Suspiria: Un horror diferente

Cuando un director desea hacer un remake o la continuación de algún filme, está en su derecho de hacerlo con su propia visión, dejar su huella y ser recordado por los espectadores.
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Suspiria /Dakota Johnson
Suspiria

Cuando un director desea hacer un remake o la continuación de algún filme, está en su derecho de hacerlo con su propia visión, dejar su huella y ser recordado por los espectadores. Esto es lo que intenta hacer Luca Guadagnino con su adaptación de Suspiria, -largometraje original de 1977-.

Estamos en una época en la que el cine terror está por todas partes, tratando de crear historias nuevas o haciendo remakes. Muy pocos han acertado, por ejemplo, la secuela directa de Halloween y la nueva adaptación de It, pero sin lograr asustarnos.

Ahora el miedo es infundido de formas diferentes y es el sugestionarte. El miedo es subjetivo. Esto es lo que sucede con Suspiria, es arriesgada y a veces violenta, siendo uno de los pocos buenos experimentos del horror en cierto tiempo.

Alguna vez hemos sentido miedo de lo que hacemos y donde estamos, pero por lo general, solo es una inseguridad o miedo que nos obstaculiza en nuestras vidas diarias, a veces logrando superarlo. Pero para Patricia Hingle no es así.

El personaje teme de las mujeres del instituto de baile donde reside y cree que pasan cosas raras, dando solo la idea de que posiblemente esté alucinando, especialmente por sus creencias políticas, esto mientras se lo cuenta al Dr. Jozef Kemplerer.

Dakota Johnson es una bailarina de Ohio que va a probar suerte a Berlin

Narrada en seis actos y un epílogo, se centra en Susie Bannion (Dakota Johnson) una joven proveniente de Ohio, Estados Unidos, quien está recién salida de la comunidad menonita. Siempre estuvo atraída por Berlín y el trabajo de Madame Blanc (Tilda Swinton) que está en la cabeza de la compañía.

Nuestra protagonista de inmediato se adapta al Berlín occidental y se siente cómoda, incluso llega a ser la bailarina principal en el proyecto que se estaba trabajando -un baile inspirado en el renacimiento-, pero que en realidad es para una ceremonia para traer de vuelta a una bruja llamada Madre Markos.

Pero este alago no es solo por sus grandes habilidades de bailarina autodidacta. Ella es requerida para algo más grande, es una chica misteriosa y cautivadora. Durante el filme tememos por su seguridad, y aún así, su presencia dará un giro inesperado.

Con un contexto histórico en el que se menciona la Segunda Guerra Mundial, se vive la época en que Berlín está dividida en dos, y para las chicas es inspirador cómo la academia de baile sigue en pie después de tantos cambios sociales -todo gracias a Madame Blanc, una figura matriarcal-.

Esto nos lleva a que el Dr. Kemplerer, quien perdió a su esposa en redadas nazi, ponga atención a lo que le menciona su paciente al principio de la película, mandando a investigar a la escuela con la ayuda de la policía, hecho que resulta ser en vano. Termina investigando con la ayuda de Sara, otra estudiante. Pero él no contaba que todo lo que le dijo Pat es verdad y de manera forzada será un testigo de los sucesos a seguir.

Suspiria/ Tilda Swinton
Tilda Swinton interpreta no solo a Madame Blanc, sino también al Dr. Jozef Klemperer

En el mundo y en la escuela hay una revolución. Se vienen cambios, algo nuevo por lo viejo, y ese es el motivo de la llegada de Susie, quien les una lección a las madres superiores que se atrevieron a elevarse en rango.

Un filme que te robará el aliento, especialmente por los personajes interpretados por Tilda Swinton y la mismísima Dakota Johnson, quienes logran impresionarnos con su actuación. Con una paleta de colores apagados y una música muy acorde a lo que esperaríamos de Thom York, es un viaje visual.

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