«Prefiero la palabra encantamiento que la de engaño», Tomás Guiñazú

En "Benditas Charlas", se apuntará a una entrevista descontracturada y con vuelo lúdico por sobre todo, procurando un clima de diálogo franco. Nuestro segundo intercambio de ideas es con el joven director Tomás Guiñazu.
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En esta segunda edición de Bendita Charlas, conversamos con Tomás Guiñazú, joven director nacido en 1993. A modo de aproximación mencionaremos que además de ser profesor universitario de cine, ha sido ayudante de dirección en varios proyectos de la productora independiente El Pampero. Tiene dos cortometrajes que pueden verse en la plataforma Qubitv (Espías y Corresponsal Francés) y un largometraje (Vodka) que fue exhibido en el último BAFICI. También, durante Septiembre de 2023 dará un curso presencial vinculado al cine noir en LUMITON.

Por sobre todo y lo más relevante, es una persona muy cálida y para escuchar con atención.

Escena de la película Corresponsal francés de Tomás Guiñazu
Corresponsal francés (2021)

1) El director de cine

MP: Arrancamos por la idea de dirigir cine, de lo que eso puede significar.

TG: Existe una idea de engaño y de encantamiento. Un engaño buscado, tal vez.

MP: La carta de tarot del mago, ese arquetipo, un hombre con una mesa de madera, una varita, algunos enseres ¿puede ser una figura visual válida?

TG: Vos sabés que hay cosas que pueden ser mentira, pero preferís creer. Esa imagen que decís es buena. Me hace pensar en el director como la de alguien que hace algo. Un hacedor de una silla, por ejemplo. Alguien que tiene herramientas y debe hacer algo con eso. Es descubrimiento total y entregar una parte tuya grande, te pone en un lugar de exposición, que vos querés que guste.

MP: Las ideas se van macerando… llevan años

TG: Las experiencias de vida es un tema. Alguien con una vida demasiado cómoda no sabría cómo hacer películas con nervio, atravesar ciertas experiencias fuera de cierto estado de comodidad es fundamental para que una obra tenga sangre.

MP: ¿Cúal es el dolor de esta época? Es una época de represiones pareciera.

TG: Hay una crisis en lo narrativo. Hay una tendencia a no problematizarse. El problema es “el otro” para así no cuestionarse uno mismo. Llevado al cine sería algo como: “esa película es una mierda” en lugar de “yo no supe leerla” o “no era la película para mí en ese momento”. Eso combinado con la idea de un autor totalmente suprimido; En el mainstream es difícil encontrar un autor. Hace poco me pasó, cuando volví a ver La cordillera, muy personal. El eternauta imagino será de Stagnaro, no de Netflix. Pero está difícil.

MP: La cordillera me gusta mucho a mi. Es como algo de Polansky. Es interesante. Argentina, 1985 y Pequeña Flor. Mismo director y mismo guionista. Un dualismo similar, con resultados disímiles.

TG: Exito mundial y podría decirse que fracaso.

MP: ¿Razones?

TG: De entrada, puede decirse una es más comercial y la otra más de autor.

MP: Yo creo va por el lado de la producción de Kuschevatsky, Telefe, el aparato de la publicidad sumado a que habla de heridas sin cicatrizar; Además Argentina, 1985 vino a ocupar espacio que hace mucho no se ocupaba. Película de juicios hace mucho no había. También, ese espacio que tenían sacando las distancias de épocas y de estéticas las películas de directores tan diferentes como Hector Olivera o Pino Solanas. Hace rato no había. Nadie viene a fastidiar. Desde la época de Agresti tal vez. Pequeña flor está muy bien, la novela de Iosi Havilio es buenísima, el tema del lenguaje, el no saber hablar francés, todo el tema de la posible homosexualidad…

TG: Si si, insinuada…

MP: La mujer empoderada, está muy bien, la parte del grupo de teatro de la mujer, esa búsqueda. Pequeña Flor tiene eso en el centro, el personaje de Lucille está muy bien.

