Shōgun llegó a Star+ el 27 de febrero y viene conquistando la pantalla martes a martes. La serie delinea una historia épica cargada de texturas como los trajes que llevan sus personajes. Ambientada en una Japón feudal de 1600 e inspirada en la novela homónima de James Clavell, que lleva el mismo nombre, es la producción más ambiciosa de FX hasta la fecha. Una historia sumamente cuidada productores estadounidenses y japoneses. El famoso diseñador de videojuegos, director y productor Hideo Kojima expresó que no se siente como “una producción importada”.
La serie narra la historia de Yoshii Toranaga (Hiroyuki Sanada), quien emprende la búsqueda para convertirse en el ‘shōgun’, el líder militar de la nación. En su viaje, cuenta con la compañía de su traductora, Lady Mariko (Anna Sawai), y su aliado inglés, John Blackthorne (Cosmo Jarvis). Ver esta obra televisiva es sumergirse en el mundo feudal de Japón, ofreciéndonos una experiencia inmersiva a través de su cuidada fotografía, su meticulosa puesta en escena y, sobre todo, su impresionante despliegue de trajes que dan vida a la historia de manera palpable y que crean en cada personaje una profundidad como capas tienen los trajes.
Charlamos con Carlos Rosario (Don’t Breathe, The Girl in the Spider’s Web, Alien: Romulus) el responsable detrás del diseño de vestuario Shōgun. Comparte los desafíos, inspiraciones y detalles íntimos que dieron vida a la época y cultura japonesa en la pantalla a través de los trajes, los cuales hacen tan palpable la épica de la historia.
Uno de los aspectos más destacados de esta increíble serie es la inmersión en el Japón feudal lograda a través de la composición y el diseño de vestuario. Cada traje y cada diseño, refleja claramente tu dedicación y esfuerzo. ¿Cómo te preparaste para un proyecto de esta magnitud y cómo enfrentaste el desafío adicional de adaptar tu labor para la televisión, considerando tu experiencia previa en el ámbito cinematográfico?
En este tipo de proyectos, es esencial sumergirse por completo en la época que estamos retratando. Desde el principio, el showrunner nos instó a familiarizarnos con cada aspecto de ese período histórico. Además, dado que James Clavell nos permitió ciertas libertades creativas, tuvimos la oportunidad de abordar el diseño de vestuario desde una perspectiva emocional y psicológica, no nos limitamos únicamente a la historicidad. Nuestro primer paso fue sumergirnos en la investigación de la época, trabajando codo a codo con varios expertos, especialmente con un historiador que vive en Kyoto, quien nos orientó durante todo el proceso. El vestuario japonés, aunque parezca simple, es sorprendentemente complejo, especialmente considerando la diversidad de escenarios y situaciones que abarca la serie, desde ceremonias hasta batallas de samuráis, cada una con sus propias particularidades sociales y culturales.
Para entender todos estos matices, nos sumergimos en la iconografía de la época, encontrando en las pinturas una fuente invaluable de inspiración y conocimiento. Decidimos evitar la influencia de películas contemporáneas japonesas, optando por explorar directamente las fuentes históricas. Las pinturas nos brindaron una comprensión auténtica de los colores, las texturas y los detalles que caracterizaban la época. La ayuda constante del historiador fue crucial en todo este proceso. Además, muchos de los personajes están basados en figuras históricas reales, lo que implicó una investigación adicional. Visitamos museos y consultamos archivos históricos extensamente en busca de referencias concretas, lo que enriqueció enormemente nuestro trabajo. En resumen, nuestra aproximación se basó en una profunda inmersión en la época a través de diversas fuentes, combinando rigor histórico con una interpretación creativa que respetara la autenticidad y la complejidad de la narrativa.

La opción más obvia sería recurrir a películas japonesa, sin embargo, descubrir que la verdadera fuente de inspiración fueron las pinturas, las fuentes auténticas y la propia historia, es revelador.
Exactamente. Hay un punto crucial que necesito destacar. Al diseñar este proyecto, nos encontramos utilizando piezas originales de Japón, y aunque contaba con un equipo encargado de enviarme telas japonesas, me di cuenta de una realidad interesante: la industria cinematográfica en Japón no tiene la misma estabilidad económica que la de Hollywood. Esto se traduce en presupuestos considerablemente más bajos. Observé que, en las producciones japonesas, los diseñadores, independientemente de la época representada, suelen alquilar repetidamente el mismo vestuario debido a estas limitaciones presupuestarias. Por el contrario, en Shōgun contábamos con un presupuesto generoso, lo que nos permitió centrarnos en la autenticidad. Por eso decidí confeccionar las armaduras en cuero en lugar de utilizar las tradicionales de metal que suelen verse en producciones japonesas. Opté por el cuero por su ligereza y porque envejecen de manera más auténtica y convincente.

