Crítica de ‘Cuando acecha la maldad’, la morbida película de Demián Rugna

El 9 de noviembre se estrena la última película de Demián Rugna, que ganó el premio mayor en Sitges y está dando que hablar a lo largo y a lo ancho.

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Crítica de ‘Cuando acecha la maldad’, la morbida película de Demián Rugna
5.0 out of 5.0 stars

Todos los directores de género del mundo parecen estar preguntándose qué hacer con el terror. No es para menos, si cada vez más el miedo se va reduciendo a un grupo estático de locaciones, arquetipos y motivos. Yendo a fondo, hasta podemos decir que se está compactando en franquicias específicas. Casi como manuales de género que explicitan de entrada todo lo que se va a ver. Quizá porque cada vez son menos los que quieren aterrorizarse, y prefieren el susto comercial de bajo impacto. Por suerte, todavía quedan directores dispuestos a destrozar anímicamente al espectador, y uno de los mejores es argentino. ¿Qué hacemos con el terror? La última película de Demián Rugna tiene todas las respuestas. En esta crítica de Cuando acecha la maldad desglosamos la historia de dos hermanos que viven en el campo y que encuentran a un embichado. Esto es, una persona enferma por un mal virósico y paranormal al mismo tiempo. Con suma desesperación, lo van a intentar todo para minimizar el contagio, aun a costa de sus propias vidas.

La redefinición del espacio

Lo que hay que hacer con el terror, es entrelazarlo con los espacios que nos son intrínsecos y, al mismo tiempo, están poco explorados. En lugar de buscar sin sentido en los clichés, el camino es encontrar aquellas áreas fértiles para la novedad que suelen estar frente a nuestros ojos. Demián elige el campo como su lugar común, escenario bastante usado por el cine local y en varias ocasiones por el de terror, esencialmente por la libertad de acción. Y no solo en el aspecto técnico de la producción. Desde Los sonámbulos, pasando por La mujer sin cabeza y hasta Luz Mala, el campo es un espacio donde prima la ley de la naturaleza antes que la del hombre.

Y el director lo entiende a la perfección. Trastorna la usual tranquilidad del campo y lo convierte en el vehículo insaciable de la maldad. En este lugar tan abierto y poco intervenido por el humano, la enfermedad del embichado se dispersa de forma ilocalizable, en todos lados a la vez. Y, al momento de enfrentarla cara a cara, no hay final de esquina ni bosque espeso donde la víctima pueda esconderse. Las reglas de la locación no están a favor de los protagonistas y, aún mejor, los dejan desprovistos de cualquier tipo de ventaja, obligando al enfrentamiento directo como la única opción de lucha.

También cabe destacar la importancia de la elección de locación para el cine de nuestro país. Aunque la mejor crítica estadounidense de Cuando acecha la maldad pueda analizar por completo el sinfín de ventajas que el espacio le ofrece a la trama, los argentinos que amamos y hacemos cine reconocemos la importancia de revalorizar el espacio propio frente a tanta incertidumbre contra el cine como institución.

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El gore resucitado

Otro logro admirable de Demián es que logró desatorar al cine splatter del estancamiento absoluto en el que se encontraba. Cualquiera que haya visto los estrenos del subgénero de este año se habrá dado cuenta de que el gore se convirtió en un mero enchastre contenido sin motivo alguno más que el del exceso. Películas como Terrifier 2 y Saw x se empeñaron tanto en el derramamiento de sangre que terminaron convirtiéndola en un «asco» al que el espectador se acostumbra en media hora. A diferencia de ellas, Cuando acecha la maldad elige con precisión sus momentos morbosos, y genera imágenes que producen escalofríos.

El campo tampoco entiende de limitaciones citadinas, por ende, el mal lo arrasa todo, sin distinciones. No hay tal plot armor que vuelva a tal o cual persona indispensable. En ese sentido, la película corroe todas las convenciones del subgénero y demuestra lo que es una película splatter sin moral ni frenos (como tiene que ser y como no venía siendo). Taparse los ojos en las peores escenas no va a ser suficiente, porque cuando la película no está mostrando gráficamente un hecho sangriento, lo alude para que el espectador se lo imagine. Y ahí es cuando Demián conjuga esa dualidad que tanto le está costando a los directores comerciales: el poder de la imagen que se muestra y el de la imagen que el público se ve obligada a crear con sus propios miedos.

Esta crítica de Cuando acecha la maldad finaliza con una conclusión certera: esta película es la gran obra maestra de Rugna. En el 2007, cuando estrenó su primer largometraje, La última entrada, presentó un entendimiento magistral de las posibilidades del cuerpo invadido como sujeto del terror. En 2017, con Aterrados, demostró que podía conjugar ese elemento jugando con el espacio del hogar como cuerpo putrefacto. Ahora, convirtió el campo entero en un asco virósico, mórbido y lleno de pus, que emana el hedor claustrofóbico propio de una enfermedad terminal.

Crítica de Cuando acecha la maldad, foto principal

FICHA TÉCNICA

Cuando acecha la maldad (2023). Dirección: Demián Rugna. Guion: Demián Rugna. Elenco: Ezequiel Rodríguez, Luis Ziembrowski, Demián Salomón, entre otros. Fotografía: Mariano Suárez. Edición: Lionel Cornistein. Música: Pablo Fuu. Duración: 99 minutos. Nuestra opinión: Excelente.

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