TG: ¡Es impresionante ella!

MP: Notable actriz. Formidable. Pequeña Flor habla sobre el misterio del otro. El laburo sonoro, el jazz.

TG: Peliculón, y poco vista. Hay algo del tiempo de las películas. Con Vodka empecé a pensar en cómo acompañar las películas y entender que son objetos que caen en un momento, pero no siempre son de su tiempo. Y una película tal vez hoy no le va como se quisiera, pero en la concreción de una serie de películas, de un mismo grupo, de una generación, quizá ahí se hace historia.

MP: Pensá en Balnearios, en su época, en inicios de los 2000.

TG: Pero a esa le fue bien.

MP: Existe una frase que yo se la escuché a Fabian Casas “existen cosas que te gustan, cosas que no te gustan. Entre tanto están las cosas que normalmente vas a amar, y que previo a eso en un principio las vas a odiar”. Con Historias Extraordinarias sentí eso, me dio la llave para poder entrar en el mundo planteado por Balnearios, que era anterior en el tiempo.

TG: Jeje, no sé si pasa siempre. Ves La Flor y la amás. Pero es verdad…

Escena de la película vodka de  Tomás Guiñazu
VODKA (2022)

MP: Ponía como ejemplo de ese sentir a la banda de rock SUMO, lo vio y no podía creer, un pelado que cantaba en inglés, personajes en el escenario, el saxo de Pettinato, la potencia, la provocación…

TG: ¿Qué es este cambalache?’

MP: Hasta que opera la transformación y decís «¿porque me pega así, que pasa?…», «y es SUMO…». Yo cuando veo ‘Historias’ y veo a Mariano caminando los primeros cinco minutos, el crimen sin sentido, la voz en off… me dije: «conmigo no». Es como aquello que decíamos del mago. Digo no le entro a esto hasta que años después. Un día al azar veo Balnearios, me hizo el clic el castillo donde hubo el crimen, el francés aquel en la costa, mezclado con los juegos mecánicos, el zamba, los videojuegos, los “observadores” de los fichines, eso de los «miradores» de como jugaban otros es muy 1990. Después, Succo. Los dioses griegos y pienso como se arma todo esto, el que lo logra hacer es un genio. Ahí si ya estaría para “Historias”. Pienso: “esto un dispositivo narrativo extraordinario”. Entonces recién ahí veo “La Flor” y es Kill Bill… es un compendio de fascinaciones.

TG: Si, es una enciclopedia.

MP: Hitchcock, los pimpinela, las peliculas de la Hammer y la certeza de que la máquina funciona bien.

TG: Eso es una gimnasia; Que es muy compleja, poder hilar todas esas cosas. Lo que es crear esa maquinaria. Además, esa gimnasia debe ser acompañada por un espectador agudo, crítico.

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2) Las películas que gritan. La infancia.

TG: Se presentan dos opciones. Das todo en bandeja o seguís haciendo las cosas como yo creo que deberían hacerse. Siguiendo el ejemplo de la música de SUMO, escuchás un disco como The Wall, si bien es otro estilo, sentís que alguien te grita en el oído. Lo primero que preguntarías es «¿por qué me gritás?». El tema está en que si empezás a aceptar ese grito, lo que te está diciendo está bueno. Debés ajustar el oído y no rechazar de forma inmediata. Vodka fue ideada a partir del grito. No sé si se logró o no. Fue ideada desde dar un cachetazo, desde ir con todo y no de a poco. Acá está todo esto, o como decir, “acá estoy yo”. La hizo un montón de gente, la película es de mucha gente.

MP: La hizo un grupo, pero ves Vodka y está el director ahí adelante, vos serías el Luca Prodan del ejemplo.

TG: Jeje, es un título ese….

MP: Hay que querer ser Luca. Ese perfil que tenía de kamikaze. El que dirige Vodka a su manera lo es.

