Normal People: Rastros de una juventud perdida (o ganada)

Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones en Normal People (2020)
Recordamos la exitosa miniserie romántica irlandesa 'Normal People' (2020), protagonizada por Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones.
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Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones en Normal People (2020)

Los dos protagonistas están sentados en el piso de una vieja casa. De la relación entre Connell y Marianne solamente se saben hasta el mínimo detalle tanto ellos dos como el público. Espectadores de una relación sana y perfecta como también difícil. Normal People (2020) se resume enteramente en ese plano final donde ambos personajes reconocen finalmente cómo fue, es y será su atrapante lazo. La serie es un círculo, donde todo vuelve a su orígen y sigue su rumbo como si nada.

Es esa característica circular la que define tanto la conexión de sus protagonistas como la narrativa de la serie en sí. Normal People (2020) entiende en todo momento que la vida es un ciclo, y juega constantemente con sus personajes para demostrar ese punto. Las idas y vueltas de la vida nunca fueron mejor retratadas en la ficción como lo hace la miniserie irlandesa. Sumado a eso, también se da el lujo de ahondar en fuertes temáticas de la vida social y personal, siempre con una discreción característica.

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La historia que cuenta Normal People parte de la base de la relación entre sus protagonistas, Connell (Paul Mescal) y Marianne (Daisy Edgar-Jones). El primero, perteneciente a la clase media, de madre soltera y trabajadora. No es para nada casualidad que la maadre de Connell sea la ama de casa de la familia de Marianne. La cual, dicho sea de paso, pertenece a una clase complet-mdamente diferente que el personaje de Paul Mescal.

Tampoco es casualidad que ambos asistan a la misma secundaria. No es un juego de casualidades, Normal People (2020) es una demostración de cómo funcionan las relaciones entre las personas. En ningún momento se hace referencia al destino, o al hecho de que «todo está escrito». Sino todo lo contrario. Es un azar, un ida y vuelta donde los personajes son las ramas de un árbol que nunca deja de crecer.

En Normal People (2020) todas las situaciones son comúnes y mundanas, pero a la vez emocionantes. Uno de los más grandes puntos a favor de la serie es su construcción de personajes. Además de repasar una agenda de tópicos de suma importancia para la adolescencia y el paso a la adultez, el público es espectador de este enorme poceso que llevan a cabo unos protagonistas creados para atrapar con sus idas y venidas en el amor.

En un escenario donde ambos protagonistas se sientan marginados de una sociedad a la que no quieren pertenecer, resulta interesante el juego que propone el título de la serie. Se trata de, valga la redundancia, personas normales. Que, a su vez, como otras personas, tampoco encuentran su lugar en el gran oceano que proponen la vida en el colegio secundario, en la universidad y en la adultez.

Es como la vida misma

Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones en Normal People (2020).
Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones en Normal People (2020). Disponible en Lionsgate+.

Con la misma cantidad de diferencias que de similitudes, las vidas de Connell y Marianne tienen esa capacidad de mimetizar a fondo con las vidas de los espectadores. No se trata de demostrar las cosas tal cual como son, sino de intentar comprender cada mínimo detalle que proponen las decisiones que toman los personajes. Es esa capacidad de llegar al público la que hace destacar a la narrativa de Normal People (2020).

Es decir, no todo el mundo es beneficiario de una beca que le permite pasar un verano en Italia. Pero, a su vez, las situaciones que ocurren en aquella antigua casona de la familia de Marianne destacan por sobre su contexto y no dejan de atrapar a un espectador que está enamorado de los protagonistas. Normal People (2020) es como la vida misma, con las idas y venidas de un romance infinito y circular.

Los protagonistas se sienten a salvo cuando están juntos. No es necesaria otra explicación. El que busca encuentra, y Connell y Marianne se buscan en miradas desde el pimer capítulo hasta el último. Son los protagonistas perfectos de una historia que no busca parecerse a la realidad, pero que termina atrapando como si fuese un caso real. Un estilo narativo circular que a su vez, cuando los personajes vuelven al mismo lugar, mejoran como personas.

Y es en ese plano final, donde tanto el espectador como los protagonistas llegan a una misma conclusión. La vida es una composición desorganizada de situaciones que nos hacen volver al mismo lugar, ya sea para redimir nuestros errores o para mejorar nuestras actitudes. Es en ese piso de parquet de la vieja casa, donde están sentados Connell y Marianne, donde reconocen cómo es, fue y será su relación con el amor de su vida.

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