En Los pequeños amores de Celia Rico Clavellino, Teresa (María Vázquez) es una mujer que vuelve a ver a su madre Ani (Adriana Ozores), tras varios años ausente y un accidente de por medio. Ani vive en una casa de campo junto a su perro y la vuelta de su hija traerá viejos recuerdos y conflictos que parecían estar olvidados. Teresa había planeado un viaje a Estados Unidos para visitar a su novio con quien mantiene una relación a distancia. Pero el accidente de su madre la obliga a volver a su pueblo y cuidarla, pese a que su progenitora se niega un poco a esta acción. Pero con el correr de los días vamos a ver como la relación, que está todo el tiempo en tensión, poco a poco se va ablandando. Todo esto sumado a un ambiente sofocante, ya que la historia ocurre durante un verano caluroso. Es así que, abanicos, ventiladores y ropas holgadas invaden la pantalla todo el tiempo.
En esta relación madre e hija hay algo que las une y es la soledad presente en sus vidas. Dos personas que a primera vista parecen muy opuestas, pero en realidad se parecen más de lo que ellas piensan. Por un lado, Tere está en pareja con un hombre a distancia. La vemos mandar mensajes y audios con dicha persona, pero nunca logran hablar en sintonía, sino en diferido. El encuentro, aunque sea por teléfono, nunca se logra concretar. En el caso de Ani, solo vive con su perro, en su casa y alejada de todos. No habla sobre tener amistades o conocidos a los cuales visitar.
Ambas se aíslan en su mundo y no dejan entrar a otros a su vida. Pero hay un personaje, Jonas (Aimar Vega), un joven pintor con aspiraciones de actor, que viene a renovar la fachada de la casa y en este caso también, a renovar la relación madre e hija. Tiene momentos con ambas que hacen reflexionar sobre sus vidas. Por ejemplo, en un momento Jonas y Ani hablan sobre Teresa ante sus ausencia. Ani en medio de la conversación destaca lo orgullosa que está de su hija y del camino que ha recorrido. Ani logra exteriorizar sus sentimientos con un otro, más no con su hija. Es como si hubiera una barrera invisible que les impide relacionarse completamente.
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Podríamos decir que Los pequeños amores de Celia Rico Clavellino habla sobre la maternidad y en cierto punto lo hace, pero el foco está puesto mayormente en Teresa y la posición de hija, y más que nada como hija única. El conflicto principal es atravesado por ella, está dicotomía entre cuidar a su madre, volver a su pueblo y pensar en su viaje postergado. Solemos ver la posición de los hijos más que nada en películas coming of age o en su adolescencia y no desde su adultez.
La irrupción de Teresa en el terreno de su madre logrará que cada cambio mínimo que haga la irrite, como, por ejemplo, no lavar la sartén a mano o la forma en que hace el gazpacho. A lo largo de su duración veremos mucho de estos tipos de críticas, pero también momentos en donde ambas pueden soltarse y contar cosas intimas. Cosas que nunca creyeron poder expresar y que ellas mismas se sorprenden al hacerlo. Porque, aunque tengan sus momentos en donde no se soporten, no hay relación más única que la de una madre y su hija. Ya lo dijo la gran Greta Gerwig: “No conozco a ninguna mujer que no tenga una relación compleja, hermosa y loca con su madre” y esta historia es testigo de esto.

FICHA TÉCNICA
- Los pequeños amores (2024)
- Dirección: Celia Rico Clavellino
- Guion: Celia Rico Clavellino
- Elenco: Adriana Ozores, María Vázquez, Aimar Vega
- Fotografía: Santiago Recaj
- Edición: Fernando Franco
- Duración: 90 minutos
- Nuestra opinión: Buena
Esta crítica forma parte de nuestra cobertura del BAFICI 2024