TG: Con el traje de Kamikaze hoy hay algo particular. Es terrible. Sos un kamikaze al que le pueden ser indiferente. Es el mecanismo más simple, la respuesta más a mano.

MP: Comparto la idea, el espectador medio de 2023, puede ver la escena de The Wall de la cinta transportadora hacia la máquina de chorizos y seguir inmutable, la olvida ni bien la vio.

TG: Me aburrió, piensa eso y ya está.

MP: Yo la alquilé en el videoclub, la inocencia de alquilar The Wall y Locademía de Policía juntas.

TG: Ese es el misterio que tenía esa época, yo llegué a alquilar en blockbuster. De chico tenía una enfermedad que me curé después, llamada epilepsia benigna de la infancia y para hacerme análisis médicos debía ir sin dormir. Alquilaba películas que me veía de madrugada porque debía dormirme durante el transcurso del estudio. Me alquilaba tres pelis y las veía con mi papá o mi mamá.

MP: A lo Freddy Krueger la historia. Quizás ahí nace tu vocación por dirigir, tu mito originario.

TG: Puede ser, yo creo que nace por un conjunto de cosas. Yo jugaba de muy chico a los muñecos y me encantaba reconstruir escenas de películas cambiando finales. Cosas de la narrativa sin darte cuenta salían en esos juegos. Volviendo al grito de The Wall, ese grito funciona como una idea. Algo que te dice “vamos a manejar este código”. Es un código que quizás no estás acostumbrado. Si te adaptás, va a estar bueno. Yo por eso prefiero la palabra encantamiento que la de engaño. El buen director debe apuntar a eso. Yo creo que hay algo interesante en ese rebote. Me doy cuenta de que pese a que un espectador puede perderse, eso es algo buscado. La idea de gritar puede descolocar. Las ideas pueden ir por capas subterráneas. Por ejemplo, noto que pasa con Invasión de Hugo Santiago. Suele ser la película que damos al final de la materia Guión de 1° año. Muchos dicen que “no entendí nada pero me gustó”. Yo hoy, viendo Invasión por sexta o séptima vez me doy cuenta de que tiene una estructura clásica y lineal. Los personajes dicen “el asalto es en la quinta” y luego se ve en escena eso. ¿Por qué alguien se pierde en Invasión si es tan lineal? Por juegos de cámara. Por ruidos sonando. La película va desnaturalizando un registro común con la puesta de escena. Alphaville de Godard son cuerpos moviéndose, es música. Sucede mucho en la crítica y en las programaciones de festivales, que caemos en la tiranía “del me gusta/no me gusta”. Se pierde el concepto del que se está construyendo algo, y quizá no es para ahora mismo. Hay una tiranía de lo inmediato.

Escena de la película espias de Tomás Guiñazu
¡ESPÍAS! (2018)

3) Vodka, Espías y Corresponsal Francés, la obra de Tomás Guiñazú

TG: Yo no vengo de una familia ligada al arte. A priori no vengo con ambiciones de festivales ni de prestigio. A uno le queda seguir su camino.

MP: Por eso ese arranque con primer plano con una interrupción de un sueño en Vodka tal vez. El sueño interrumpido con la visita de Lorena apodada Gin. Es que estos tiempos tienen algo raro. Es la reducción a la mínima expresión y falta de ganas del espectador de poner atención. Yo vi dos veces la película y la fui captando con cierto esfuerzo en ese segundo visionado. Le plantea un juego de desorientación al espectador. O sea, le plantea que debe aceptar cosas que no se si quiera aceptar. Eso de tener que seguir mirando aunque no entienda para donde va todo con facilidad. Para mi dialoga con la obra de Paul Auster de la trilogía de New York. Con la idea de observación. En la película todo arranca con alguien que debe hacer una escucha que no quiere. Recibe una visita de alguien que no espera. Esa primera escena del film ya pinta todo. El personaje principal dormido que es despertado contra su voluntad. Es despertado por algo que podría ser un fantasma.

