The White Lotus, una de las series favoritas de HBO MAX volvió con la tercera entrega. Se emitirá cada domingo en horario prime a través de Max. Además, incluso antes de su estreno, la plataforma ya confirmó una cuarta temporada. El resort más famoso de la televisión volvió a abrir sus puertas, y nosotros, desde el otro lado de la pantalla, podemos volver a disfrutar de las penurias de la élite adinerada.
Con el inconfundible sello de su creador, Mike White, The White Lotus continúa siendo una sátira social por excelencia. La ficción televisiva nos adentra en la psique de sus nuevos huéspedes y expone sus conflictos internos, sus crisis existenciales y la lucha entre su visión narcisista del mundo y sus anhelos más reprimidos, mientras los choca con la realidad de los empleados.
En esta nueva entrega, la historia se traslada a Tailandia, un destino que envuelve la trama en un halo de misticismo y espiritualidad, y ocasiona un contraste fascinante con las inquietudes triviales de sus protagonistas. Tal como White adelantó en varias entrevistas, el eje de esta tercera entrega sería «una mirada satírica y divertida a la muerte, la religión y la espiritualidad oriental». Sin dudas, este primer episodio late al ritmo de cada una de esas palabras.
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Si hay algo que sabe hacer Mike White es construir pilotos. Siempre logra que aterricen con fuerza y que queramos seguir a estos personajes disfuncionales. Fiel a su estilo whodunit, el inicio de esta temporada vuelve a estar marcado por un asesinato. Pero esta vez no es un simple crimen: son muchas balas, casi una masacre. Luego, el plano característico del barco hace su entrada triunfal hacia la escapada paradisíaca, mientras los empleados del hotel saludan con su sonrisa de catálogo. A bordo, ya están nuestros protagonista.

Los huéspedes de esta temporada
Carrie Coon, Michelle Monaghan y Leslie Bibb interpretan a Laurie, Jaclyn y Kate, tres amigas de toda la vida que se reencuentran en un viaje entre chicas tras años sin verse.
Natasha Rothwell regresa como Belinda, la gerente del spa de The White Lotus en Hawái durante la primera temporada. Ahora, ha conseguido un ascenso que la lleva a este nuevo resort en Tailandia, en lo que parece ser su gran oportunidad profesional.
Jason Isaacs interpreta a Timothy Ratliff, un empresario exitoso de vacaciones con su esposa Victoria (Parker Posey) y sus tres hijos:
- Saxson (Patrick Schwarzenegger), el primogénito que sigue los pasos de su padre en el negocio familiar.
- Piper (Sarah Catherine Hook), la hija del medio, una estudiante universitaria especializada en estudios religiosos.
- Lochlan (Sam Nivola), el menor, que está por terminar la secundaria.
Walton Goggins encarna a Rick Hatchett, un hombre rudo y resentido que viaja con su novia Chelsea (Aimee Lou Wood), una joven de espíritu libre con la que parece no tener nada en común.
Lalisa Manobal (Lisa, famosa blackpink en la vida real) es Mook, una de las mentoras de salud del hotel, mientras que Tayme Thapthimthong interpreta a Gaitok, una guardia de seguridad. Lek Patravadi da vida a Sritala, una de las propietarias de The White Lotus y la mente detrás de su exclusivo programa de bienestar.

Monos al acecho
White nos convierte en espectadores de lujo, observando a través de una ventana aventajada las dinámicas de estos personajes, muchos de los cuales evocan a los de la primera temporada. Hay amigas que juegan a ignorar su crisis de mediana edad, una pareja donde el desequilibrio de poder es tan evidente como incómodo, y una familia que simula normalidad mientras esconden grietas profundas. Todo es exasperante, pero entre el pulso quirúrgico de White y un elenco de lujo, la serie te agarra del cuello con su promesa de caos y no te suelta. Mientras tanto, los monos que merodean el resort parecen anticipar lo inevitable: lo primitivo está a punto de salir a la superficie.
Como si el caos no fuera suficiente, The White Lotus nos tira un guiño muy filoso: el regreso del exesposo de Tanya, ahora con una novia joven a su lado. En este resort, hasta los “fracasados expatriados” tienen su propia etiqueta.
Con una fotografía que deslumbra, una ambientación que te traga completamente y una banda sonora que marca cada latido de la tensión, la serie reafirma su lugar entre las mejores antologías de la televisión. Ahora solo queda sentarse y ver hasta dónde nos arrastra esta marea, con la esperanza de que White no pierda su toque místico en el camino.
La búsqueda de la paz espiritual apenas comienza y se desplegará a lo largo de siete episodios más, cada domingo en la pantalla de Max.