Marcelo Subiotto, actor que forma parte del elenco de El Eternauta, la serie que acaba de llegar a Netflix, contó en una entrevista que hace un tiempo tuvo la oportunidad de visitar Estados Unidos y la experiencia le fue extraña. Sintió familiaridad. Conocía las calles y kioskos, a pesar de no haber conocido el país antes. Series y películas habían acostumbrado su mirada. Sin embargo, le costaba tener la misma idea de ciudades del interior del país. La serie de Bruno Stagnaro, basada en la historieta escrita por Héctor Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, logra algo que parece básico pero que es vital para el imaginario colectivo de Argentina: la familiaridad de escenarios, personajes y acciones. Y en una vía paralela reflexiona sobre el hacer colectivo ante las crisis, a través de una narración clásica, universal, que seguramente tendrá éxito fuera de las fronteras argentinas.
Aquí hay una invasión alienígena pero ocurre en ciudad de Buenos Aires; hay sobrevivientes estoicos como Juan Salvo (Ricardo Darín), pero en vez de ser un veterano de Vietnam es de la Guerra de Malvinas. Los adolescentes son maleducados, pero en vez de decir «fuck you» dicen «puta». Suena rock de los 60s y 70s, pero es Manal y no Creedence Clearwater Revival. Ahora bien ¿Cómo Stagnaro, hábil director detrás de joyas como Pizza, Birra y Faso y Okupas se animó a este acto de traducción, adaptación, equiparación? Es clave una utilización sofisticada de los espacios, los efectos especiales en la mayoría de los episodios mínimos pero efectivos y una narración sobria, que se toma el tiempo para contar, que recuerda a cierto cine de John Carpenter y Steven Spielberg.
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Cada episodio, el primero en una casa con subsuelo que puede encontrarse en cualquier ciudad argentina; el segundo junto a las vías de un tren y en una torre de departamentos; el cuarto en una iglesia son ejercicios finísimos de buen uso de los espacios. Stagnaro no necesita de planos secuencias superfluos. Sabe que cualquiera de estos lugares en primer lugar son habitados por personas y, en segundo lugar, como espectadores debemos entender de dónde viene el peligro. No hay confusión en las acciones de grupos de seis o siete personajes lo que prueba su habilidad como cineasta. Si una película o serie puede entenderse con diálogos mínimos, con una cámara que solo se posa, observa y sabe cuándo cortar, algo se está haciendo bien y más de una escena logra esa inmersión total.

Esta crítica busca hablar de la serie sin describir cada episodio, porque sorprenderse contribuye a la experiencia. Sin embargo, sí se puede adelantar que Juan Salvo y sus amigos juegan truco una noche en casa del «Tano» Favalli (César Troncoso), mientras que una nieve comienza a caer del cielo en pleno verano. El polvillo provoca la muerte de seres vivos en segundos.
A su vez, el centro de Buenos Aires es bloqueado por unas criaturas alienígenas que parecen cascarudos gigantes. No son simples bestias: secuestran a personas, bloquean vías y se comunican entre ellas. Por último, algunos de los sobrevivientes comenzarán a mostrar actitudes extrañas. Esto da pie a la resolución de lo que se entiende es una primera temporada de una historia más extensa.
Stagnaro, con el pulso de alguien que se desempeña en la industria cinematográfica argentina hace treinta años, se anima a un despliegue de efectos visuales inédito, sobre todo en el cuarto episodio en el que un grupo de sobrevivientes se enfrenta a los «bichos». Es a la vez, sorprendente e inquietante cada plano abierto de ciudad de Buenos Aires cubierta de nieve, con cuerpos en las calles y totalmente abandonada.
La influencia de los cineastas estadounidenses antes nombrados es clave en la paranoia que se transmite en el episodio 2, «Salgan al Sol». Juan Salvo, el Eternauta, va a buscar a su exesposa Elena (Carla Peterson) a un complejo de departamentos. El grupo de sobrevivientes de la torre actúa como una turba iracunda y Salvo huye a los tiros. El enemigo en este episodio no es la nieve radiactiva ni cascarudos gigantes, es el egoísmo del hombre. La serie en su núcleo observa a los grupos, variados, de distintas edades y procedencias y su tendencia a atacarse entre sí y cuidarse de un momento a otro. No hay planes ante una nieve radiactiva que mata a la gente en segundos, monstruos alienígenas que bloquean puentes y autopistas y control mental. Solo hay ingenio, colaboración, cariño y violencia, pilares básicos del espíritu humano. Que sea ciencia ficción, que sea en Argentina, es solo circunstancial.
