

Demoledora película que habla de los límites del ser humano. Hasta donde podemos llegar por defender aquello que creemos justo y cuando alguien querido sufre algún daño. Relaciones dañinas, corrompidas y malentendidas.
Puntuación: Muy buena
Una familia aparentemente normal, sufre un hecho que trastoca a los cuatro miembros de la familia, y entonces el padre se ve envuelto en una espiral donde va descubriendo la realidad de sus hijos y sus límites personales; unos límites que todos podemos traspasar ante hechos como el que se cuenta en el film.
La violencia siempre desencadena más violencia. Un actor horrible y atroz desencadena sed de venganza, de sangre. Yo sufro, tú debes sufrir. Así somos los humanos. Nos sentimos mejor ante nuestro dolor con el dolor ajeno. Muestra la cara más animal del ser humano.


El dolor nos vuelve irracionales e insensibles ante el dolor de los demás. Sólo importa lo nuestro. Sólo importa TU HIJO. Desde el título de la película, se nos da las pistas de que es un retrato unipersonal del dolor, algo íntimo y vacío de empatía. Sólo existe lo mío, lo importante soy yo y mis circunstancias.
Retrato descarnado del dolor. Imprescindible visionado. A mí me hizo reflexionar mucho sobre la gestión del dolor y cómo entendemos el dolor ajeno, lo poco empático que podemos llegar a ser.