La manera en que abordas las telas realmente despierta la creatividad. ¿Hubo alguna pieza en particular que haya capturado tu corazón y te haya permitido expresarte al máximo? ¿O tal vez alguna que te haya gustado especialmente o que haya representado un desafío particularmente grande?
Bueno, la verdad es que todas las piezas tienen su complejidad, ya sabes cómo es a veces. Para darte un ejemplo, considera el primer Kosode que lleva Blackthorne; aunque es aparentemente simple (de hecho, se puede hacer en un día), teníamos esa tela en al menos 35 colores diferentes. Así que cuando me preguntan cuál fue el traje más difícil, a veces resulta que las cosas simples son las más complicadas de ejecutar. Otro desafío notable fueron los Jinbaoris que Toranaga usa hacia el final de la serie, con plumas. Fue una experiencia fantástica, ya que requirió coser a mano cientos de pequeñas plumas. Además, debo mencionar los trajes de Lady Ochiba, que fueron simplemente maravillosos. Algunas de sus piezas nos tomaron semanas en completar, especialmente porque todos los Kosodes estaban pintados a mano.

Hablando de personajes, otro gran protagonista es Toranaga, interpretado por Hiroyuki Sanada. En varias entrevistas el actor ha expresado que la idea central de la series es el encuentro entre Oriente y Occidente. En este contexto, tu trabajo cobra especial relevancia. ¿Es posible que John Blackthorne encapsule esta noción? A lo largo de cada episodio observamos como este personaje se sumger en una nueva cultura.
Eso fue fundamental. La evolución de Blackthorne, Toranaga y Lady Mariko es realmente interesante. Cada uno experimenta un cambio único y eso se refleja de forma muy distinta en su forma de vestir. Para Blackthorne, todo comienza con el Kosode. Recuerdo esa escena impactante en la que le quitan su ropa de marinero inglés, como si estuvieran arrancándole su identidad europea de encima. En ese momento, le ponen el Kosode, una prenda tan sencilla, pero al mismo tiempo tan profundamente japonesa. Esa prenda fue clave para moldear su personaje desde cero. A medida que avanza la historia y se sumerge más en la cultura japonesa, fui añadiendo poco a poco elementos más tradicionales a su atuendo.
Finalmente, llegamos al Kataginu, una prenda formal que es un símbolo claro de su integración en la sociedad japonesa. Pero lo más interesante es que mantuve su vestuario relativamente simple, para destacar la idea de que son los otros personajes los que tienen el verdadero poder sobre él. Es una forma visual de subrayar las dinámicas de poder en juego y resaltar su papel como extranjero en esta historia. En resumen, la forma en que su vestuario evoluciona cuenta toda una historia por sí sola.

Hablando de las relaciones entre personajes, ¿recibiste algún consejo de Hiroyuki Sanada, el actor que está llevando el peso de esta ficción televisiva no solo como uno de los personajes principales sino como productor de la serie?
Bueno, te cuento que antes de comenzar a trabajar aquí en Vancouver con mi equipo, tuve una videoconferencia con Hiroyuki. En ese encuentro, quedó claro que, como productor y actor principal, y siendo japonés, él buscaba la máxima autenticidad en todo el proyecto. Desde mis primeras entrevistas, comprendí que era crucial para él que todo refleje fielmente la época en la que se desarrolla la historia. Esto era fundamental para sumergir a la audiencia en la experiencia de esta época, lo cual es esencial en este tipo de narrativas históricas. Durante nuestra colaboración en los diez episodios, tuvimos numerosas sesiones de pruebas de vestuario con Hiroyuki presente. Él nos brindaba orientación y consejos, como por ejemplo sugerirnos que ciertas piezas fueran más gruesas o tuvieran más textura para adaptarse mejor a los actores. Un ejemplo de esto fue cuando charlamos cómo hacer que el vestuario fuera más ajustable y cómodo para cada persona.

