

El documental ganó Mejor Opera Prima en el Festival 10° LATINUY
Mariano Olmedo decidió documentar la vida de una de las personalidades más reconocidas de la historia de la televisión y comedia argentina: da la casualidad que esta persona fue su padre, Alberto Olmedo. El documental viaja por toda su vida exponiendo el lado artístico y humano del humorista. Y más llamativo aún para el no conocedor de la materia, es que la cinta deja en claro el impacto cultural que ha tenido este personaje en clamor popular.
El documental está escrito y dirigido por Mariano Olmedo. Las personalidades que prestan sus testimonias son Palito Ortega, Moria Casán, Dady Brieva, Guillermo Francella, Diego Capusotto, familiares, entre otros. Nuestra opinión: Buena.
Olmedo o «El Negro», como era conocido por sus amigos, le tocó una vida sencilla y humilde en los años 50 en Rosario. Como cualquier niño debía ir a la escuela, pero también debía trabajar de diferentes cosas para colaborar en la casa. Quizás eso (nunca queda claro) le dio contacto con la gente de a pie, y también soñar en el éxito, en vivir sin preocupaciones. El humor o la «payasada» era algo natural en él, y en su ciudad natal se dio cuenta que bailando tango, haciéndose pasar por español o aplaudir sin parar, podía generar ingreso siempre que estimulara las risas. Así decidió irse y probar suerte en Buenos Aires, donde la historia ya es conocida por cualquier televidente de las décadas de los 60, 70 y 80.
El documental es una vivencia personal del impacto de Olmedo en la cultura. Repasa sus mejores sketch, personajes, películas y anécdotas. En este tiempo de montaje, la nostalgia es el principal motor para engancharse y la manera en la que el director maneja todo el ida y vuelta es muy buena. Cualquier persona que haya vivido la experiencia de ver en vivo los números de el Negro, inmediatamente recordará con mucho humor todo lo logrado por el Rey de la Risa.


Los testimonios de grandes personalidades de la televisión y de sus propios hijos, ayudan la entender la magnitud que tenia su presencia. El no poder ir a comprar zapatos para su hija en un shopping tranquilamente, por ejemplo. O el de pedir comida a la habitación con múltiples idiomas para ver qué lograba obtener. Con cualquier altos y bajos que pudo tener la persona detrás del humorista, se puede notar las marcas positivas que dejo en todos.
Por decisión del director (imaginamos) no se tocó a fondo el tema de su muerte. Eso es un punto bajo ya que sin importar las circunstancias, morir es parte de la vida y no contar el final, es no comer completo la cena.
En conclusión, Olmedo: El Rey de la Risa, termina siendo una cinta que apunta a la nostalgia y a conocer un poco más a fondo quien ha sido uno de lo máximos influyentes en la televisión argentina.