillantes que alguna vez cocinaron el híbrido perfecto entre los comics y el cine. Por otro lado, puede que comprar para la secuela sin la ilusión de observar a Phillips repetir la hazaña resulte en una espectación más amena; porque, a pesar de tanto pesimismo, cabe admitir que está lejos de ser la peor película del 2024. Pero, ¿Cómo no sentirse frustrado ante la mancha negra que acaba de teñir el legado de esta obra?