Pero hay otras influencias variadas, múltiples y que se llevarían toda esta crítica puesta. Salvo tiene visiones que se mezclan entre sus recuerdos en las islas y otras imágenes que no reconoce. Pierde la consciencia y se levanta desorientado. Ahí uno recuerda al taxidermista de El Aura, segunda película, clásico del policial negro argentino, de Fabían Bielenski. Allí y en esta serie de seis episodios, Darín da sus mejores actuaciones. Acostumbrado a otro registro, el interprete se ha ganado, no sin razones, el mote de «porteño enojado». Aquí en cambio es alguien reflexivo y ordinario, claramente marcado por la experiencia traumática de las islas.
Salvo lleva a las islas en sus espaldas. Su pullover y ojos azules parecen siempre estar allí. Pero sabe disparar su FAL, coordinar grupos de avanzada y tiene un instinto natural para el combate. «¿Cómo te recuperas tan rápido?» le pregunta su amigo y confidente el Tano en el cuarto episodio «Credo». Favalli no lo sabe, pero Salvo nunca dejó las islas. Ese estado de alerta es lo que lo vuelve un líder natural al grupo de sobrevivientes.
En algún párrafo había que referirse a Troncoso. Todos sabemos quién es Darín y Peterson, pero «el tano» es el corazón de El Eternauta. Paranoico e inteligente en partes iguales, el ingeniero electrónico que interpreta es de esos aficionados a trenes y radiotransmisiones que por primera vez puede aplicar esos conocimientos en un escenario de apocalipsis. Métodico, su falta de habilidad física la compensa con soluciones. Hay una expresión que para algunos puede sonar despectiva pero el uruguayo tiene todos los gestos de un «character actor» del sistema de estudios hollywodeense. Podría ser el compañero de un detective fiel, un asistente de fiscal, aparecer en múltiples proyectos como ese secundario que le da peso a las historias y sobre todo humanidad. No hay Salvo sin Favalli. No hay historia sin ellos.

¿Tiene defectos la serie? Quizás, Peterson no es la más carismática de las actrices y algunos personajes parecen agregar solo más duración al metraje, como es el caso de Pablo (Aaron Park), un adolescente que rescatan de una escuela en el tercer episodio. Pero no arruinan el resultado final de una serie que triunfa ampliamente en sus aspectos técnicos y artísticos.
Es un contexto desafortunado para el estreno de El Eternauta. El gobierno liberal de Javier Milei realizó recortes presupuestarios sin precedentes al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el jefe de Estado tiene entre sus enemigos de «la batalla cultural» a los que hacen películas «que no ve nadie«. Esta es una serie de Netflix, una empresa privada. Es casi seguro que muchos de los integrantes de los equipos técnicos y artísticos son egresados de universidades públicas, ganaron concursos y recibieron subsidios estatales.
El presidente no ha opinado sobre este producto de una industria que detesta y su asegurado éxito; pasarán los días y meses y El Eternauta se llevará premios, propuestas del extranjero y sobre todo el acompañamiento de un público sabio que aprecia las buenas historias. El cine y las series son producto de un esfuerzo colectivo. Dentro de la ficción, Salvo y sus amigos saben que esa es la clave para la supervivencia.
Nuestra calificación de ‘El Eternatura’
4.0 out of 5.0 starsFicha técnica
- El Eternauta (2025)
- Creación: Bruno Stagnaro
- Dirección: Bruno Stagnaro
- Guión: Bruno Stagnaro, Ariel Staltari, María Alicia Garcias, basado en la historia creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López
- Elenco: Ricardo Darín, César Troncoso, Carla Peterson, Marcelo Subiotto, Andrea Pietra, Ariel Staltari, Orianna Cárdenas, Claudio Martínez Bel, entre otros
- Edición: Alejandro Parysow, Alejandro Brodesersohn
- Música: Federico Jusid
- Fotografía: Gastón Girod
- Duración: seis episodios de hasta una hora
- Nuestra opinión: Muy buena
El Eternauta ya está disponible en Netflix