TG: Una presencia fantasmagórica, es verdad. Hay algo de fusión de sueño y realidad.

MP: El segundo personaje, Pisco, aparece en la segunda mitad de la película. Tiene mucho del personaje endemoniado de Carretera perdida de Lynch. Los dos pálidos, con rostros diabólicos, risitas de esas que dan miedo. En Vodka además hay una fascinación por los mapas, por los objetos. El cine es poder tocar las cosas. La película se hace cargo de eso, de poder tocar el cassete, tocar la carta en papel. Ella propondrá cosas que vos como espectador puede que no sepas nunca.

TG: Al inicio el protagonista acepta porque necesita la plata. Ese comienzo tiene una influencia grande de La conversación de Coppola, que es una referencia para el mundo de los espías. Tiene secuencias increíbles en el que se rebobina, se toca la cinta, todo el tiempo es analógico, eso de tocar las cosas.

MP: Vodka no tiene referencia clara que ocurra en este presente, podría ser que transcurre en los años 2000, donde solo teníamos celulares ladrillos sin internet.

TG: En un momento aparece un celular bastante nuevo.

MP: Tenes la fiesta que tiene que ser espiada desde los audios por el protagonista. La escucha de lo que sucede que es lo que vemos en imagen. Está la búsqueda de palabras claves. La fiesta se rompe cuando cae el personaje del lobo. Se desliza que el personaje Whiski está en esa fiesta y será quien une ese primer capítulo con el segundo. Pisco, viene a poner en duda lo que le dice Gin, lo hace dudar de ella, que es alguien confiable para el personaje porque tuvo algo afectivo.

TG: El juego es que no se puede llegar a una verdad. Si lo traemos a la realidad, ¿cómo sabremos cómo surgió y que movidas internas hubo en la candidatura de Sergio Massa? Lo digo como ejemplo actual. Se embarra mucho la cancha. No es que existe “un saber”, sino que hay muchos. Sería como que hay una verdad entre cien mentiras, todo mezclado. El personaje de Manuel Jimenez tiene algo del periodista Carlos Pagni, pero caído en desgracia. Vodka trabaja una narración embarrada, llegás y ya está planteado así el escenario. Produce inestabilidad porque hay momentos en que no tenés donde agarrarte.

MP: La película tiene base de policial noir. Para mí, Jimenez quiere descubrir la verdad, quiere volver a confiar en Lorena. Entonces aparece el diario de Vodka. Ese puente requiere atención del espectador, la película se mueve rápido. El diario te dice quién es el infiltrado, quien es el espía que se equivoca. Me gusta el final abierto. El deseo de suerte cuando ya sabés que está el cuaderno de ella, pero el personaje de Vodka no. Otro lugar interesante es el club 221, otro lugar “Lyncheano”.

TG: Es la fundación de un espacio que quiero seguir desarrollando. Ese club 221. La película es fundacional de algo. Esta película es parte de algo que se está creando.

MP: Para terminar, hablemos de los cortometrajes, de Espias y de Corresponsal francés. Espías tiene ese plano secuencia de arranque, virtuoso, de casi cuatro minutos.

TG: Ese fue Miguel, el codirector, mérito de él, giro 360.

MP: En Corresponsal francés pareciera habla del extranjero, del que nos puede ver porque no es de acá. 

TG: Él ve algo mágico. No tiene una crítica puntual, es cercano a Manuel Jiménez, alguien que no toma mucho partido. Viene a cumplir su trabajo y no emite opiniones. No hay innovación en los mensajes. Ofelia Fernandez no aporta cuando habla en el cortometraje. La gente de la calle creería más que los políticos, tienen expectativas. Corresponsal Francés tiene algo de inocencia.

MP: El amor está en Corresponsal y Vodka sobrevolando todo el tiempo.

TG: Son historias de amor que no prosperan, atravesadas por un policial.

Foto de la entrevista con Tomás Guiñazu

Agradecemos enormemente a Tomás Guiñazú por su tiempo y calidez.

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