Además, en escenas específicas, solía pedirle a Hiroyuki su opinión sobre el estilo de vestuario que le gustaría ver. A partir de ahí, yo diseñaba las prendas, aprovechando sus sugerencias y orientaciones. Esta colaboración es fundamental en mi trabajo como diseñador. Antes de comenzar a ilustrar el vestuario, siempre tenemos conversaciones como estas para tener su perspectiva. No puedo imponer nada, especialmente en lo que respecta a los personajes principales. Es un esfuerzo conjunto y colaborativo.
El episodio 6, ‘Las damas del Mundo del Sauce’ es un capítulo está lleno de diferentes texturas y planos, especialmente en las telas que se utilizan. Se puede apreciar una amplia gama de estilos y materiales. Uno de los desafíos más destacados de este episodio fue la representación del teatro tradicional japonés conocido como Noh. ¿Puedes contarnos cómo abordaste ese episodio y cómo lograste representar todo lo que implicó este desafío?
El episodio 6 se centra principalmente en los personajes femeninos, ofreciéndonos un vistazo más profundo a sus vidas. Este enfoque nos permite conocer a personajes que no habíamos visto anteriormente y, gracias a los flashbacks presentes, pude definir sus personalidades y, por ende, ser más creativo en el diseño de sus vestuarios. Una de las escenas que más disfruté fue la de la casa de té, donde ingresamos al mundo de estas mujeres cortesanas y las contrastamos con Lady Mariko. Por ejemplo, en la escena en la que Kiku acompaña a John a su casa al día siguiente por la mañana, ella viste un kimono rojo muy vibrante, que refleja toda su sensualidad. En contraste, Marikosama, quien espera a John afuera, lleva un Uchikake de color rojo oscuro, lo que revela su verdadera naturaleza alineada con el mundo exterior. Kiku representa un sueño para esos hombres, algo que debe ofrecerles como un regalo para sacarlos de la cruda realidad y hacerlos soñar. A través de los vestuarios, podemos observar claramente las diferencias entre estas dos mujeres. En cambio, el séptimo episodio se centra más en las armaduras y en elementos más masculinos.

Considerando que este proyecto ha sido un viaje enriquecedor hacia una cultura nueva, me encantaría saber, ¿qué otra cultura o periodo histórico te gustaría explorar y diseñar en el futuro?
¡Wow, esa es una buena pregunta que realmente me hace reflexionar! Bueno, déjame compartir contigo algunas ideas. Por un lado, me encantaría sumergirme en la opulencia y el glamour de la corte de María Antonieta y Luis XIV en el Palacio de Versalles. Ese siglo de abundancia ofrece un escenario fascinante para explorar en términos de diseño de vestuario. Por otro lado, tengo una gran pasión por las décadas de los años 20s a los 50s. Cada una de estas décadas tiene su propio estilo distintivo y características únicas en cuanto a siluetas y moda. Sería increíble tener la oportunidad de explorar y recrear esos estilos icónicos en un proyecto futuro.
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Y hablando de proyectos recientes, estoy emocionado de formar parte de Alien: Romulus de Fede Alvarez. Esta incursión en la ciencia ficción es totalmente diferente a Shōgun, pero eso es precisamente lo que encuentro tan fascinante. Como diseñador, tener la oportunidad de trabajar en una amplia gama de géneros y estilos es realmente emocionante y enriquecedor. Es lo que hace que este trabajo sea tan apasionante y gratificante.
Para finalizar, ¿hubo algo en particular que pudiste introducir en Shōgun que te haya dado la oportunidad de agregar, ya sea alguna tela especial, objeto significativo, o más bien algo abstracto que hayas incorporado en el diseño de vestuario?
En Shōgun, tuve la oportunidad de volcar mis 30 años de carrera como diseñador, con raíces españolas y francesas, en cada detalle del proyecto. Este trabajo ha sido tan ambicioso, intenso y creativo que he podido canalizar toda mi experiencia en él. En todos los niveles, ya sea intelectual, psicológico o emocional, encontré la oportunidad de plasmar mi trayectoria en el diseño de vestuario. Cada prenda, cada textura, cada elección fue una manifestación de todo lo que he sido, aprendido y experimentado en mi carrera. Además, pude incorporar todo lo que he aprendido de otros diseñadores con los que he tenido el privilegio de trabajar a lo largo de los años. Por lo tanto, todo lo que se ve en pantalla es el resultado de mi dedicación y compromiso como diseñador.
