Más temprano que tarde, volvieron los domingos de Game of Thrones. Luego del fallido intento de un spin-off, HBO terminó apostando por House of the Dragon, serie que contará la historia de la Casa Targaryen 200 años antes de los eventos de GOT, o como explica un fundido negro en la intro, 172 años antes del nacimiento de Daenerys Targaryen. 25 minutos bastaron para presenciar mutilaciones, dragones, escenas de sexo incomodas, un entramado político, la reconocible música y el trono. Eso, sumado a unas acertadas referencias al show original, pueden empezar a darle tranquilidad a los fieles fanáticos aún golpeados por aquel final en 2019.
Es importante reconocer que este primer episodio es una clase magistral de lo que debe ser un piloto. Tener como guía de este mundo a la serie original ayuda mucho, pero aún así, las presentaciones de los personajes y del detonante de la serie son tan redondas, que la serie podría acabar ahí mismo y funcionar igual. Algo muy parecido al piloto de una pequeña serie que estrenaba por el 2008 llamada Breaking Bad. Todo indica que la lucha por el trono entre Rhaenyra (Milly Alcock) y Daemon Targaryen (Matt Smith) no solo será el encendedor de la historia, sino que, junto al contexto político establecido, podremos ver en ellos los diferentes mundos que le pueden esperar a un reino.
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Este primer episodio demuestra que la serie se entiende a sí misma, lo cual es algo positivo. Sin embargo, la gran duda que envuelve a este show no es necesariamente que funcione. Visto el piloto queda más que claro que es lo que le gusta al público y porque falló el final de Game of Thrones. En su dificultad, encontrar el funcionamiento correcto de la serie, es relativamente sencillo. Entonces, ¿es correcta? Sí, pero ¿brillará? House of the Dragon tiene la difícil tarea de sorprender al público. La frescura de GOT solo queda para ella. Por más gigantesca que sea la producción de esta nueva historia, debe poder encontrar su propio camino. A pesar de que este primer encuentro no ayuda mucho a esa idea, de HBO siempre se puede esperar lo mejor.
