Crítica de la primera temporada de ‘Better Call Saul’, con Bod Odenkirk

Better Call Saul
Breaking Bad expande su universo con Better Call Saul, serie protagonizada por Bob Odenkirk en el papel de Saul Goodman.
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Better Call Saul

Tras el triunfo de Breaking Bad, llegó a Netflix en el 2015 Better Call Saul, lo que parecía ser simplemente una forma de exprimir hasta la última gota de éxito, pero que en realidad resultó ser una plausible expansión del universo. Bob Odenkirk regresa a la pantalla de nuestros televisores y celulares para encarnar, con una configuración actoral igual de intrépida que en su serie predecesora, al mítico Saul Goodman.

‘Better Call Saul’ (2015). Creadores: Vince Gilligan, Peter Gould. Elenco: Bob Odenkirk, Jonathan Banks, Rhea Seehorn, Patrick Fabian, Michael Mando, Michael McKean. Guion: Vince Gilligan, Peter Gould, Gordon Smith. Fotografía: Arthur Albert. Edición: Arthur Albert. Música:  Dave Porter. Duración: 10 episodios de 50 minutos aproximamente. Nuestra opinión: Muy buena.

De las primeras cosas que nos deja la serie es el manejo pormenorizado de su guión. Es incluso una observación que se puede extraer, sin ir más lejos, del primer capítulo, con la aparición final e inesperada de Tuco Salamanca que deja al espectador con ansias de más. Éste sería tan sólo uno de los guiños que se pensó para la primera temporada.

Provee una buena introducción y confección de personajes. Su construcción es paulatina y consistente. Desde principio a fin, lo que los personajes hacen, piensan, sus posturas o incluso lo que harían pero que no hacen, todo eso se condice con la personalidad que el guión fabricó para nosotros. Esta coherencia resulta incluso satisfactoria porque, además, fortalece al personaje en Breaking Bad. Nos hace entenderlo más, comprender de dónde salía, por ejemplo, esa facilidad que tenía Saul Goodman para “poner en situación” a sus clientes inventándoles una detallada historia falsa. Es una propiedad cohesiva no sólo de Better Call Saul, sino también de Breaking Bad, pero, además, es una cualidad congruente entre ambas. Porque se respetan al punto de permitirse referencias intertextuales muy detallistas. De esta cohesión (y profundidad) se desprende un cariño y una empatía por los personajes, que nos permite entenderlos y perdonarlos, a la vez que lloramos por lo que ellos lamentan. De pronto, queremos lo mejor para Saul.

Así como nos volvemos cercanos con Saul, vamos conociendo aún más la historia de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), interpretado con la misma verosimilitud categórica que nos brindó Bob Odenkirk en el papel de Saul. “Nobody wants to leave home” (nadie quiere abandonar su hogar) es una de las líneas con las que nos deja pensando Mike y ¡qué manera de introducir la idea a la serie! Porque ¿cuántas veces no nos preguntamos «Saul, ¿por qué no te vas? Tenés muchos problemas en Albuquerque…». Pero claro, son problemas en su hogar, con su familia, con sus seres queridos y con todo lo que conoce. Y nadie quiere abandonar su casa. Incluso el propio Saul piensa en abandonar la ciudad. ¿Será que finalmente no le queda alternativa más que huir? Las escenas en blanco y negro del principio y del final de temporada, ¿corresponden a antes o después de haber conocido a Walter White (Bryan Cranston)?

En este punto y en relación a esas escenas, merece la pena volver a resaltar lo asombroso del guión. Nos insertó la pregunta de qué significan esas tomas al principio de la temporada para luego retomarlas al final. Un sello clásico de Breaking Bad, cuando, por ejemplo, durante toda una temporada dosifican las escenas del oso rosa. “¿A qué corresponden estas escenas?”, se pregunta el espectador sin saber que está anclado a la poderosa y sólida red del guión. Lo mismo sucede con Better Call Saul.

No puede quedar por fuera de ningún análisis la fotografía de la serie, tan disruptiva y cuestionante como la de Breaking Bad. Nunca me pasó con otras series/películas de disfrutar su fotografía como si fuera un evento aparte. Es como si fuera un canal paralelo. Estoy disfrutando dos cosas diferentes al mismo tiempo. Ángulos imposibles, planos detalles molestos, por un lado. Y, por el otro, un argumento sublime. Se establece cierto “cariño” con todos los objetos que se graban.


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La serie representa un apéndice, una extensión prudente de Breaking Bad. Me parece que desde un principio se supo que si se planteaba confeccionar una brillantez como lo fue Breaking Bad, el objetivo no sería alcanzado. En cambio, conscientes de dónde tenían la vara, se optó por añadir este “apéndice” si se quiere, que fruto de la calidad de producción, redacción y de filmación fotográfica, resultó traernos otra obra maestra más que digna. Como apéndice, agrega información y profundiza personajes como Mike (Jonathan Blanks) y el propio Saul (Bob Odenkirk), cuyos caminos no sabíamos que se habían cruzado pero ¡menos mal que sí! Sé que no es suficiente lo que voy a decir porque a mí también me lo dijeron hace mucho tiempo y no la vi recién hasta hace unas semanas, pero si te gustó Breaking Bad, expandí el universo por acá, porque lo expanden bien. Y ¡Dios mío!, ¡hay que estar a la altura del legado de Breaking Bad, la mejor serie que vi jamás! 

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