Antes de cualquier review sobre Barbie y Oppenheimer, quería escribir de estos hermosos días cinéfilos que vivimos gracias a estas dos películas. Por que los films de Greta Gerwig y Christopher Nolan vinieron a traer una magia a la que nos habíamos desacostumbrado: la del cine como plan primordial, como evento cultural y colectivo.
Fueron días hermosos de salas repletas de gente. Y no solo de eso. De salas repletas de gente a la que, seguramente, no escuchabas ir al cine hace meses o años. Fueron días donde la pregunta no era “¿En qué plataforma se va a estrenar Barbie…?”, sino “¿Cuando salen las entradas anticipadas de Barbie?”. Donde la gente pensaba outfits para ir al cine acorde a la película que se iba a ver. Donde las mejores citas de amistades y parejas giraron alrededor del cine.
El fenómeno Barbenheimer le devolvió mística al cine. Que llevó a la experiencia de no solo ir a ver una película sino, incluso, las dos el mismo día; sacando cuentas para conjugar los horarios, encontrando un compañero/a cómplice para ese planazo cinéfilo que se antojaba una aventura en sí misma. “¿Vemos primero Barbie u Oppenheimer?”. “¿Esas personas que están ahí no estuvieron antes con nosotros, viendo la otra peli?”
Pasará tiempo hasta que un evento así de fascinante vuelva a ocurrir. Y seguramente muchos nos acordemos por siempre del cine al que fuimos, y las personas con las que vimos estas películas.
Barbenheimer le dio esperanza y una nueva vida al cine. Le dio un triunfo ante las plataformas, al menos una breve temporada. Reconquistó espectadores que, quizás, hayan vuelto a sentir ahora lo hermoso de una sala cómplice, de un público que, colectivamente, se ríe al mismo tiempo que uno, que comparte el silencio reflexivo, la emoción, la sorpresa. Que salen de la sala compartiendo opiniones, críticas y elogios en un debate que expande las películas y que nos las hace llevar a nuestra casa y en nuestra memoria por días enteros.
La salvación al cine, al parecer, no iba a venir de sagas de superhéroes ni de secuelas, sino de historias originales, profundas, con una visión de autor.
Y ojalá sea el principio de una hermosa nueva era de días de amor cinéfilo.

