‘Avatar: La Leyenda de Aang’: un suave golpe a la nostalgia – Crítica (Netflix)

Publicado el March 4, 2024 por Julieta Ortiz
Crítica

Aang, Katara y Sokka vuelven a la pantalla chica en el estreno del nuevo live action de Albert Kim, basada en la versión animada del 2005.

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‘Avatar: La Leyenda de Aang’: un suave golpe a la nostalgia – Crítica (Netflix)

Avatar: La Leyenda de Aang es la nueva apuesta de Netflix en el mundo de los live actions de series de anime, después del gran éxito que significó la adaptación de One Piece el año pasado. Bajo la escritura de Albert Kim, un guionista con una carrera incipiente, esta historia está basada en la animación de la que estuvo a cargo de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko entre el 2005 y 2008. Al ser una adaptación y no una remake, significa que se dieron el lujo de poder hacer algunos cambios en la historia para poder reducir todo lo que sucede en una temporada de 20 episodios en tan sólo 8. 

Sin embargo, más allá de que la selección de hechos está mejor de lo que esperaba, hay algunas cuestiones que quedaron sin resolver y que se presentaron muy “tirada de los pelos”. Pero, sin adelantarnos, vayamos por el inicio.

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La versión animada de Avatar: La Leyenda de Aang fue mi “compañera de meriendas” en gran parte de mi pre adolescencia, al igual que en la de muchos de los fanáticos que, al día de hoy, siguen las actualizaciones del universo en tiempo real. Es por esto que ni la película de M. Night Shyamalan, ni la nueva de Kim se salvaron de las críticas en comparación de la original, la cual no tiene reproches. De todas maneras, hay que entender que mientras la original está destinada a un público más infantil, la nueva intenta apuntar a uno más maduro.

En este caso, como primera observación, hay que decir que, a simple vista, el elenco está muy bien seleccionado, aunque la construcción de todos los personajes a nivel guión no es perfecta. 

El primer problema de la serie de Netflix de Avatar aparece con Zuko, el temible príncipe de la Nación del Fuego que haría lo que sea para enorgullecer a su padre. Esa premisa también está presente en esta nueva versión, pero suavizada. Lo que sucede es que, desde el inicio, no podemos creerle esa “maldad” que le provoca la ira, ya que termina siendo bastante soft y aburrido.

Zuko, el principe de la Nación del Fuego

Por otra parte, en cuanto a Bumi (el rey de Omashu), se decidió que sea un mandatario psicótico y lleno de resentimiento debido a la ausencia de Aang durante los 100 años que permaneció congelado junto a su amigo, Appa. En este sentido, Kim lo muestra como alguien que está cegado por la bronca del pasado y que no puede ver más allá, cuestión que, a medida que avanzan los dos capítulos en los que aparece, hace que se vuelva redundante. En la original, sólo conocemos su identidad hacia el final del capítulo, donde no sólo Aang se da cuenta de que estuvo todo el tiempo con un amigo de su infancia, sino que hace que ese reencuentro sea mucho más emotivo y significativo para el desarrollo del protagonista.

Después del desastre que nos dejó The Last Airbender de Shyamalan, era difícil de imaginar cómo iban a resolver los efectos especiales de un mundo en el que nada se parece al nuestro: bisontes voladores, ciudades enteras en medio de las nubes y los poderes de los cuatro elementos que nacen de las extremidades de los “Maestros”. Más allá de eso, esta nueva versión está bastante bien a nivel visual, donde la mayoría de las escenas de pelea se lograron satisfactoriamente. En mi opinión, el mejor episodio en este sentido fue el último de la entrega -titulado como Leyendas– donde no sólo conocemos la belleza del oasis del templo de la Tribu Agua del Norte sino también vemos a Aang canalizar la energía del espíritu del océano en un monstruo que se ve increíble.

Aang medita

Por último, después de terminar de ver todos los capítulos, persiste la sensación de que algunos cambios en la historia no terminaron funcionando del todo bien y quizás se “desaprovecharon” algunos detalles que pudieron haber tenido un mejor efecto. 

En esta ocasión, sólo voy a mencionar dos. Por un lado, si bien no me disgustó la idea de que no den indicios directos de la relación romántica que Aang y Katara que sí mantienen en la del 2005, me pareció que ese detalle terminó desfavoreciendo el desarrollo de ambos. En principio, porque el choque que se produce ante el hecho de que él es menor que ella es un puntapié que da inicio al recorrido que hacen durante toda la serie. En esta versión, la motivación de ambos queda medio floja y se ve hasta algo forzada. Le falta ese “no sé qué”.

Finalmente, si bien está bien que hayan mostrado el romance de Sokka con Suki y luego con Yue, en una entrega de sólo ocho episodios le quita el efecto que sí tiene la original, ya que el lapso entre hecho y hecho es un poco más prolongado. Esta decisión le sacó el peso de sus sentimientos con ambas, haciendo que parezca que simplemente es un adolescente con ganas de besar chicas en cada pueblo. 

NUESTRAS CONCLUSIONES SOBRE ‘AVATAR: LA LEYENDA DE AANG’

De todas formas, Avatar: The Last Airbender, la serie de Netflix, termina funcionando ya que, más allá de ser un golpe en la nostalgia, también lograron encontrar un tono más maduro y oscuro en aquella historia en la que primaba el humor y los finales felices. 

Los protagonistas vuelan por los aires