Fleabag es una comedia dramática británica creada, escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge. Comenzó siendo una obra de teatro unipersonal que, debido a su éxito, se adaptó para una serie televisiva. A la serie le fue tan bien que su creadora decidió continuar la historia de este particular personaje en una segunda temporada, a la que le fue aún mejor. La serie arrasó en las grandes categorías de comedia de los premios Emmy, la entrega de premios más importante para la televisión.
‘Fleabag’. Producción: Phoebe Waller-Bridge, Harry Williams, Jack Williams, Harry Bradbeer, Lydia Hampson, Joe Lewis. Dirección: Harry Bradbeer, Tim Kirkby. Reparto: Phoebe Waller-Bridge, Sian Clifford, Andrew Scott, Olivia Colman, Bill Paterson, Brett Gelman. Edición: Gary Dollner, Paul Machliss. Música: Isobel Waller-Bridge. Nuestra opinión: Excelente.
En ‘Fleabag’ seguimos la historia de una mujer de casi 30 años que está pasando una crisis personal y profesional luego de la muerte de su mejor amiga y socia. La protagonista es adicta al sexo y esto la lleva a ser solitaria y autodestructiva. Tiene una relación distante, extraña y muy particular con su hermana y su padre viudo.
En la primera temporada vemos un personaje completamente solitario, caótico y autodestructivo al que nada parece salirle bien. La vemos atravesar una ruptura con su novio, el duelo por la muerte de su mejor amiga y la crisis de su negocio en ese momento. La vemos empezar a formar un vínculo con su hermana, con quien parecía no tenerlo de ningún tipo.
En la segunda temporada tenemos una protagonista más centrada, que parece tener algunas cosas bajo control y resueltas, y que está enfocándose en mejorar y superarse. El vínculo con su hermana se consolida y Fleabag se enamora, pareciera, por primera vez.
Un lenguaje propio
Partamos de que estamos viendo una historia que no es algo que no hayamos visto en otro lado alguna otra vez. Pero lo genial de Fleabag no es el qué se cuenta sino el cómo se cuenta.
En mi opinión, lo que hace que esta serie sea excelente es el lenguaje que construye. En Fleabag la protagonista habla a cámara todo el tiempo pero no como hemos visto en otras series, como The Office o Modern Family, donde parece ser una especie de documental sino que nos habla directamente a nosotrxs, lxs espectadores, como si fuéramos una suerte de conciencia. Esto crea un vínculo entre el espectador y Fleabag que es único, que no se ha visto en otras series y que es la base de todo el show. Ella misma se refiere hacia nosotrxs como “sus amigxs” y realmente se siente así a lo largo de las dos temporadas.
Además, esto pone toda la narrativa y los recursos a jugar con este lenguaje. Los diálogos y los gestos son rápidos, sutiles e inteligentes. La entendemos con una sola mirada hacia la cámara. Muchas veces se anticipa a contarnos lo que está por suceder y nos causa gracia cuando se equivoca porque ¿quién no estuvo ahí?
Por otro lado, hay dos recursos de suma importancia para que la serie sea lo que es: el montaje y la música. El montaje es la estrella de este show. Es fino, ágil y sumamente perfecto. Le da espacio a los diálogos y a las miradas y la música rompe cuando tiene que romper. Muchas veces sucede que un corte en determinado momento te deja pensando en ese gesto o en lo que acaba de decir, o es parte de un gag. Gracias a la «danza» perfecta entre el guión, el montaje y la música, en el que cada uno cede el espacio al otro en el momento indicado, es que Fleabag logra una síntesis narrativa incomparable.
Segunda temporada
Creo y soy fiel fundamentalista de que Fleabag no es Fleabag sin la segunda temporada. Fleabag es el todo. La primera temporada es buenísima y si la serie hubiera finalizado así, como era la idea original, hubiera estado bien. Pero luego de ver la segunda temporada, entendemos que era necesaria y que le agrega valor a la serie.
Como dije anteriormente, en la segunda temporada tenemos un personaje un poco más balanceado en la vida que pareciera tener algunas cosas bajo control y que está intentando mejorar en cosas que se dio cuenta que le hacían mal, pero en Fleabag algo tenía que pasar y ese algo es: el cura. Nuestra protagonista empieza a enamorarse del cura de la boda de su padre y su nueva pareja. Esto resulta caótico ya que vemos al cura desarrollar los mismos sentimientos hacia ella y lo acompañamos atravesando una crisis existencial: su amor por Dios o su amor por una mujer.
Ahora, lo importantísimo y clave de esta segunda temporada, y que creo que es lo que construye todo a su alrededor, es, de nuevo, el lenguaje. Fleabag baja la guardia por primera vez con esta persona. La vemos vulnerable y la vemos abrir su corazón. Es acá cuando empieza a confundirse y nos dice a nosotrxs, la cámara, algo que quería decirle a él y le dice a él algo que quería decirnos a nosotrxs. Esto resulta ser el primer indicio de que la estamos viendo atravesar por algo importante y distinto por primera vez. Todo esto es para llegar, posteriormente, al momento en el que se revela la cuarta pared y el cura es consciente de que Fleabag le está hablando a alguien y él también nos mira. Esto simboliza el amor entre ellos, la primera vez que alguien la ve de verdad y la primera vez que ella se deja ver. Por esto es que creo que la segunda temporada es aún mejor que la primera y que además era necesaria: es la vuelta de tuerca y el valor agregado del recurso.


Hoy en día es muy común que, ante un éxito tan significativo, las series o las sagas se alarguen en el tiempo con el objetivo de generar una ganancia pero descuidando y, muchas veces, traicionando a la idea original y a la esencia de la historia.
Coronamos esta reseña al decir que su creadora decide ser fiel a la historia y terminar la serie con esta segunda temporada. Un dato más a tener en cuenta cuando decimos que Fleabag es una obra maestra y que queremos ver todo lo que haga Phoebe Waller-Bridge de ahora en más.
¿Vos la viste? ¿Qué te pareció? Dejanos tu comentario!