El público en los festivales habla y su lenguaje son los aplausos. No sorprende entonces que en la proyección del nuevo film de Mia Hansen Love presentado en el 37° Festival de Mar del Plata, haya recibido apenas unas palmas. Un Beau Matin (One Fine Morning en inglés), de Mia Hansen-Løve con Léa Seydoux, no innova ni desde lo visual ni desde lo narrativo y de no ser por las actuaciones, sería bastante menor. El film se presentó en la sección de Autoras y Autores del Festival de Mar del Plata.
Un Beau Matin (One Fine Morning, 2022). Dirección y guión: Mia Hansen-Løve. Elenco: Léa Seydoux,Pascal Greggory, Melvil Poupaud, Nicole Garcia, Camille Leban Martins. Fotografía: Denis Lenoir. Edición: Marion Monnier. Duración: 1 hora 52 minutos. Nuestra opinión: Buena.
La historia narra la vida de Sandra, (Léa Seydoux) una traductora que cuida a su padre Georg (Pascal Gregory) cuya salud se ve sumamente deteriorada por una enfermedad neurodegenerativa. A su vez el filme narra como se va enamorando de Clément (Melvil Poupad), un hombre casado y el film va y viene entre las dos relaciones que construye la mujer.
El mayor problema que tiene A Beau Matin es que es demasiada correcta y convencional. No hay innovación alguna desde lo visual, o de lo narrativo. No hay flashbacks, retaceos de información, ambiguedades o tensión alguna. La película de Mia Hansen-Løve es una mera descripción de la vida de una mujer que está dividida ante el dolor de ir perdiendo a su padre de a poco, y la relación tóxica que mantiene con un hombre casado.
Es un contrasentido hablar sobre lo que una película no ofrece ¿Pero acaso no una película de festival debería ofrecer algo más? ¿Alguna idea, plano, escena que salga de lo monocorde? Tuve una sensación similar con Fire, de Claire Denis, con Juliete Binoche, que fue proyectada en el Bafici de este año. Allí otra directora francesa, también detrás de mejores filmes que los nombrados, hacía un drama de divorcio. Pero no había nada especial que la destacara como película, era un relato basado en largas discusiones de pareja, un subgénero en si mismo, pero no mucho más.
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De todas maneras A Beau Matin tiene algo memorable y es su reparto de actores. Pasando por Pascal Gregory que hace del padre que cada vez va perdiendo su sanidad, a Poupad que hace de un hombre infiel bastante creible, a pesar de algunas vergonzosas líneas que le hicieron interpretar.


Pero el premio mayor y quien realmente saca a la película de la mediania es Lea Seydoux. Si alguien tenía dudas del talento de la francesa, A Beau Matin las despeja. Y es que el dolor de su personaje es palpable y genuino. Es quizás extraño, pero más de una vez uno nota cuando los malos actores intentan llorar. Suelen moquear, arrugar la cara, forzar la emoción. La Sandra de Seydoux es una mujer que parece contener su tristeza en todo momento, para seguir siendo sostén de su familia, su padre y hasta su pareja adultera. Pero a veces la coraza se rasga y esa fragilidad se nota y la actriz lo hace notar, con llantos ahogados, repentinos, inesperados. Seydoux logra una naturalidad envidiable para el tipo de actuaciones que ofrece el cine moderno. Ver a una actriz que con tan poco hace tanto vale el precio de la entrada.